》three《

974 28 0
                                    

Las estaciones cambiaron, pero la tormenta emocional persistía, nublando cada rincón de mi ser con tristeza y furia. El destino, indiferente a mi deseo de evitarla, conspiró para entrelazar nuestras vidas de manera más profunda. "Lo único que pedí el primer día de clase fue que no me tocara contigo en clase... Pero qué sorpresa, estamos en la misma clase", suspiré con amargura, como si la ironía del universo se burlara de mis ruegos.

Cada día en la misma aula era un recordatorio constante de la distancia que se había forjado entre Lauren y yo. Las sombras de nuestro pasado oscurecían cualquier destello de luz que intentara infiltrarse en el presente. Las miradas evitadas y los suspiros ahogados eran el eco de una amistad quebrantada.

La tristeza se enredaba con la furia en cada interacción, cada palabra intercambiada resonaba con la carga emocional de un pasado que no podía ser olvidado. No quería saber nada de Lauren, porque en sus críticas encontré un dolor que se quedó arraigado en mi corazón como una cicatriz indeleble.

Las clases se convirtieron en un campo de batalla silencioso, donde las palabras no pronunciadas eran tan ruidosas como un grito. Mis ojos evitaban los suyos, y su presencia se sentía como una sombra constante acechándome desde los rincones de la sala. El aire estaba cargado con una tensión palpable, como la calma antes de una tormenta que amenazaba con desencadenarse en cualquier momento.

Lauren, a su manera, también llevaba el peso de nuestro pasado. Sus ojos reflejaban un arrepentimiento que yo no estaba dispuesta a aceptar. Pero en medio de la tristeza y la furia, ambas éramos prisioneras de una realidad incómoda.

Y así, atrapadas en el torbellino de nuestras emociones, la clase se convirtió en un escenario de encuentros forzados. Cada día era una batalla por mantener la compostura, una lucha contra el deseo de gritar la tormenta que rugía en nuestro interior.

"más que amigas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora