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¿Qué había hecho mal? Ya pronunciaba bien el coreano, lo sabía. Y creía que el niño de al lado sería más simpático puesto que lo había estado mirando/espiando desde que llegó.

Al principio Luhan pensó que había sido coincidencia, estaba tan concentrado practicando con la pelota que no se dio cuenta de nada más. Pero el segundo día había intentado realizar el truco que vio en los dibujos animados de las cuatro y media y no pudo evitar fijarse que de nuevo ahí había estado, mirando toda la tarde.

Hubo un día que el menor no salió pese a que lo había estado esperando. Lo hizo toda la tarde pero nada. Por eso estuvo contento la siguiente tarde. Su vecino era muy tierno cuando se tapaba los ojitos. Ese cabello negro también le favorecía, en su opinión. Por otro lado, estaba claro que si quería hacer amigos en el barrio, él debería dar el primer paso. O en este caso, ser el primero en saludar.

Con lo que Luhan no contaba era con su pequeño vecino corriendo lejos cuando le habló. Ese niño siempre salía corriendo. Estaba acostumbrado a no verlo bien por culpa de los barrotes y a sólo observar sus piernas corriendo.

No había derecho. Él no pidió mudarse de país a uno en el que ni siquiera entendía bien el idioma. No tenía la culpa de que su pequeña familia fuera perseguida por cobradores de deudas. Tenía catorce y sabía perfectamente lo que eso significaba. Pero lo que ahora quería era saber cómo hacerse amigo del vecino.

Y pensaba averiguarlo.   

EL VECINO (HanHun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora