—Adiba, pa—
La mañana de Samuel quizás no sería la mejor, pero no podía quejarse si tenía a un pequeño despertándolo.
Su sueño no era muy pesado, así que con el simple hablar y un poco de sacudida leve de su hijo, ya podía despertarlo de su agradable sueño. Y aunque bueno, todo hay que decirlo, odiaba que lo despierten. Pero a su hijo no podía decirle nada.Abrió ambos ojos para encontrarse con la agradable mirada de su pequeño, expectante a su despertar.
*Imagen de Multimedia del pequeño*
Era irónico que su niño de 4 años lo despierte a él, en vez de que se al revés. Y es que desde que se hizo jefe de su empresa, el tiempo que tenía para compartir con su hijo era escaso, tanto que casi ni pasaba tiempo en casa, y el sueño lo consumía aún más. Se levantaba a las siete, se iba ocho y media, y llegaba de nuevo a casa tipo ocho de la noche. Algunos días más, algunos días menos.
Cuando esto ocurría, anteriormente se lo dejaba a su madre o a veces con su amiga que, gracias a Dios, era la mejor amiga que pudiera existir en el planeta. El pequeño amaba a aquella mujer tanto como Samuel, y era suficiente para él. Pero estos últimos meses, su madre ya no podía cuidar de su hijo, pues las fuerzas no son las mismas que hace años y la paciencia para con un niño de 4 no existía. Y Laura, su mejor amiga, había conseguido un trabajo nuevo el cual le ocupaba sus horas del día, y no podía darle un encargo más como su hijo, quien era muy energético y eufórico, y como todo niño, le encantaba jugar.
Lastimosamente, el niño se sometía a tener niñero tras niñero. Se podía decir que Samuel todavía no había encontrado aquella perfecta persona capaz de hacerlo sentir cómodo al dejarle a su hijo. O eran muy estrictos, o muy poco divertidos... algunos, hasta llegó a pensar que maltrataban a su hijo, pero no tenía ninguna prueba para denunciar o algo así. En realidad, Samuel era muy exagerado. Su mundo giraba al rededor del pequeño y con tal de que no le pase nada, podía hacer cualquier cosa. Su vida era su hijo y encontraría a una persona capaz de hacerlo sentir bien al pensar que está con él o ella.
—Buen dia, hijo— Le contestó el mayor despeinado los cabellos del menor haciéndolo reir. Risa que le encantaba escuchar y saber que él la provocaba. Le causaba mucha satisfacción saber que el pequeño lo tomaba como un buen padre. El sólo ver como su niño sonríe, le hace saber que su labor como padre, estaba cursando bien.
Las veces, que agradece que fueron pocas, que vio a su hijo llorar, la mayoría fueron por golpes que él no pudo evitar. Y el sólo ver a su hijo con los ojos llorosos le rompía el alma en mil pedazos y hacía lo que sea para que él deje de llorar.
Se despertó del todo, levantándose de la cama seguido de su pequeño. El día no estaba muy fresco pero el ver al niño descalzo y sin su camiseta lo hizo enloquecer.
—Hijo, que está fresco... ¿Que haces así?— Lo tomó en sus brazos y lo llevo a su habitación para vestirlo. El pequeño rodó los ojos y es que con su poca edad, se podía decir que era el que mejor conocía a su padre. Sabía sus manías, su forma controladora de ser y sus ganas de que todo esté simétricamente colocado. Vamos, era sólo ver el cuarto del menor el cual tenía las figuras de acción puestos en un estante, de forma simétrica y un número impar, lo cual haga que exista un medio en esa fila de juguetes. Una locura para el pequeño, una gran satisfacción para el más grande.
—No hace fio...— Dijo el niño al ver como Samuel tomaba una pequeña sudadera y se la tendía para que se la coloque. El mayor lo miro fijo y le lanzó una mirada de "hazme caso o hazme caso". El pequeño bufo y se colocó la sudadera encima de una camiseta que tenía ya preparada de la noche anterior.
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El Niñero de Mi Hijo⚽Wigetta
Fiksi PenggemarSamuel es una persona estricta y simétricamente organizada. Es dueño de una enorme empresa, la cual le ocupa mucho de su tiempo y se lo quita para compartir con su hijo. Estará buscando un niñero para el pequeño y para su sorpresa, encontrará a uno...