Diarios del futuro 1.3

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Por la mañana me desperté con mejor actitud de lo esperado. Ayer una pelea acabo aclarandome las ideas que tenía tan desordenadas en mi cabeza. Decidí aprovechar al máximo los días que pudiera pasar aquí. Bajé con una sonrisa a la cocina, a corrí las cortinas para dejar entrar luz a aquella oscura habitación. Tomé rápidamente un zumo con unas cuantas galletas de chocolate blanco. Me vestí con una falda azul marino y una preciosa camisa de seda blanca. Rebuscando por los cajones encontré un hermoso colgante con una piedra roja en forma de rosa.

Yo: ¡Hoy iré a dar una vuelta por los alrededores!

Me marché con un bolso de cuero, y una botella pequeña botella de agua a explorar la ciudad donde había aparecido. Caminé por unos 7 minutos hasta que llegué a la entrada de un parque

Yo: El parque de los cerezos ¿he?

Entré y todo se tiño de un verde esmeralda. Con variedades de árboles y flores autóctonas era un gran regalo para la vista. Tras unos escasos minutos observe un gran lago de agua cristalina, que podía atravesarse por un puente de madera pintada de un rojo intenso.

Yo: Que bonito.

Me acerqué para ver si conseguía encontrar algún pez o animal a las orillas. Pero, para mi sorpresa me encontré con algo peor que la bestia más despiadada del mundo.
Era una joven baja y delgada de cabello rosado recogido en cuatro coletas. Llevaba un traje parecido al de un uniforme escolar morado con un lazo rojo, e inmaculados zapatos marrones. Unos ojos rosas y sonrisa resplandeciente te hacía pensar que era muy buena persona.

Yo: Esa es... ¡Espera! Si ella está aquí eso significa...

Vi a Yuki acercándose a ella y acto seguido miró de reojo hacía el lado donde me encontraba, al verme me saludo con una sonrisa.

Yuki: Holaaa

Yo: ¡Hola!

Instantáneamente la chica se giró hacía mí. Yo me quedé de piedra. No era rival para ella y lo sabía, solo era cuestión de suerte que me viera como amiga o enemiga. Fui hacia ellos, un poco tensa.

Yuki: Yuno, esta es una nueva vecina.

Yo: Encantada, me llamo Elizabeth.

Yuno: El placer es mio, soy Gasai Yuno

Yo: Gracias otra vez por lo de ayer

Yuki: No fue nada, no le des tanta importancia

Mi corazón estaba muy acelerado. Si Yuno fuera una flor, sería sin duda una rosa. Muy bella a simple vista, pero cuando quieres llevártela te pincha y más de una vez te tiñe de rojo.

Yo: Lo siento, pero voy con un poco de prisa, tengo que irme

Yuki: Adiós

Empecé a caminar por el parque de vuelta a mi casa, lo que menos quería era volver a cruzarme con Yuno. A la vuelta volví a sentir una extraña sensación, así que acelere el paso para llegar los antes posible. Cuando regresé cerré con pestillo y subí a mi habitación.

Yo: No me gusta esto.

Cerré los ojos para intentar calmarme, y una gran oscuridad se clavó en mi mente. Poco a poco pequeñas gotas rojas iban cayendo hasta llegar a un punto que acababan en un frasco de cristal.

Yo: No, no puedo morir. ¿Voy a cabar otra vez en la oscuridad?  

Yo: ¿Voy a volver a...?

Yo: ¿matar mi vida?

La línea de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora