Los pasos de Chat Noir eran elegantes, al igual que el animal del que obtuvo su nombre. Sigilosos, letales, orgullosos. Pero no hoy. Caminaba con tanta fuerza, era más que seguro que sus talones estaban arruinados en este momento. En la cubierta, la tripulación estaba ocupada cuidando los mástiles o siendo curada por Max en una esquina. Diecisiete hombres fueron a la Cueva Pantanosa y solo regresaron seis. Chat se sintió feliz de que todas las personas de su tripulación principal sobrevivieran, pero eso no excusó sus errores. Al observar que Max había terminado de vendar el brazo de Alix, Chat alzó la voz.
"¡Kubdel!" Gritó, llamando la atención del pirata. "Una palabra."
Levantando una ceja, siguió al capitán debajo de la cubierta. Estaba desierto. Quien sea que no estuviera en la cubierta estaba en los dormitorios del otro lado del barco. Chat se volvió y miró al pirata. Su mejor tirador; un luchador fantástico. Y alguien de sangre caliente que atacaba sin siquiera mirar, la mayoría de las veces. Y nunca le había importado realmente, no hasta ahora.
"¿Qué diablos tenías en la mente, Kubdel?" Ladró enojado.
"Oh, no sé. Quizás ... ¿supervivencia?" Respondió con sarcasmo. La gente podía decir lo que quisiera sobre ella, menos que era una cobarde. El Capitán Noir era un bastardo aterrador, pero ella tampoco era alguien que se intimidara fácilmente.
"¿En serio, Kubdel? Decidiste ignorar a los monstruos azules con colmillos y buscar al pequeño pez que ni siquiera podría dañar una caballa".
"Oh, ¿eres un experto en sirenas ahora? ¡Lo hice para mantenerlos a raya!" Alix comenzó a perder los estribos. Cuarenta segundos desde que comenzó la conversación. Un nuevo récord.
"Mantenerlos a raya" repitió sarcástico. "Y si no hubiera encontrado ese pequeño barril de munición para explotar, ¿sabes lo que hubiera pasado?"
"Nos habrían dejado solos porque ellas vieron que que en realidad no les tenemos miedo" respondió obstinadamente, haciendo que él resoplara burlón. Ella sabía que estaba exagerando, pero no le importó.
"Sí, por supuesto. Habrían hecho eso. De seguro no se habrían enojado porque matamos a una de ellas que ni siquiera estaba peleando. No nos habrían destrozado. Por supuesto que esos gritos eran de miedo."
"Tú deberías saberlo, ¿no es así, Noir?" Alix bajó su voz, casi amenazándolo. "Tienes afinidad por las sirenas, ¿no?"
Sin molestarse en darle la oportunidad de responder, se fue, dejando a un capitán con una mirada feroz detrás de ella.
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Chat suspiró, golpeando la puerta de Nino. Su mejor amigo había sido curado por Max más temprano y prefirió retirarse a su pequeña cabina. El capitán no se sorprendió en absoluto cuando Nino abrió la puerta, bebiendo una botella de ron y dejándolo entrar.
"Dormiré en tu piso, espero que no te importe demasiado" declaró, cruzando los brazos.
"¿Otra vez?" Nino colocó la botella vacía en una pequeña mesa. "¿Tu amante te echó de nuevo?" Preguntó, obviamente divirtiéndose.
Chat lo fulminó con la mirada.
"Sabes," el pirata ajustó su monóculo mientras miraba al rubio. "Ustedes son las personas que más actúan como un matrimonio que he conocido jamás"
"¿Puedes callarte la puta boca, por favor?" Chat se dio la vuelta masajeando sus sienes.
No le importaba no dormir en su cabina. Estaba preocupado de que Marinette estuviera gravemente herida y de todos modos ella no lo dejaría ayudarla. Había perdido toda confianza que ella tenía hacia él y odiaba eso. Podía entenderla, podía. Pero ese odio en sus ojos cuando le dijo que todas esas cosas dolía. Mucho más de lo que quisiera admitir.
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Liberen a las sirenas [Bookskitten]
Fanfic"Marinette debería haberlo arrastrado bajo el agua y haberse deleitado con su cuerpo cuando tuvo la oportunidad. Tal vez así ella no habría sido su prisionera...Maldito pirata." Autora: Bookskitten Traducción: Seravilo