"más que amigas"

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La revelación de que tenías una novia resonaba en mi pecho de manera inesperada. Dije que me alegraba por ti, pero la verdad era que una mezcla de emociones tumultuosas se agitaba en mi interior. El velo de la aceptación mutua que habíamos tejido entre nosotros se veía desafiado por este nuevo giro.

Aunque mi expresión exterior se mantenía serena, por dentro, la noticia resonaba como una nota discordante en la partitura de nuestra conexión. Mi corazón, enredado entre la felicidad que debería sentir por tu liberación y la complejidad de mis propios sentimientos, latía en un compás incierto.

La siguiente sorpresa llegó cuando decidiste salir del armario con la mayoría del instituto. Subiste una foto besándote con ella, desafiando las expectativas y revelando abiertamente tu identidad. Mientras las redes sociales se llenaban de comentarios y reacciones, mi propio mundo interno experimentaba un terremoto silencioso.

Las felicitaciones y el apoyo que recibiste formaban una sinfonía de aceptación que reverberaba en los pasillos del instituto. Tu valentía inspiraba a muchos, pero en mí despertaba una confusión insondable. La imagen de vosotras dos besándoos, aunque poderosa en su mensaje, avivaba un fuego latente de incomodidad en mi interior.

Mientras intentaba procesar esta nueva revelación, comprendí que la aceptación de mi propia verdad era crucial. No solo se trataba de aceptarte a ti, sino también de confrontar mis propias emociones y expectativas.