Capítulo 17

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Creía que los lunes era el peor día de la semana. Y no porque comience o algo por el estilo, sino, porque siempre era el día más ajetreado de todos. Es que tenía tantas cosas para hacer los lunes, que parecía que no hubiera trabajado años. Y el único día que no trabaja eran los domingos, pero al parecer en la duración de éste, pasan miles de cosas. 24 horas son suficientes para que los lunes de Samuel sean el mismo infierno. No salía de su oficina en las primeras 5 horas que tenía adentro de edificio, y sólo sale porque está obligado a tener su descanso diario de media hora para almorzar algo. Aunque muchas veces se queda almorzando en su oficina mientras sigue trabajando. De todas formas era lo mismo, porque ni bien terminaba de almorzar, volvía a su oficina a seguir con lo que hacía.
Pero no era el único a todos ahí les pasaba igual. Había días que tenía que ir a buscar su café el sólo -y no es que le moleste ir a buscar café- porque Esperanza también tiene un montón de trabajo. Frank, que siempre iba a dar una vuelta por el piso de Samuel en su descanso, lo que hacía era pasarse todo el día en la oficina, resolviendo cosas o viendo papeles que llegan en las horas del domingo.
Todos, de verdad, odiaban los lunes.

Y hoy era muchísimo peor. Porque no sólo era lunes, no sólo tenían un montón de trabajo, sino que también, se les había agregado un problema a todo el asunto que tenían con el juicio por la empresa; dos abogados había renunciado. Y Samuel no entiende de dónde saca tanta mala suerte. Ha intentado de todo para que vuelvan, pero simplemente, la competencia se había encargado de comprarlo. Gracias al cielo que uno sigue de su lado, porque sino, estaría en la mismísima mierda. El juicio era el mismo jueves de esa semana, y necesitaba encontrar abogados que puedan tomar el caso a tan pocos días del juicio. ¿¡Donde iba a encontrarlos!? Es que sabía que era casi imposible, ningún abogado aceptaría eso, estarían ya en la pérdida, y sólo por un maldito contrato que firmó su padre hace años. Quería mandar todo a la mierda, pero por alguna razón no lo hacía. Necesitaba una salvación, algo que le dé esperanzas en todo este embrollo y que pudiera hacerlo volver a vivir con tranquilidad.

Ah porque se le había ido la tranquilidad ni bien entró al edificio. Fue demasiado raro y anormal el día de hoy. Bueno, lo estaba siendo. Cuando ni bien entró, el portero no se encontraba en su lugar barriendo y limpiando, cosa que puede pasar, pero era demasiado extraño. Siempre él estaba ahí, atento a cualquiera que entre y más siendo las primeras horas del día; tenía que hacer buena letra con Samuel para que no se despedido. Aunque sabían todos que eso jamás pasaría, ya que era el hombre más bueno del mundo -Samuel y el portero -
El primer problema se instaló en la empresa cuando uno de los ascensores no funcionaban, por lo que ni bien llegó a su piso, tuvo que encargarle a Esperanza que llame ya mismo a alguien que sea capaz de arreglar eso, porque su hombre de mantenimiento se había ido hace tiempo, y a ninguno se le ocurrió reemplazarlo porque jamás tuvieron un problema con eso. Menos hoy, claro.
Una de las computadoras de los contadores tampoco estaba funcionando, pero para eso tenían repuesto. Era un día de malas y Samuel no entendía como seguía vivo todavía. Sólo esperaba que por favor, se termine lo más rápido posible y después de haber encontrado por lo menos, un abogado más.

(...)

Estaba cansadísimo. Guillermo y Bruno, habían jugado toda la tarde a cualquier cosa que al menor de le ocurriese. Y no mal entienda, a Guille le encantaban esos juegos imaginativos que tenían los pequeños, esa mente pensante que los invadía y los hacía crear un mundo increíble por el cual jugar, al mayor le fascinaba. Pero estaba demasiado exausto. Se la habían pasado corriendo sin destacando desde que llegó hasta el pequeño se durmió. Y cree firmemente en que el que se haya dormido es a causa de estas hormonas a flor de piel; el chocolate le hacía volverse loco de repente, pero Guillermo nunca iba a dejar de darle chocolate de todas formas, sólo para hacerle la contra a Samuel, nada más allá de eso.

Ay si pensaba en Samuel se podría quedar horas enteras mirando a la nada, con su cabeza dando vueltas en la suerte que tuvo de encontrar a alguien como él. Es que hace tanto no tenía una persona linda y dedicada a su lado. No se conocían demasiado tenía que admitirlo, y todos había sido muy apresurado, pero le encantaba. No podía mentir, le fascinaba todo el romanticismo a primera vista que habían tenido. Era una sensación hermosa porque él sí se había enamorado a primera vista de aquel hombre, quizás no lo había notado pero había pasado, y no tenía razón para negarlo. Fue verlo y caer rendido a sus pies de una. Sin pensarlo, sin calcular las consecuencias que podría llegar a tratar el que te enamores a primera vista, cayó. En sus ojos, en su boca, en su hablar, en su excelente trabajo como padre. Simplemente se había enamorado de él, y de su hermoso cuerpo que sabía que tenía. No porque lo haya visto, ojalá pensaba, sino porque se notaba. Además de que Guillermo le había contado que iba al gimnasio por lo que era mucho más que obvio. Iría al gimnasio junto con él para verlo hacer esas cosas, pero era demasiado vago para ello. Además que cuidar a Bruno era demasiado trabajo.

La cuestión estaba en Samuel y en lo bien que él lo hacía sentir. Él y Bruno, desde el primer momento lo hicieron sentir bienvenido, el pequeño sobre todo. Habían creado una conexión desde el comienzo y eso era algo que le causaba demasiada emoción a Guillermo. Saber que desde un principio, todo había sido perfecto; como dije, amor a primera vista. Para ambos, se habían enamorado de Samuel, pero también adoraba a Bruno desde que había entrado por esa puerta. Es que atarle los cordones a un pequeño era cosa de unión eso era más que sabido.

El timbre lo sacó de sus pensamientos, extrañado. No esperaba a nadie y Samuel no le había dicho que alguien venía. Ya era demasiado tarde, por lo que tal vez era el mismo Samuel el que tocaba el timbre, se habrá olvidado sus llaves o sólo querrá bombear.
Con eso asegurado en su cabeza, fue a abrir con una espléndida sonrisa.

—¡Ho...— Pero su voz se silenció ni bien abrió la puerta. Sus huesos se quedaron estáticos en su lugar.

—Hola, Guille— Una sonrisa malévola se dejó ver en el rostro de la persona que estaba frente al, entre ellos, menor.

—¿Qué haces aquí?—

—¿Acaso no extrañabas a tu novio?— Preguntó Arian, acercándose un paso a Guillermo.

~•~•~•~

Todos sabemos que dejar así un capítulo, es mí hobbie.

QUE TALLLLLLL!?

Saben qué? Creo que me llevo geografia, así de la nada, como dato del día.

Ay rimo.

Llevársela = suspenderla.

Cómo están bellísimas personas que me alegran los días? Estoy a tope con los capítulos.

Saben? Después de que termine esta historia y "Tengo... Hijos!?" (Que la pueden leer está en mí perfil), voy a publicar la segunda temporada de otra de mis historias ("El Salón de Detención", pueden leerla también en mí perfil<3) y una historia más (que todavía no publiqué, pero ni bien lo haga pueden leerla en mí perfil, bueno ya paro), así que creo que me van a tener acá un buen tiempo más. En realidad tengo como ocho mil historias en borrados y todas me gustan mucho, (es que soy una mente pensante) así que en cualquier momento les traigo una encuestita para ver qué historia quieren que haga primero. Hice lo mismo la vez anterior y salió ganando esta ❤

En otras noticias, que les pareció el capítulo? Arian no va a dejar de joder nunca, si se lo preguntaban, ya se los digo yo. ¿Qué pasará con la llegada de este chico? Ni yo lo sé, así que no me pregunten.

Muchísimas gracias por estar hoy y siempre y hasta siempre, ahre ojalá.
Los adoro y lo saben, me adoran y lo sé. Es un amor mutuo, me gusta la idea.
Espero que les haya gustado mucho muchito, o por lo menos un poquito yyyyyyyy

Nos leemos otro día❤

Luna❤

El Niñero de Mi Hijo⚽WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora