Marinette ya se acostumbró a la idea de que iba a morir. Bueno, por lo menos han sido unos hermosos 160 años. La joven sirena suspiró y pasó los dedos por la arena. La pequeña isla fue su consuelo durante más de un siglo y medio, desde que descubrió que se convertía en un ser humano por la noche. Había un muelle escondido entre los árboles en un pequeño claro donde Marinette hizo un pequeño nido de algunas velas naufragadas y otras cosas que encontró en los restos de naves en el fondo del océano. Estaba triste por el hecho de que no podría volver a verlo otra vez.
Incluso si se hizo a la idea de que va a morir, aún la hacía sentirse inquieta. No pudo dormir durante la noche, así que simplemente se quedó murmurando el nombre de las constelaciones que podía ver, además tuvo un concurso de canto... con una lechuza tropical. Para ser su última noche con vida, fue bastante divertido.
Marinette respiró profundamente, disfrutando del olor salado del aire mientras observaba el amanecer. El horizonte todavía estaba oscuro, pero los primeros rayos del sol llegaron. Miró una vez más la isla con anhelo para luego correr hacia el agua.
Cuando el sol se elevó por encima del agua, su cola reapareció. Marinette suspiró para luego hundirse bajo el agua. Con la suerte suficiente, todo acabaría pronto.
No tuvo suerte en absoluto. Debería haber matado a esos malditos piratas cuando tuvo la oportunidad, pero no, su corazón y curiosidad se lo impidieron. Y ahora estaba atrapada en sus redes. Literalmente. Cuando sintió las cuerdas enredadas cayendo sobre ella trató de alcanzar una concha afilada para cortarlas, pero sus intentos fallaron cuando la red comenzó a levantarse. Marinette se sacudió furiosamente, clavando las uñas en la cuerda, pero fue inútil. Ella maldijo a todo y a todos mientras la red se levantaba del agua y los fuertes rayos del sol de la tarde la golpeaban.
Sería fuerte. No les daría la satisfacción de verla asustada.
Marinette tragó un gemido de dolor cuando su cuerpo golpeó la cubierta. Levantó los ojos para verse rodeada de piratas. Ella les dirigió su mirada, pero no hicieron más que intercambiar escasas miradas preocupadas. Nadie retrocedió. Sin embargo, se apartaron cuando una figura alta vestida de negro se dirigió hacia ella. Por supuesto, tenía que ser él. La raíz de todos sus problemas. Marinette deseó borrar esa maldita sonrisa maliciosa de su rostro.
"Iván" dijo mientras tomaba la red de la sirena. "Trae a nuestro invitado especial a mi cabina."
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Chat Noir sonrió como un demente mientras se dirigía a su cabina. En realidad la atrapó. Y oh, claro que sería útil. Era de lejos su mejor captura. El pirata entró en su cabina, poniendo el libro y los mapas sobre su mesa. La sirena giró la cabeza para mirarlo. La bañera de madera era un poco demasiado pequeña para ella, pero funcionaba. Él le dirigió una sonrisa, luego se sentó a la mesa, sabiendo que ella estaba siguiendo sus movimientos con esos ojos azules suyos. Abrió el libro mirando los posibles puertos que ofrecían el comercio del mercado negro. Ya ordenó a la tripulación navegar hacia su guarida. El barco necesitaba algo de reparación y un reabastecimiento antes de dirigirse a cualquier otro lugar.
"Voy a hacer una fortuna con esta cola tuya." Comentó, mirando a la sirena.
Ella simplemente lo ignoró y decidió mirar en la otra dirección.
"Me pregunto cuánto conseguiremos. ¿Tu peso en oro? Parece demasiado poco en mi opinión. Debemos conseguir al menos el doble." De nuevo, no hay respuesta.
Él siguió hablando de eso, de lo caras que son las escamas de sirenas y de cuántos hechiceros pagarían por el pelo de sirena, pero parecía que era una mujer dura, difícil de intimidar o asustar. Después de hacer algunas anotaciones en el mapa para su ruta, se volvió hacia ella, listo para arrancar algunas palabras de ella.
En vez de eso, él fue el que quedó sin palabras. Su sirena ya no era una sirena.
"¡¿Qué diablos es esto?!" gritó, echando hacia atrás la silla mientras se levantaba de un salto "¡¿Por qué demonios tienes piernas?!"
"No es asunto tuyo, pirata" le espetó.
"Te aseguro que eres mi maldito asunto, cariño" gruñó acercándose a ella "¿Cómo conseguiste piernas?"
"Un pez dorado me las regaló" su respuesta fue acompañada por una sonrisa burlona. Chat entrecerró los ojos.
"¿Te parezco un puto idiota, cariño? No jodas conmigo."
Ella bufó. "Como quieras"
"Mujer, te voy a dar cinco segundos para que me digas qué diablos eres." sus dedos se clavaron en el costado de la bañera.
"Bueno, primero que nada, ¡no soy tu maldita propiedad!" le espetó, obstinadamente.
Sintió que sus músculos se relajaban un poco y la sonrisa apareció otra vez. Oh, que equivocada estaba. Se acercó a ella y le acarició la mejilla suavemente. Su piel era tan suave como recordaba. La sirena parecía sorprendida.
"Mi sirena, mi propiedad" declaró con toda naturalidad "Así que no te enojes e intenta acomodarte. Porque te quedarás conmigo por mucho, mucho tiempo." Sus dedos se arrastraron por su mejilla, al mismo tiempo que los ojos de ella intentaban seguir el movimiento. Chat agarró su barbilla firmemente y levantó su cabeza para que ella tuviera que mirarlo a los ojos.
"Será mejor que te comportes en mi nave" intentó sonar amenazador pero, sinceramente, estaba lo suficientemente cerca como para sentir su respiración contra sus labios, que lo distraían más que cualquier otra cosa.
Se dirigió a su cama, tomó una de las sábanas y la arrojó encima de ella, poniendo su mejor cara de póquer. Porque mientras ella le daba un montón de problemas con los que lidiar, seguía siendo una joven desnuda y mojada en su habitación. Incluso él tenía sus límites.
Chat sinceramente esperaba que ocultara sus emociones lo suficientemente bien. Siempre escogía sus batallas sabiamente. Y si esa maravillosa criatura sacara su arma de seducción, sabía que no podría resistirse a ella.
Sacudió la cabeza, tratando de deshacerse de estos pensamientos mientras salía de la cabina, buscando a Nino. Era innecesario decir que, obviamente, se sorprendió cuando su capitán lo agarró y lo arrastró debajo de la cubierta.
"Tenemos un problema."
------------ FIN DEL CAPÍTULO ------------
¿Qué tal el capítulo?
Amo la actitud de Mari de "me importa una re verga todo",
porque hace que mi capi se sienta frustrado lol
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Liberen a las sirenas [Bookskitten]
Fanfic"Marinette debería haberlo arrastrado bajo el agua y haberse deleitado con su cuerpo cuando tuvo la oportunidad. Tal vez así ella no habría sido su prisionera...Maldito pirata." Autora: Bookskitten Traducción: Seravilo