Puff Pink

19 2 1
                                    

Estar tan cerca de gente a la cual sabes que les importa muy poco cómo amaneciste hoy porque sabes que mientras estén todos, las cosas se ponen sustancialmente mejores, es uno de los regalos más geniales que me dejó la universidad, lastima que eso haya ocurrido faltando sólamente un mes para que todo terminara. Pocos chicos de mi escuela habían sido elegidos para culminar sus estudios de bachillerato en una inmersión universitaria, era una carga más.

A pesar de ver a Jane casi a diario, muy pocas veces me volvió a saludar, pero era mucho más feliz con todas las personas con las que estaba ahora. Fue extraño que haya tenido que dejar de hablar como lo hacía con John y Mick, las cosas se ponían algo más complicadas, pero igualmente los recordaba todo el tiempo. Cuando no andaba en el grupo de Nate, estaba junto a Sarah, ella era como mi gemela perdida, había hecho todo lo que quise hacer antes de que lo hiciera, ella era hermosa, inteligente y extremadamente dulce. Ella fue la primera en saber lo que sentía por Nate.

─Awwwwwww─ me decía cada vez que en medio de las clases me encontraba mirándolo desde lejos, ya que como usualmente lo hacía, se hacía lejos de mí, por hacerse con Fred. Se acercaba el cumpleaños de Katelyn , una de las chicas del grupo de Nate, y decidimos prepararle una sorpresa, Me sentía mal porque no tenía dinero, y el pastel que Nate iba a comprar así no fuera tan caro, me pareció muy lindo como para negarme a colaborar.

El dia en el que celebramos su cumpleaños pude notar la felicidad que cruzaba por sus ojos, la familia de Katelyn se parecía a mi propia familia, nadie espera nada de mí, y sólamente aguardan a que mis equivocaciones les den la razón de que mis sueños son una basura. Ese dia su mamá se había portado increíble, y le habían regalado un peluche. Esa misma mañana mi mámá gritó que yo era un desperdicio económico, y que si llegara a pasar a medicina, sería para la mediocridad.

Verla sonreír, ver a todos extasiados por ese momento me llenó de felicidad, y así hubiera pasado sólo una semana, me habían hecho sentir como en una verdadera familia. Ella quiso una foto con todos nosotros y de inmediato me puse incómodo.

─Ay dale, es sólamente una foto─ me animó ella.

Traté de sonreír pero no reflejaba mas que pánico y dolor, así que mantuve una cara neutral, pasaron los minutos y tuvimos que volver para recibir la última clase del día. Estaba tan aburrido que decidimos quedarnos afuera y seguir hablando, a pesar de que podríamos ganarnos una falla.

El tiempo pasó volando y entre risas y chistes fue hora de salir, estábamos listos pero mi mente recordó así que tuve que decirlo:

─Chicos─Los interrumpí─Las maletas, quedaron en el salón. ¿alguien quiere ir a recogerlas?

Todos se miraban incómodamente, hasta que una de las chicas se ofreció a ir, otra la acompañó y quedamos entonces 5, esperando a que volvieran con nuestras maletas.

Una de ellas volvió, estaba completamente roja, apenas le preguntamos lo que había sucedido nos contó:

─Cuando entramos, una de las chicas de adelante le dijo al profesor que nos preguntara algo, y como nosotras íbamos de salida, empezó a regañarnos. nos dijo que era el colmo y lo irresponsables que éramos.─ sonrió y dejó las maletas.

─Oigan─preguntó Kate─ ¿y la otra?─

la otra chica salió con únicamente su bolso y por supuesto me di cuenta que todos ya tenían su maleta... con excepción de Nate.

él decidió ir corriendo, y se quedó sentado hasta faltando 5 minutos para la salida, así que fue bastante en vano el haber jugado a misión imposible, porque igualmente salimos con todos los demás.

Decidí esperarlo.

y él decidió acompañarme.

caminamos entre murmullos a medida que salíamos, cruzando el campus.

─Will, ¿Cual es tu mayor miedo?─ me preguntó.

«Todo, dile que eres un miedoso, dile que tu único miedo ya es realidad.»

─Yo le tengo miedo a quedarme solo, pero igualmente ya lo estoy.─ él mismo se respondió, como si fuera un truco para que yo confiara en él.

─Mi mayor miedo es el Obvlivion. Una extinción completa de todo lo que soy, la isolación de saber que mientras siga existiendo, seré un desconocido, un fantasma para todos aquellos a quienes quise conocer.

su cara se arrugó e hizo silencio. No entendía la mitad de cosas que había dicho, pero igualmente me sentí libre al poder decirle a alguien eso.

Hay momentos en los que la llegada de un bus se vuelve menos importante que el tiempo gastado esperándolo.

The Wrong OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora