La flor que nunca se marchitó. [Kuchiki Byakuya]

2. Nuevas personas.

Desperté después de un largo rato, me encontraba en un futón, presioné ligeramente mi frente tratando vagamente de detener la jaqueca constante que iba y venía, siempre pasaba lo mismo cuando sucedía algo muy pesado a mi alrededor.

Escuché unas voces, una que provenía de otra habitación, era de una chica y la otra voz de un chico. Sentí escalofríos una vez recordé todos los sucesos. Había usado mis poderes, lo hice por una causa justa a pesar de que no debía haberlo hecho.

Ella simplemente quería salvar y ser salvada. ¿Salvada? ¿Por quién?

—Despertaste—exclamó animado un chico de cabellos naranjas.

Me distraje de mis pensamientos turbios y admiré su precioso cabello. Me sonrojé feo.

—¡Tu cabello es precioso!—levanté la voz diciendo lo que pensaba.

—E-eh gracias!—respondió con algo de confusión.

Me senté ligeramente e hice una reverencia. Una chica de ojos violetas entró y se acercó al chico y a mí.

—Gracias por salvarme anoche, en verdad fueron de ayuda.

—Era nuestro trabajo, además estabas en peligro, también nos ayudaste.. Soy Kuchiki Rukia.

—Kuchiki.. —las palabras salieron de mi boca sin dudar como asimilando el prestigioso y delicado apellido, aunque me sonaba de alguna parte.

—Tú eres la chica que vivía en ese templo..—interrumpió el chico— Olvidé presentarme, soy Kurosaki Ichigo, y si preguntas en donde estamos, pues ésta es mi habitación— expresó incómodo.

—Y-ya veo—Me sentí incomoda debido a que era mi primera vez en la habitación de un chico—Mi nombre es Hanagawa Kioko, ojalá pudiera agradecerles de alguna manera así que..

—Kioko. No puedes volver al templo, tu casa.. bueno..

Me sorprendió que me haya llamado por mi primer nombre pero más que haya mencionado que no podía volver.

—¿Le sucedió algo al templo?— pregunté con miedo.

—Fue destruido—respondió apenado Ichigo.

—¡¿Cómo es eso posible?!

Y recordé las palabras de aquella persona.. Me quitarían todo debido a lo que mi familia era.

Sentí mis ojos cristalizarse, no quiero llorar, debo aguantar.

Así que después de unos segundos sonreí con pena..—Entiendo.

—Hanagawa-san, ¿recuerdas todo lo que sucedió?—interrogó Ichigo.

—No me importaría compartir mi historia, ya que siento.. que puedo confiar en ustedes— respondí alegre.

—Nosotros.. bueno, creo que podemos hablarte a grandes rasgos sobre quienes somos..

Asentí suavemente. Y les comenté que mi familia y los poderes que utilicé correspondían a los shinigami y quincy respectivamente. No quería decirles la manera en la que nos llaman ya que se supone que nosotros debíamos desaparecer hace tiempo, la única que queda soy yo.

Estaban asombrados porque yo conociese parte de la historia de los shinigami, pero solo de ellos, ya que casi no entendía el origen de los quincy.

Pero si iba a ese lugar puede que recuerde más cosas de las que debería.

Por su parte Rukia e Ichigo compartieron su historia, ella cedió sus poderes de shinigami por completo a él, y él se convirtió en el shinigami sustituto de ésta ciudad. Tenía la sensación de que Rukia estaba pasando por un muy mal momento debido a que su cuerpo encarnó en un gigai que la deja como una humana más sin capacidad de usar casi sus poderes, también parecía llevar una carga de la cual no se atrevía a hablarlo con alguien.

—Así que esos monstruos se llaman Hollows..

—Pero se devoraron a tus abuelos sin pensarlo—cuestionó Rukia.

—Si de verdad vienen tras personas con fuertes poderes espirituales entonces ellos.. ¿vendrán aquí?—reflexioné dudando.

—Este chico de aquí podrá protegerte—Rukia cambió su humor y le palmeó en la espalda a Ichigo.

—Ustedes.. No son pareja, ¿verdad?
—Eeeh. No hay manera!!—exclamaron al unísono.

Y reí a carcajadas de lo bien que se llevaban, sentí felicidad al verlos así.

Al final terminé conociendo a Karin, Yuzu y al señor Kurosaki que aceptó mi estadía en su casa creyéndose la historia de que soy la prima de Rukia.

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