Capítulo 9

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Un día más de trabajo que hacía de su mente explotar. Había dejado a Bruno en casa con Guillermo y eso era lo único que lo podía mantener tranquilo.

Hace media hora estaba atascado en el tránsito y estaba llegando diez minutos tarde. Estos días estaban siendo los peores, ya que el juicio estaba cada vez más cerca y él parecía retroceder cada vez más. Sólo esperaba que todo salga bien y como tantas veces había deseado porque no sabría que hacer si la empresa queda a nombre de la competencia. Sería una decadencia muy grande y la mayoría de sus trabajadores, incluyéndose él, se quedarían sin trabajos. Y no es nada fácil conseguir un trabajo bueno en estas épocas. Tan sólo necesitaba pasar estos días, conseguirse unos muy buenos abogados, aunque ya tenía unos muy buenos a decir verdad. O simplemente esperar a que ellos se apiaden de su bondad y les deje la empresa tal y como está ahora.

Cosa que Samuel ya tiene más que asumida, nunca va a pasar.

Al fin había llegado al trabajo. Fue recibido por el agradable portero que, como siempre, lo recibió con un saludo cordial y una sonrisa muy grande. A veces Samuel se preguntaba cómo podía estar todo el tiempo de buen humor aquel hombre. Cree, está muy seguro, que nunca lo vió enojado o con algún semblante muy serio. Siempre tarareaba o silbaba la hora de limpiar. Abría las puertas con una energía que era sumamente alegre para el sólo hecho de abrir puertas y te recibía con una energía que para muchos, podía ser un buen comienzo.

Samuel respondió los "buenos días" del hombre y subió por el ascensor al último piso del edificio. A veces piensa en cambiar de lugar su oficina, ¿A quién se le ocurrió que ponerla en lo más alto era una buena idea? No sabía pero Samuel seguro ya lo estaba odiando. Si es que es inútil ponerlo allá arriba. Lo único bueno que tenía era las vistas, porque ni siquiera necesitaba tanto espacio como lo tenía. Si es que hasta Frank debe estar más cómodo que él, y su oficina es un poco menos de la mitad que la de Samuel. Tal vez le pediría cambiarsela, aunque sea una locura.

Llegó al piso, y fue recibido por unos tacones sonando fuerte en el suelo y una mirada enojada.

—Los abogados ya están en la oficina Samuel, ¿Cómo te puedes tardar tanto?— El mayor paralizó y es que se había olvidado completamente de que los abogados vendrían también hoy a hablar con el.

—Dios... lo he olvidado— Caminó rápido y entró a su oficina sintiendo un ambiente tenso y para nada bonito. Las miradas de los cinco abogados estaban sobre él, mas la de su madre. Y esa le aterraba más que la de cinco hombres musculados. La de una señora grande con ojos decaídos por la vejez. Pero es que daba hasta miedo la mirada de reproche que tenía la mujer para Samuel. Típico de madre. Persiste ese miedo en las personas, aún cuando tienes más de 20 años.

—Siento llegar tarde, el tráfico...— Se sentó en su silla detrás del escritorio y comenzó una de las charlas más largas que podría tener en toda la semana.

La reunión de hoy, si mal no recordaba, consistía en terminar de debatir cuales eran los puntos a favor que tenían y el plan a llevar a cabo para que todo pueda salir bien. Si bien su padre había firmado aquel papel hace unos años, ya pasó mucho tiempo y eso podría ayudar a que sea nulo aquel contrato. Que por alguna razón que el mayor no entendía, el contrato vencía. Los abogados habían explicado que era algo judicial que tal vez nunca entendería, tan sólo se lo tenía que dejar a ellos que lo arreglarían todo. Samuel estaba confiando en cinco hombres que había conocido hace un mes. ¿Por qué nunca se consiguió un abogado? Hay veces que odia a Samuel del pasado. Tan sólo quisiera una máquina del tiempo para volver atrás y estamparle el portafolios al Samuel de aquellos años.

Quedaba confiar en sí mismo, y en aquellos hombres.

(...)

Ya era la hora de que Bruno tomara su segunda dosis de pastillas. Era raro pensar eso para él ya que parecería que el niño se drogase frecuentemente, y aunque así era, la droga estaba legal y de hecho ayuda a la salud del niño. A veces tenía unas cosas en la mente que lo hacían dan un revuelo de pensamientos.

El Niñero de Mi Hijo⚽WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora