"más que amigas"

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Fuiste la primera que, al verme sola, me aceptó. En medio de la expulsión de un grupo que alguna vez consideré fundamental, encontré refugio en la inesperada conexión que se estaba tejiendo entre nosotros.

Querías tenerme cerca de ti, y yo tenerte a ti. El deseo mutuo de superar las barreras emocionales que nos separaban se volvía cada vez más evidente. En este nuevo capítulo, nuestras almas buscaban consuelo y entendimiento en la compañía del otro.

A medida que compartíamos más tiempo, las sombras de desconfianza y rabia cedían ante una nueva luz. Las risas compartidas y las confidencias reemplazaban las tensiones que alguna vez dominaron nuestra relación. Descubríamos que, a pesar de las heridas del pasado, la conexión que nacía entre nosotros tenía el poder de sanar.

En la clase de música, donde antes resonaban las notas desafinadas de nuestra historia, ahora emergían acordes más armoniosos. La expulsión de aquel grupo de "amigas" reveló que, en realidad, nunca habían sido amigas verdaderas. La traición, aunque dolorosa, nos liberó de cadenas que no éramos conscientes de que llevábamos.

Con el correr de los días, nuestras vidas se entrelazaban de maneras que ni tú ni yo podríamos haber predicho. La aceptación mutua se convertía en el fundamento de esta nueva etapa, y aunque aún existían desafíos por enfrentar, el apoyo incondicional que encontré en ti se volvía mi faro en la tormenta.

Así, en esta sinfonía inesperada, nuestras almas compartían un espacio donde la comprensión y el afecto superaban las disonancias del pasado. El futuro, antes oscurecido por las incertidumbres, ahora se dibujaba con trazos de esperanza y la promesa de un entendimiento más profundo entre nosotras.