Amabilidad

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Marinette suspiró, sus aletas temblaban ansiosamente. Ya se había acostumbrado a la bañera, pero realmente deseaba poder moverse un poco. Siempre necesitaba moverse cuando estaba molesta. El capitán salió corriendo de la cabina anoche y no regresó. Suspirando, ella comenzó a jugar con una de las escamas debajo de su cintura. No estaban tan húmedas como deberían, pero un poco de sequedad nunca le hizo daño.

Oyó unos pasos acercándose  y se animó instantáneamente, pero sus hombros cayeron casi igual rápido cuando vio que solo era el amigo del capitán, Nino.

"Uh... hola, compa'. Quiero decir, sirena. Compa' sirena" Parecía bastante incómodo cuando llegó junto a ella con un plato de comida. 

Marinette lo aceptó, pero realmente no tenía ganas de comer. Su mente todavía estaba pensando en volver a la noche anterior. El capitán estaba ebrio, actuó de forma extremadamente extraña y diferente a él y luego se disculpó. Pero él en realidad no intentó comérsela, así que Marinette no entendía exactamente por qué estaba pidiendo perdón. Él salió corriendo antes de contestar sus preguntas. Parecía que ella se quedaría en la niebla sobre toda la situación... espera. 

"¿Nino?", La sirena miró al sorprendido pirata. "¿Puedo preguntarte algo?"

"Uh... seguro." Nino cruzó los brazos preguntándose qué diablos una sirena podría querer preguntarle.

"¿Qué es un pene?"

El pirata se atragantó, haciendo que Marinette levantara una ceja sorprendida. ¿Qué pasaba con todos cada vez que ella hacía esa pregunta? 

"¿Un... un pene?" Marinette asintió y Nino se preguntó si no se habría quedado dormido borracho otra vez y si esto era sólo una ilusión. "Un pene es um... una cosa triste y lánguida que cuelga entre las piernas de los hombres".

Marinette inclinó su cabeza. "¿Y por qué alguien querría poner su triste y lánguida cosa dentro de otra persona?"

Nino parpadeó. Sí, probablemente sea una alucinación. Nunca más mezclaría el ron y el brandy.

"Bueno, por lo general ponen sus penes en otra persona porque eso es lo que hace feliz al pene". Nino forzó una sonrisa porque- joder- sabe que no es una conversación que alguna vez haya imaginado que sucedería. "¿Por qué preguntas?"

"Oh, el Capitán Noir lo mencionó anoche", dijo casualmente, finalmente decidió tomar un poco de su comida. Nino parecía algo entre dolido, horrorizado y perturbado.

"Voy a... irme... come tu comida... yo... uh... te veré luego, ¡adiós!" El pirata salió corriendo de la habitación dejando atrás a una confundida sirena.

Nino necesitaba tener algunas palabras con su mejor amigo sobre las putas sirenas y por qué eran una idea muy, muy mala.

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Tres soles habían ido y venido desde esa noche tormentosa y Marinette nunca se había sentido más sola. El capitán nunca regresó. Las únicas personas que hablaban con ella eran Nino e Iván cuando le traían la comida, pero incluso entonces solo se intercambiaban unas pocas palabras. Ella les preguntó sobre el capitán, les pidió que le dijeran que deseaba hablar con él, pero eso no la llevó a ninguna parte. El Capitán Noir era inmutable sobre su decisión de mantenerse alejado de ella. 

Marinette suspiró y abrazó a Plagg más cerca. El dulce Plagg era la única que le hacía compañía, abrazándola e intentando ayudarla a quedarse dormida. Y aunque Marinette apreció los esfuerzos del gato, no fue lo mismo. Y cada vez que escuchaba pasos en el pasillo, secretamente esperaba que el Capitán Noir entrara en la cabina, pero no era el caso. Era tan tonto de su parte, ella no debería extrañarlo. Ella no debería. Pero a cada segundo había una punzada de... algo en su pecho, haciéndola sentir como si algo faltara. Era tan, tan tonto de su parte sentir eso, pero no podía controlarlo.

Liberen a las sirenas [Bookskitten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora