☆☆Cap 15☆☆

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— Jimin

— ¿Qué haces aquí? —dijo sin siquiera mirarme— No te llame

— ¿Cómo estás? —dije viendo los yesos en su manos—

— ¿No lo ves? —al parecer no estaba de buen humor—

— Sólo quería ser cortéz

— ¿Por qué? —se paró y caminó hacia mi— ¿Te doy pena? O ¿Me extrañaste?

Verlo bromear me hace pensar que no está tan mal como imaginé.

— Estás equivocado —me alejé— estoy aquí por la tarea, tenemos que presentarla en dos días y no puedo hacerlo sola porque no conozco tu empresa.

— No tengo ganas de hacerlo —dijo alejándose— puedes regresar

— No me ganaré un cero por tu culpa, asi que siéntate —Tiré de él y lo llevé a sentarse en el sillón— comencémos

— Que pesada eres —dijo resignandose, saqué mis apuntes previos, junto a mi laptop—

Escribí todo lo que me decía y en verdad era muy interesante, aunque parece que es indiferente a ese tema él lo maneja muy bien. Sin embargo, el que conozca tanto de su empresa debe ser por la exigencia de su padre y probablemente no fue fácil.

— ¿Ya terminamos? Tengo sueño —dijo bostezando—

— Una pregunta más —dije— ¿Han tenido problemas con algún enemigo por su exito?

— Eso es normal en todo negocio, es por eso que siempre debemos estar alertas, no debemos confiar plenamente en las personas. Hubo una vez que un empleado que quería dañar a mi padre se infiltró y averiguó todo sobre él y me secuestro, mi padre siempre culpó a mi madre por no cuidarme.

Su padre es muy cruel, parece que no amara a su hijo.

— Jimin... —levanté la cabeza pero ya estaba dormido — te ves mejor cuando duermes, así no pareces un matón

No lo molesté y avancé con el informe, con la información que me dió era más fácil hacerlo. Al terminar, el cielo ya había oscurecido y era hora de irme, no quería despertar a Jimin y salí sin hacer ruido, bajé al primer piso y me encontré con su padre quién estaba bebiendo

— Buenas noches señor Park —saludé, a pesar que no me agradaba por todo lo que dijo Jimin— vine a hacer una tarea con Jimin, ya me iba

— Que bonita eres, no te vayas y ven aquí —dijo y me sentí incómoda—

— No señor, ya es tarde y me esperan en casa —el señor Park se paró y dió pasos cortos a mí—

— No sé acerqué —dije retrocediendo—

— No tengas miedo querida, no te haré nada —sentí pánico—

— No te acerques —Jimin apareció y se puso frente a mi, de inmediato me sentí aliviada—

— Tranquilo —dijo retrocediendo— sólo quería hablar con ella

— No te atrevas a meterte con ella —se giró y me observó preocupado— ¿Estás bien?

— Si —mi respuesta pareció tranquilizarlo—

— Llamaré un taxi para que te recoja. Te acompaño —salimos juntos dejando a su padre en la sala—

Llamo un taxi y esperamos en la entrada de su casa, ninguno dijo nada fue incómodo

— Lamento lo de mi padre —dijo observandome—

— No pasó nada, no te preocupes —el taxi llegó y Jimin pago por anticipado con su tarjeta—

— Eso es todo, ya puedes irte —dijo—

— Espero que mañana vayas a la escuela, que no te importe lo que digan los demás. Adiós —dije y el taxi aceleró—

Creo que después de todo Jimin no es una mala persona, solo a pasado por malas cosas que lo han llevado al camino incorrecto, espero que eso cambie algún día.
A la mañana siguiente me dirigí como siempre a la escuela, Jin me esperaba y subimos juntos al autobús.

— Después de la escuela planeaba ir al cine con los chicos ¿Quieres ir? —preguntó—

— Lo siento, no creo que pueda —me disculpé, porque aún faltaba terminar el trabajo, además de algunas tareas pendientes que tenía— tengo que terminar de hacer la tarea de mañana

— ¿No te esta ayudando Jimin? —dijo molesto—

— Si me ayudó —respondí— sólo que estoy ordenando algunas ideas y mejorando la redacción

— Espero que no mientas por él, porque no le gusta hacer los trabajos

— No fue tan fácil convencerlo, pero accedió por fortuna

— Buen trabajo —dijo acariciando mi cabeza—

Llegamos a la escuela y nos dirigimos al salon,  vi que Jimin aún no había llegado y al parecer no vendría, seguro que no quiere  que vean como está. Pasó el día y recibí una llamada de él a la salida y por una extraña razón mi corazón se aceleró.

— ¿Dónde estas? —fue lo primero que dijo—

— Ya voy saliendo de la escuela —respondí—

— Ven a mi casa

— No puedo, necesito terminar la tarea para mañana —respondí pensando que no me molestaría—

— No te pregunté, solo ven —y ahí estaba el Jimin de siempre—

— Bien!!! —grite y corté la llamada—

Jimin tiene la capacidad de cambiar mi humor, creí que sería bueno pero solo es tan mandon como siempre. Al llegar entre directo a su habitación

— Ya estoy aquí, ¿Qué es lo que quieres?

— Hola al menos —dijo y me ofendí porque el tampoco saludó cuando me llamó—

— Solo saludo a las personas amables, ¿Dime que necesitas?

— Tengo hambre —

— ¿Por qué no les dijiste a tus empleadas que te preparen algo? —no creí que me llamara solo por eso—

— Quiero que tú lo hagas —dijo recostandose en el sillón—

—¿Qué quieres comer? —pregunté dejando mis cosas en la mesita—

— No lo sé, cualquier cosa

Bajé a la cocina y cociné una receta que mi mamá hace muy seguido, la verdad es que no soy muy buena en la cocina, siento no es lo mío el pelar ajos y cebolla, en cambio me gustan hacer postres, además que es delicioso comerlos

Terminé de preparar la receta y la subí a la habitación de Jimin.

— ¿Eso es todo? —dije colocando la bandeja frente a él— ¿Ya me puedo ir?

— ¿No crees que olvidas algo? —preguntó y no lo entendí, hasta que bajó la cabeza a sus brazos —

— Lo olvidé —dije mientras reía y me sentaba a su lado—

Tomé un poco de comida en la cuchara, lo sople y se lo dí, Jimin probó y se quedó pensativo.

— ¿Qué sucede, tan mal está? Lo lamento, es la primera vez que cocino sin la supervisión de mi madre, tal vez no lo hice bien —dejé la cuchara en la bandeja y me levanté— prepararé otra cosa

— No es eso —dijo mirando hacía el piso— es solo que me recordó a mi madre, cuando era pequeño le gustaba prepararme comida

— ¿Enserio? —mi corazón saltó de alegría, cuando el asintió— entonces podemos seguir

Volví a sentarme y procedí a hacerle comer, realmente sentí lo mucho que lo disfruto, tal vez pueda decirle a mi madre que me enseñe más de comida.

Al terminar dejé la bandeja y regresé a tomar mis cosas

— Alaia... —volvió a hablar Jimin—

— ¿Necesitas algo más? —pregunté

— De echo, hace algunos días que no puedo darme una ducha —enrendí por dónde iba la cosa— Ayúdame a bañarme...

El capricho de Jimin (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora