Capítulo 12

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El hospital estaba vacío, por la hora en la que la noche había caído. Las luces todas encendidas, alumbraban los rostros tristes de los presentes. Hace tres horas que Bruno estaba ahí dentro, y hace tres horas que ninguno de ellos, sabe algo al respecto. Sus corazones, tal vez demasiados tranquilos comparadas con su mente, latían a un paso lento y calmado. En su cerebro, miles de opciones empezaban a hacerse ver. Miles de formas en las cuales podía terminar esta noche; Sin Bruno, con Bruno pero... Y Samuel, sinceramente, él sólo quería abrazar a su pequeña y pedirle perdón por ser tan mal padre. Y es que de sentaron demasiado mal, demasiado culpable. Sólo tenía que darle las pastillas todos los días de su vida, sólo tenía que comprarlas una vez al mes y eso alcanza para todos los días; no le alcanzó. No pudo darle una pastilla, por un sólo día, y ahora se encontraba aquí. Nunca supo que pasaría si no le daba alguna, porque nunca se le había cruzado por la cabeza el no darle. Siempre fue su prioridad. Siempre fue su mira en todo el día, y hoy falló. Tal vez no solamente a su hijo, sino también a él.

Se sentía solo, triste y en un lugar inhóspito, a pesar de ser un hospital. Aquellos lugares nunca le daban buenas sensaciones. Se sentían carentes de tranquilidad y belleza, vacíos de almas con esperanzas. Y es que hasta los mismos enfermeros y doctores deben tener poca fé en aquel lugar. A pesar de ser lo último que se pierde, la esperanza corría rápido por estos lares... por lo menos para Samuel. Y su poca capacidad de esperar, su poca paciencia, no ayudaban en el asunto.

Guillermo podía ver lo nervioso que se encontraba y aunque él también estaba muy preocupado, es obvio que Samuel estaría el doble de mal. Tal vez el triple o cuádruple, pero lo estaría. Sin dudarlo. Su mundo se había caído en cuestión de segundos, si tan solo, todos pudieran ver el rostro que el mayor había puesto en aquella llamada, podría entender que el mundo de Samuel se había destruido. Habían pasado de una agradable cena que estaba siendo mejor que cualquier cosa que pudieron haber tenido, para pasar a una sala de hospital en espera de algo que no saben cuándo llegarán.

—¡Estoy cansando! ¿Qué tanto pueden tardar?— Samuel se levantó de su asiento, sobresaltando a las otras dos personas que se contrabando allí acompañándolo. Estaba enojado y muy poco paciente como para seguir esperando alguna señal del universo que le diga que todo iba a estar bien.

—Samuel, debemos esperar, no sabemos qué pasó ni cuál fue la reacción— Guillermo se acercó al mayor, proporcionándole un par de masajes en la espalda. El mayor se giró, dándole una vista completa al menor de como sus ojos estaban a punto de derramar lágrimas de cansancio y enojo. Mucho de ambos.

—No puedo, Guillermo, ya estoy cansado. Necesito verlo, necesito saber qué está bien. Lo único que tenía que hacer es cuidarlo... ¡Y no lo hice!—

—Es la primera vez que te pasa, Samuel, tu hijo lleva bien cuidado casi cinco años de toda su vida. Escúchame, en esta semana que te conozco, has cuidado mejor de tu hijo que yo de mi sobrina. Samuel, eres el mejor padre que he visto en mucho tiempo, y aunque sea triste, hasta en las enfermedades hay una primera vez para todo. Ésta es tu primera vez y ambos van a poder afrontarla.—  El menor había tomado de los hombros da Samuel, para que él sólo se concentre en su mirada. Tal vez se había explayado mucho en lo que dijo, pero había dicho tantas verdades que hicieron a Samuel plantearse su valor como padre. Tal vez si lo había hecho bien, ¿No?

—No, Guille, no. Necesitaba cuidarlo para siempre, no sólo casi cinco años, ¿Mira si le pasa algo ahora? Yo no podría perdonarlo, no podría vivir con esa culpa. Soy un mal padre, Guillermo, tal vez el peor que...— Y se calló.

O lo callaron con el beso más suave y lento que alguna vez pudo dar.

Los labios de Guillermo se movían suaves sobre los de Samuel. Los movimientos eran lentos y llevaderos. Se sentía la electricidad que podía habitar en aquel beso, y eso que sólo uno de los dos estaba moviendo los labios. Samuel trataba de asimilar la situación, y para cuándo él reaccionó, agradeció que Guillermo no se haya cansado de moverse solo.
El mayor comenzó a mover los suyos, al compás de los del menor. Chocaban sus narices por cada movimiento que hacían y las manos de Samuel, no tardaron en llegar a la cintura de Guillermo. Éste rodeó el cuello del mayor con sus brazos, deleitándose con lo asombrosamente suave que era la cabellera de Samuel al acariciarla.

Se separaron, muy a su pesar, mirándose a los ojos. Sintiendo como en sus mentes sólo se repetía el beso una y otra vez, haciéndolos sentir como si no se detuviera nunca. Como si ese momento, fuera infinito. Sentían la ausencia del otro en sus bocas, pero a pesar de eso, no querían volver a unirse. Sólo querían mirarse, por eternos segundos. Tal y como lo estaban haciendo.

—No dejabas de hablar...— Se excusó Guillermo, luego de establecer un silencio por minutos. Samuel sonrió.

—Empezaré a hablar más seguido si así me vas a interrumpir...— Y  volvieron a sellar sus labios, con los del otro, sintiéndose en un bucle infinito del cual no querían salir. No querían deja de vivir. Esta vez con más confianza, esta vez, ambos siendo parte desde el principio y sintiéndose a pleno. Como hace años ninguno de los dos se sentía. Sólo querían vivir ese momento ahora y siempre, sin que nadie pueda interrumpirlos.

Nadie excepto el doctor que acababa de salir de la sala de urgencias.

—Familiares de Bruno De Luque— Y se separaron como si la vida les fuera en ello. Laura, que se había quedado estática por el beso que se habían dado, estaba sonriendo tranquila. Ella se sentía demasiado culpable con todo lo que había pasado, y todavía estaba sintiendo esa opresión en el pecho que no la dejaba respirar, pero ver a Samuel feliz, de alguna forma, había logrado calmarla. Samuel era como un hermano para ella, y hace tanto tiempo que no lo ve con una sonrisa de enamorado que el sólo hecho de verlo sonreír, ya podía curar hasta la más mínima culpa.

—Soy el padre...— Samuel se acercó al doctor junto con las otras dos personas que lo acompañaban. 

—Su hijo ha sufrido un ataque muy severo, pero por suerte hemos podido estabilizarlo. Lamentamos la demora, pero hubo un momento en el que se complicó, pero ya está todo más que resuelto. Se tendrá que quedar unos días aquí por temas de seguridad. Y por favor, no olvide de darle las pastillas. No pueden pasar a verlo hasta mañana, así que les recomiendo que vayan a dormir y vuelvan a las 9. Va a estar bajo un muy bien cuidado, quédese tranquilo.— El doctor extendió su mano para estrecharla con Samuel y este le sonrió agradecido.

—Gracias, doctor, de verdad.—

—No hay de qué.— Y se retiró caminando.

~•~•~•~

OSTRAS CHAVAL! Ahre

Como amo esa expresión...

Qué tul? Cómo se encuentran??? Hace cuanto que no nos leemos? Un par de semanas, lo sé.

¡LLEGAMOS A TRES MIL ESTRELLITAS!
ESO SÍ QUE ES OTRA ONDAAAAA ahre lo siemto, amo esa película.

Muchísimas gracias por eso, de verdad, me encanta que sigan apoyando la historia tannnnnto!

Dentro de poco quizás actualice también "Tengo... Hijos!?" 👀
Y quién sabe, talvez se acerque el Epílogo de "El Salón de Detención"... Todo depende de como se porten 👀👀 ahreno.

Bueno, espero que les haya gustado. A mi me está encantando todo esto, y tal vez estamos más cerca del final de lo que se esperan. ¿Cuándo días lleva Guillermo cómo niñero? ¿Cuatro? ¿Cinco? Recuerden que son siete de prueeebaaa 👀👀👀👀👀

Fan fan fan

Muchísimas gracias otra vez! Espero sigan siguiendo :v esta Historia y

Nos leemos otro diaaaaaaaa

Luna❤

PD: No se enamoren :'v bueno sí, pero no mucho jeje

El Niñero de Mi Hijo⚽WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora