Amarrados.

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Qué montón de mierda. Si alguien le preguntara a Nino qué pensaba cuando se trataba de traer sirenas a bordo, habría dicho que es una maldita estúpida idea. Pero traten de decirle eso a Chat, especialmente cuando se estaba poniendo obstinado al respecto. Esto, sin embargo, no detuvo a Nino de preguntarle a Chat si había bebido un poco de agua salada como para llegar a la conclusión de que encarcelar a una sirena es una buena idea. Honestamente, si se hubiera tratado de alguien más, Chat no habría pasado por alto ese insulto. Pero dado que Nino lo conocía desde los tiempos en que se emocionaba por poder decir en voz alta las palabras "joder" y "mierda", digamos que consiguió un pase sobre cómo debía actuar alrededor del capitán. Y sin embargo, cuando su mejor amigo lo arrastró por debajo de la cubierta para decirle que tenían un problema, Nino no pudo evitar rodar los ojos. Las siguientes palabras de Chat lo tomaron por sorpresa, sin embargo.

"No es una sirena" susurró enojado, haciendo que Nino parpadee confundido.

"Compa', ¿estás borracho?"

"¡No estoy jodidamente borracho!"

"Y la sirena no es una sirena." Nino repitió rodando sus ojos.

"Nino, hablo en serio, tiene piernas." El contramaestre (Nino) entrecerró los ojos.

"¿Fumaste alguna de esas hojas verdes que Kim compró en el último puerto?"

"Nino, no bebí ni fumé nada. A la sirena le crecieron piernas."  Declaró el capitán con total naturalidad.

"Bien. Eso significa yo estoy borracho y tú eres sólo una alucinación. Ah, maldita sea mi cerebro y su imaginación. Pff, una sirena con piernas. Que montón de mierda."

Chat gruñó molesto y agarró a su mejor amigo, arrastrándolo hasta su camarote. Abrió la puerta de una patada y lo empujó dentro de la habitación.

"¡Maldita sea, mírala!" ordenó, señalando en dirección a Marinette.

Nino Lahiffe no estaba ciego, sin importar lo que sugiriera su monóculo. En efecto, la chica tenía piernas. Sólo puede haber una explicación.

"Iván debió haber puesto por error algunas de esas plantas verdes en nuestra cena de anoche."

Chat gimió en exasperación, luego miró hacia la criatura acostada en su cama. Aún no estaba seguro de cómo referirse a ella. ¿Sirena o humana? ¿Monstruo marino? ¿Maravillosa?

"¿Podrías por favor decirle que tienes piernas y esto no es una alucinación?" Él actualmente le pidió a ella, de todas las personas, que lo ayudara con la negación de su mejor amigo.

La sirena no parecía interesada en ellos en absoluto, optando por ignorarlos y acariciar a Plagg. Espera. ¿Acariciando a Plagg? ¿El asqueroso gato en realidad estaba dejando que ella lo tocara? ¿Y además ronroneaba? Eso de seguro no ayudará con la negación de Nino. Hablando de eso...

"Santa mierda compa', realmente no estás tratando de engañarme." 

"En serio Lahiffe, ¿me veo como si estuviera bromeando siquiera por un segundo?"

"Bueno, tienes un punto. Tu sentido del humor es bastante absurdo de todos modos."

Chat estaba listo para decirle a Nino que podía lanzar sus opiniones sobre su sentido del humor donde el sol no brilla cuando se distrajo por uno de los sonidos más hermosos que había escuchado jamás. Lentamente se volvió hacia la sirena, estaba cubriendo con la mano su boca, tratando de ocultar sus risitas mientras miraba en cualquier dirección menos a él.

"Compañero. Chat, compa'. ¿Capitán Noir?" Nino estaba chasqueando los dedos frente a la cara de su mejor amigo.

"¿Hm?" Finalmente apartó los ojos de la sirena y se volvió hacia Nino, que lo miraba con los ojos entrecerrados.

Liberen a las sirenas [Bookskitten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora