La noche caía, la luna alumbraba todo a su alrededor, me levanté ya que había dormido sentada y las piernas dolían un montón. Escucho a alguien tocar la puerta.
—Kioko-chan, ¿estás despierta?
—Oh, sí lo estoy.
—Siento haber entrado sin tu permiso, todos han cenado menos tú y te he dejado la cena encima del escritorio—afirmó Yuzu, su voz sonaba un poco preocupada por lo que abrí la puerta.
—¿Sucedió algo?—la miré atentamente tratando de deducir qué pensaba.
—Onii-chan ha salido hace tiempo tras Rukia-chan y hasta ahora no han vuelto.
Mis ojos se abrieron de par en par, para disimularlo, la abracé, tomé un par de galletas y las comí. Ahora entendí el porqué Rukia actuaba tan distante hoy.
—Yuzu..—La tomé con delicadeza por los hombros y me puse a su altura—iré a verlos y..—me mordí el labio con fuerza, odiaba tener que mentir—los traeré de vuelta a casa. No te preocupes.
La solté tratando de ocultar mis lágrimas nacientes y corrí como si mi vida dependiera de ello echando más lágrimas.
No estaba segura contra quién me enfrentaría, podría ser desde un escuadrón de varios shinigami hasta.. asesinos, aunque dudo que de verdad existiera esa gente en la Sociedad de Almas.
Por la altura de la luna, prácticamente que se hallaba sobre mi cabeza podía deducir que era medianoche. Yuzu estaba tan preocupada que ni logró dormir, pero me tranquilizó que me haya avisado.
Entre más corría, más nubes de tormenta y lluvia se aproximaban en el horizonte. Cuando llegué al parque vi tres figuras, un pelirrojo siendo acompañado por Rukia que atravesaban una puerta negra, y éstos siendo seguidos por una persona de cabello algo largo.
Pero quien se encontraba tendido en el suelo ensangrentado era..
Grité sin pensar—¡¡¡Ichigo!!!—por supuesto él no voltearía a mirar, gotas de lluvia y fuertes vientos azotaban el área. La luz de las calles se habían apagado.
La última persona que estaba a punto de atravesar la puerta quedó estática ni bien escuchó mi voz.
Corrí tratando de socorrer al pelinaranja, me puse de rodillas pero al recitar medio hechizo, siento una espada en el frente de mi cabeza. Levanto la mirada en vano a sabiendas de que en medio de la oscuridad no lograría ver su rostro.
—¿Vienes a ayudar a este intento de shinigami?—su voz sonó firme y rígida haciéndome temblar.
—Sí—traté de sonar sin temor, pero el saber que mi cabeza podría estar rodando por los suelos hacía latir fuerte mi corazón y sangre.
—Pierdes tu tiempo...
Él no había notado que con la plática logré recitar la última parte del hechizo y hacer que Ichigo sanara lo suficiente como para sobrevivir.
—¿Puedes apartar la espada?—pedí, como si lograra hacerme caso.
Las luces inesperadamente volvieron y el ventarrón cesó. Podía ver su rostro confundido ante lo que acababa de hacer.
—¿Qué hiciste con mi espada?—sí, la preciosa espada que estaba apuntándome logró desaparecer por arte de magia.
Y sí, era magia.
—Capitán Kuchiki, ¿qué lo hace tardar tanto?—el pelirrojo había vuelto.
—Esta insolente hizo desaparecer mi espada.
—Ah, esa niña es...
—¿Quién?—interrogó el hombre a quien había hecho desaparecer su preciada arma y se veía más que furioso aunque sus facciones serias no desaparecieran.
Tras varios segundos, el hombre frente a mis ojos volvió a preguntar lo mismo alzando un poco la voz.
El pelirrojo suspiró respondiendo con algo de susto—La última exorcista, Hanagawa Kioko.
![](https://img.wattpad.com/cover/104806705-288-k957794.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La flor que nunca se marchitó. [Kuchiki Byakuya]
FanficÉl, un shinigami, tranquilo, tosco, orgulloso pero a la vez temperamental. Ella, divertida, inquieta, alegre, pero a la vez misteriosa. ¿Qué sucederá cuando el camino de dos personas muy opuestas termine entrelazándose?