Más que tres muros 1.1

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Escuché un sonido relajante, eran hojas que se movían devido a la brisa. Una temperatura perfecta y el canto de los pájaros daban a entender que estaba en el mismísimo cielo. Abrí los ojos y al parecer me encontraba en un bosque frondoso, con árboles grandísimos. Me intenté levantar varias veces, pero tenía un dolor extremo de cabeza, así que caí rendida.

Yo: Dios mi cabeza.

De la nada vi pasar a gente ¿volando? Me quedé perpleja, intente gritar para llamar su atención y que me ayudaran. Pero no me vieron, y era incapaz de pronunciar palabra por el dolor. De repente se escuchó algo gigantesco caer, tal sonido tenía que haberse escuchado en todo el bosque. Volví a ver a los hombre pasar, y, de milagro unos de ellos logró verme y bajó a mi rescate.

¿?: Oi ¿te encuentras bien?

Estaba a punto de cerrar los ojos por completo, lo único que pude distinguir de él era su pelo rubio y ojos azules. Lo último que sentí era que me cargaba en cuello y hay sí me dormí por completo. Horas después empecé a escuchar voces.

¿?: ¿Que pensabais al traer una niña aquí?

¿?: Esque capitán, no podíamos dejarla en el bosque abandonada.

¿?: Pues no quiero otra persona que ande ensuciando por hay.

¿?: ¡Venga Rivaille! ¡¿Quién sabe?! ¡Quizás es otra persona que puede convertirse en titán!

¿?: ¡Callate cuatro ojos!

Abrí los ojos, y lo que vi sinceramente era para quitar el aliento. Un joven rubio y de ojos azules estaba sentado a mi lado más o menos de 19 años con una piel pálida. El segundo se encontraba sentado en un banco delante de una ventana. Un joven castaño con grandes ojos verdes y levemente moreno. Ambos llevaban el mismo atuendo, una chaqueta baquera con un simbolo que había visto muchas veces. Unas alas entrecruzadas, una negra y otra blanca con un fondo verde oscuro y enmarcado plateado. Una camisa blanca y pantalones ajustados del mismo color. Encima de ellos una especie de arnés de cuero y botas altas marrones. Apollado en la puerta se encontraba otro chico. Sus ojos eran pequeños y finos de color verde. Su pelo era negro corto y liso. Vestía con una capa verde oscuro y un pañuelo blanco, además de la camisa, los pantalones y el arnés. La última era una mujer con gafas y pelo marrón recogido en una cola. Llevaba el mismo uniforme que los dos primeros y tenía una sonrisa muy... característica.

Yo: ¿D-donde estoy?

¿?: Estas en el muro Sina

Yo: ¡¿S-s-Sina?!

¿?: ¡Dime! ¡¿Eres un titán cambiante?!

Yo: ¡¿T-titán?!

¿?: Hanji, dejala respirar.

Hanji: Vale vale.

¿?: Encantado, soy Armir, y ellos son Eren, Levi o capitán y Hanji.

Yo: No entiendo nada.

Eren: ¿Que hacías sola en el muro María?

Yo: No lo se, solo recuerdo haberme despertado en un bosque. 《Después de que Yuno me matara》

Levi: ¿Y donde se supone que vives?

Yo: En España

Todos: ¿España?

Yo: Sí, esta en otro lugar muy lejos de aquí, cruzando el océano

Armir: ¡¿El océano?! ¡¿Vives en el exterior?!

Yo: Podría decirse así.

Desvíe mi mirada, Levi me miraba con mala cara, creo que estaba estaba sospechando de mí.

Levi: Es tarde, dejemosla descansar, mañana hablaremos como es debido.

Todos se marcharon y yo me tumbe mirando al techo. Intentaba procesar toda la información.

Yo: Estoy en otro anime...

Yo: Estoy...

Yo: En Shingeki no kiojin.








La línea de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora