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Hoy hacía dos semanas desde que vio al chino. Su hermano estaba extraño, vestido y arreglado como si alguno de sus amigos fuera a venir pero ninguno lo hizo. Incluso le hizo la comida cuando normalmente debía rogarle por un bocadillo. ¿Chen estaría enfermo? Su comportamiento no era normal pero qué iba a saber Sehun sobre los malvados planes del mayor, quien pretendía verse bien por si aquel chico venía. Luhan. 

Sin emabrgo, no lo iba a hacer. El moreno sabía que como siempre se verían a las cinco. 

Se suponía. 

Porque a esa hora el pequeño Sehun estuvo parado en su balcón, mirando a la casa contigua y nadie salió. Las persianas bajadas y la ausencia del coche familiar le tendrían que haber indicado algo pero su entusiasmo no le dejaba apartar los ojos de la puerta principal por donde Luhan debía salir. 

El sol ya estaba bajo y el cielo de un color rojizo cuando una furgoneta negra derrapó para parar de golpe frente a la entrada de su vecino. Varios hombres bajaron de ella, un par grandes como armarios y otros dos altos y con bates. Al menor no le parecía que fuera para jugar béisbol. De la puerta del copiloto bajó otro chico más, con el cabello blanco y corto de los lados. Pudo ver sus cejas juntas y fruncidas, con unos corten en ellas y algo relució en su oreja. Un pendiente, tal vez. 

¿Por qué era el único que no iba vestido de negro y con la cabeza tapada con pasamontañas?

 ¿Por qué sacaba una pistola de su espalda? 

¿Y por qué levantó su mirada para verlo, con esos labios en una mueca? 

Sehun tenía esa molestia en su estómago que le advertía de que algo malo pasaría. No dudó en entrar corriendo a su habitación cuando ese hombre lo apuntó. 

Tenía que decirle a Chen que Luhan estaba en peligro. 

EL VECINO (HanHun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora