El martes amaneció nublado. Tiz caminó hacia la ventana, sintiendo como el frío entraba por las plantas de sus pies hasta adueñarse del resto de su cuerpo. Tomó la cadena que controlaba las persianas y tiró de ella. dejando un hilo de luz pálida entrar a su habitación.
Hacía apenas dos meses desde que se había mudado sola. Ahora, en vez de vivir con sus padres y hermana, Tiz vivía con dos estudiantes de artes plásticas que eran casi de su edad. El refrigerador, usualmente lleno de comida preparado por su madre, había sido reemplazado por uno atiborrado de verduras congeladas y carne precocida. Y la sala, que estaba acostumbrada a ver decorada con flores, se había convertido en un espacio semivacío sobre el cual reposaba un sillón blanco con cojines rojos y un tapete con estampado de zebra.
Tiz salió de su habitación y se sirvió una taza de café de sobre.
"¿Lista?" le preguntó su reflejo en el horno de microondas.
- Lista - dijo ella en voz alta. Se miró y se sintió insegura de la imagen que le devolvía el electrodoméstico. Bajo el cabello teñido y los cientos de seguidores en las redes sociales, lo único que había era la misma niña pálida de siempre.
***
El timbre sonó y la sacó de su ensimismamiento. Era el vigilante del edificio, que estaba ahí para anunciarle la llegada de un visitante. Beatriz tragó saliva con dificultad y autorizó su entrada. Una copa de vino, originalmente llena, reposaba sobre la barra de la cocina. La joven, sintiendo un recuerdo de sus 17 años palpitar en en abdomen, se acercó a ella y la tomó con cuidado. Inhaló profundamente, luego dio un largo trago. El timbre sonó nuevamente y ella sintió que le arañaba la cabeza.
- Voy - dijo sin gritar.
Inhaló nuevamente y se apresuró a tomar la manija de la puerta. No abrió. Se olió a sí misma, asegurándose de que su perfume de vainilla seguía en su piel, y luego se acomodó el cabello.
- ¿Tiz?
La voz al otro lado de la madera la estremeció.
Puso una sonrisa y abrió la puerta.
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Sobresaliente: Parte II (completa)
Short StoryÉl era mayor que Tiz por 13 años. Tiz tenía 19 y era su alumna en clase de literatura inglesa. Y ambos sabían que no debían involucrarse.