El Hijo Del Director (Liam Payne, Louis Tomlimson y tú.)

Capítulo 40

10 Meses después.

Cumplí 18 años, terminé el instituto y estoy viviendo con Louis. Nuestra relación va bien, nos hemos prometido. Por los estudios y el trabajo nos vemos menos. Aún así saca tiempo en su agenda para ir a dar un paseo.. a cenar... o para nuestras intimidades.

Sigo estudiando con Zayn, ambos elegimos la misma carrera. Niall, María y Harry vienen todos los fines de semanas a vernos.

De Liam pues... no sé nada, varias veces he creído verlo, grito su nombre y cuando me acerco... o no es él o no hay nadie. No sé si ha cumplido su palabra y me observa desde lejos. Suelo pensar en él, muchas veces...

Tengo que ir a la biblioteca, cojo mi minicooper nuevo y conduzco hasta allí. Hace un buen día, así que me pongo mis gafas de sol. Louis seguro que esté ahora recogiendo para volver a casa. Un coche negro cruza por delante de mí, saltándose un stop y chocando contra el capó. Pega un frenazo.

Salgo del coche y miro su estado.- Oh... Dios... ¿Estás loco?-Le grito al conductor que no ha salido del coche.

-Solo te ha rozado, el mío está peor que no enciende para darme la fuga.-Dice algo chulo.

-Pues ese roce casi me cuesta la vida, gilipollas.-Grito.

-Eh, eh, sin faltar que yo no te he insultado a ti...-Abre la puerta y se levanta. Saca las llaves del coche.- Hay que ver como sois las mujeres.

Se da la vuelta y ambos quedamos mirándonos durante algo más de 5 segundos.

-¿Li... Liam?-Digo quitándome las gafas.

-____.-Saca una dulce sonrisa.-Lo siento, no sabía que eras tú.

-Ni yo que eras tú...- Le sonrío

Estaba tan guapo como siempre, con una blusa blanca y una chaqueta de cuero negra. El pelo despeinado y... esa sonrisa tan perfecta.

-¿Cómo estás con Louis?-Pregunta cambiando de expresión en su cara. No quita su vista de mi mano al ver el anillo.

-Pues bien...-Digo algo triste.- Me voy a casar dentro de dos semanas.

-Ahhh...-Suspira.-Me... me alegro.

-Gracias...-Vuelvo a mirar a mi coche.-Si quieres... puedes venir.

-No creo que sea buena idea.- Abre el capó de su coche.

-Puede que no... pero quiero que vayas.-Digo sin mirarle y muy bajito.

-Mierda... se ha roto uno de los cilindros.- arrastra el coche hasta una esquina.- Tendré que pedir un taxi.

-Yo te llevo.-Suspiro.- Iba a la biblioteca pero ya llego tarde.

-... Vale.

Subimos en mi coche.

-¿A dónde ibas?-Le pregunto aún sin mirarlo, mantenía aún la mirada triste y me rompía el corazón.

-A... tomarme algo al bar.

Conduzco en silencio hasta el bar al que él suele ir. Notaba su mirada en ocasiones y giraba la cara para no verlo. Llegamos al bar.

-Toma...-Me tiende un papel.- El número del seguro.

-No voy a llamar. No hace falta.

-Pues... al menos déjame invitarte a una cerveza.

Sonrío.-Vale... Solo una.

Salimos del coche y entramos en ese bar con ambiente muy varonil. Solo habían hombres en la barra y en las mesas. Todos me miran como presos que hace más de 10 años que no ven a una mujer. Nos sentamos en unas butacas cerca de la barra. Pide dos botellines de cerveza.