Yellow Hiatus

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La semana estaba a punto de acabarse, y eran muy contadas las veces en las que la Universidad me permitía seguir en contacto con John, y aún mas con Mick─el ahora─ extremadamente ocupado con su proyecto de vida cada vez más alto. Estaba seguro de que Mick era como esas estrellas fugaces que luego de deslumbrarte, quedaban en la memoria de todos para siempre, Yo era una simple luz artificial; demasiado común, demasiado dependiente.

─¡¡¡Vamos a su cumpleaños, Will!!!─ Me dijo John justo en el momento en que iba a tomar el bus hacia mi casa.

─¿Viernes?─ le pregunté antes de que se cerrara la puerta y me pudiera librar de los cuestionamientos del amigo con quién, extrañamente, más hablaba.

me puse mis audífonos, y entre guitarras, pianos, gritos y escalas me llevaban a un lugar oscuro, pero feliz.

me desperté faltando poco para llegar a mi destino, miré mi celular y John me había escrito:

"Si, Viernes. Will."

Una sonrisa se escapó de entre las comisuras de mis labios, Incluso cuando pensaba que la amistad entre Mick y John pendía de un hilo, John daría todo por un rato de felicidad en compañía de la gente que quería.

"¿Estás seguro de que Mick querría algo como tu en su fiesta? SOLO MÍRATE, Eres un desperdicio de existencia y lo sabes" me decía mi mente mientras subía las escaleras, aún no sabía que regalarle pero ya era algo tarde como para planearlo tanto.

─Ehm, ¿mamá?

─Si, hijo. Dime

─La fiesta de Cumpleaños de Mick es éste viernes y... me preguntaba si yo podría ir, es sólo un cumpleaños, te prometo que todo va a estar bien─ le rogué y luego olvidó lo que le había preguntado.

Los días iban pasando mientras la fecha se acercaba, la emoción era notoria, pero de la misma manera estaba seguro de que todos sus amigos iban a estar allí. No sabía cómo iban a reaccionar ante algo, digo; alguien como yo.

La mañana del viernes tenía un tono festivo de por sí. Había ahorrado algo de dinero para comprarle algo bonito a Mick, Aunque sabía que no le iba a gustar tanto, porque era sólo yo quien le iba a regalar algo. Mis clases se acabaron y John me esperaba con ansias. Aún llevaba el uniforme puesto mientras caminamos hacia un centro comercial para buscar algo que gritara el nombre de Michael.

─¿Ropa?─ preguntó John

─Si, idiota. Le vamos a comprar ropa porque tiene muy poquita, ¿cierto?─ estaba en una mezcla de felicidad, sarcasmo y ponzoña.

─Ay, perdón─ se disculpó mientras volteaba la mirada ─y... ¿Si vamos a una tienda cerca a la casa de Mick? He visto cosas bonitas allá.

─Vale─ respondí mientras observaba cómo John seguía con la mirada a un chico que pasó junto a nosotros

─¿Cuánto me das si le digo que está buenísimo?

─Nada ─ le dije algo avergonzado de que nos hubieran escuchado

─Para mi es suficiente─ Empezó a caminar en dirección al chico. LO detuve con mi mano, y, jalando su cuello lo hice bajar las escaleras

─Vamos por el regalo de Mick, ¿si?

Fue una caminata relativamente corta, la tienda con un extraño olor a preservante y limpiador de pisos se dividía en multiples estantes

─Me gusta ésto─ le mostré una libreta/Diario que tenía un diseño bastante bonito, estaba en blanco, dorado y rojo. Pensé en comprarle una grande y una pequeña por si la necesitaba para aquellas veces que le daban explosiones de creatividad, justo como a mi me solían dar.

─¿y qué?─ replicó john Enojado ─ ¿Luego que te diga que eres un Marica y ni la use? No, gracias.

Así haya sido duro, pudo haber tenido razón. Luego de subir bajar y dar vueltas, terminamos en las vajillas y cerámicas, donde John encontró un Big Ben en miniatura.

─Le gustará─ me lo lanzó

─Pero él se siente más como New york─ le respondí

─Entonces buscale una estatua de la libertad, o lo que sea.

volteé a mirar y unos vasos estilo Mason Jar se encontraban pegados a unos termos eléctricos para bebés.

─Esto─ le dije a John mientras se acercaba, ambos sabíamos que era el indicado.

Llegamos y el papá de Mick nos esperaba, nos ofreció una bebida que al parecer tenía alcohol y nos preparamos para la llegada de Mick.

─Ya llega─ susurraron a lo lejos

la puerta se abrió y a penas se encendió la luz lo recibimos con un caluroso: "¡¡SORPRESA!!"

Mick estuvo a punto de llorar así lo negara, fue increíble, y más para haber sido la primera fiesta a la que en mi adolescencia haya asistido, a pesar de que el papá de Mick me ofreciera mucha mas de aquella bebida que a los demás. Me obligaron a bailar pero no fue tan malo, una noche sin estrellas, ni oscuridad en absoluto.

Llevaba rato sin sonreír de ésa forma, la gente reconocía mi existencia. me sentía más humano de lo que había podido llegar a ser, entregué mi regalo y una sonrisa mitad real y mitad forzada salió de Mick, justo como el Gracias arrastrado por su voz.

la noche había pasado volando pero era demasiado tarde como para tomar bus, así que llamé un taxi, el cual en poco tiempo llegó.

el frio me llevó hasta mi casa, en donde me esperaba sonriendo mi mamá. Llevaba mucho tiempo sin sentirme así, extrañaba lo real que se sentía ser querido o por lo menos ser tomado en cuenta. Ser amigo de Mick fue la mejor casualidad que una feria de ciencias me pudo regalar.

The Wrong OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora