27. Respiro.

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Siendo escoltada ostentosamente hacia el Rukongai, la chica no dejaba de temblar, se aferraba con fuerza al pequeño saquito cargado de joyas y amuletos bendecidos por ella misma en nombre de los dioses. Temía que la vida de la abuela desapareciese como aquella carta consumida en el fondo de la oscuridad, pensar tanto en aquello le producía ansiedad y ganas de llorar, aunque su orgullo por muy pequeño que fuese, éste no le permitía liberar sus sentimientos como ella quisiera, sin embargo, trató de animarse en que las cosas cambiarían ya que Ichigo estaba en algún rincón de la Sociedad de Almas.

En un largo e inconsciente suspiro, uno de los shinigamis anunció que habían llegado a destino.



—Señorita Kioko, el Capitán ha accedido a que solo se quede aquí durante tres días con extrema vigilancia en el perímetro en caso de que suceda algún inconveniente...—El Teniente Abarai observaba a la joven con curiosidad. Usualmente respondería algo parecido como "con que vais a vigilarme las 24/7, huh?", pero pronto descartó esa idea ahora que la situación había cambiado, después de todo; aún juzgaba la orden del Capitán Kuchiki.

Un extenso silencio se hizo presente, esperaban la respuesta de la joven o más bien sus quejas, porque se sentían desconcertados por los repentinos cambios de ella.

—Gracias, tres días serán más que suficientes.—Respondió mirando al cielo grisáceo que pregonaba un aguacero en cualquier momento.

Con un gesto, el Teniente Abarai los despachó y quedó a solas con la joven frente a unos veinte pasos de la puerta de madera de la anciana. Solo le quedaba tocar dado que no parecía tener timbre.

—No tienes que quedarte para esto.—la voz de la joven estaba a punto de quebrarse en un gritito ahogado.

—Parece que quieres decir algo más...—El pelirrojo la alentaba a hablar.

Ella lo miró con los ojos brillantes de las lágrimas que estuvo reprimiendo dentro del carruaje.—Sabes, aunque Byak- el Capitán Kuchiki no crea que puedo liberar a Rukia de sus cargos, ayudarla a escapar conmigo...y-yo, yo creo en mi misma y en mis amigos, así como también en ella.

El Teniente tuvo que sostener un atisbo de risa que estaba a punto de emerger ante la corrección de como se dirigía a su Capitán, pero sintió una profunda angustia en las palabras de la chica que lo único que pudo hacer al respecto fue abrazarla y dejar que llore tanto como quisiera antes de tocar a la puerta y preguntar por la anciana.



Aunque los segundos parecían horas, ella pronto recuperó la compostura y tocó a la puerta con delicadeza mientras el pelirrojo la observó una última vez y sonrió sinceramente, al menos para sí mismo sin que ella lo viera. Se había dado cuenta de que la joven en verdad trataba de salvar a Rukia más de lo que él lo hacía. Aquello lo hería profundamente, pero él muy en el fondo sabía que no se había rendido. Al final, ¿cómo podría rendirse si la vida de la mujer que ama está en línea?

~


Escuchó el chirrido de la madera crujiendo y luego el tic de las llaves.—Kyouko-chan, ¿qué haces aquí?

La anciana logró reconocer su perfume enseguida, la chica sabía que nunca uno debe subestimar a alguien con discapacidad.—Me quedaré un tiempo contigo abuela, claro, si me lo permites.

—Cómo podría decir que no a la prometida de mi niño. Anda, pasa.—respondió con una sonrisa enérgica y la dejó entrar a su humilde morada. Kioko decidió ignorar la palabra "prometida", la incomodidad acosaba sus mejillas.

—¿Puedo preparar el té?—Kyouko miró la cocina y la tetera estaba más que lista para ser utilizada, no quería consumir tanto las horas de la abuela ni desgastarla realizando tareas domésticas, después de todo necesitaba planes y respuestas.

—Eres mi invitada, ¿cómo podría?

—No, de verdad apreciaría si soy de utilidad y le ahorro trabajo.—Pronto prendió el fósforo y la respectiva hornalla.

—Está bien. Pero ten cuidado con el fuego.—advirtió la anciana, temía que fuera descuidada en la cocina como alguna vez ella lo fue en sus años de juventud.

Algunos minutos después el té estaba listo y la anciana estaba sentada en el mullido sofá de terciopelo que en cierto modo atrajo la atención de la joven, todo en la casa prácticamente lucía seminuevo.

—Tienes curiosidad acerca de los muebles...—Agregó sonriente la abuela.—Compensación de cierta persona por haberme dado un susto de muerte en mi trabajo.

¿Byakuya hizo esto?

—Él no es el hombre frío que todos dicen que es.—Dando un sorbo ligero al té con elegancia, respondió.—¿No lo crees?

La joven jugueteaba con sus manos nerviosamente... si tan solo supiera que su amado chico la trataba como cualquier cosa, menos con calidez, sabría cómo realmente es. Aún así, ella fue honesta.

—Nos peleamos a menudo.—Suspiró, en verdad no toda la situación pintaba bien tanto para ella como para él en estos momentos.

—Eso es normal. El amor no es todo color de rosas.

¡Yo no siento amor por él!

Abuela, ¿usted puede ayudarme...?

—A obtener el corazón de mi niño, por supuesto.—La anciana sonreía, parecía a punto de estallar de risa aunque lo ocultaba bien tras los movimientos algo torpes en dejar la taza de té en la mesilla de al lado.

—Mi prioridad es salvar a Rukia, usted lo sabe.—Afirmó la joven.

No le importaba de momento jugar a la casita amorosa con Byakuya, ya tendría tiempo para eso más adelante.

¿Pero en qué rayos pienso? ¡no pienso jugar con él ni de bromas!

Lo sé. Quería saber si estabas dispuesta a aceptarlo... pero sabes, con las intenciones no basta para llevar a cabo un plan que erradique los cargos de la mujer, ni mucho menos evitar que la maten.—la tranquilidad de la anciana era abrumadora, ella parecía saber todo lo que Kioko necesitaba saber.

—Entonces... ¿qué debo hacer?—La joven miró con absoluta resolución a la anciana expectante de una respuesta positiva y confiada en que sería lo que ella buscaba.

—Te enseñaré todo lo que tus padres han ido enseñado con las décadas que han pasado. Es peligroso que ansíes la información, la gente a través de la historia ha muerto por saber muchas cosas que no deberían haber sabido jamás.

—Eso es cierto. Si estaré en la oscuridad y caminaré a ciegas, entonces quiero hacerme fuerte. Sin importar qué. No soy ninguna princesa que necesita ser defendida.—Alzó la voz con ligereza la muchacha y al fin lograba sentir algo de alivio y respiro tras tanta tensión hasta que...




Unos temblores se hicieron presentes en el suelo amenzando con arruinar la breve alegoría del momento...






























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Nota: LAMENTO haber tardado tanto en alzar un capítulo, me ha costado mucho escribir a placer últimamente y la Uni me dejaba más muerta que viva, so, estoy de vacaciones FINALLY y podré escribir a mis anchas. Durante el mes de mi cumpleaños estaré trabajando en un guión físico acerca de un proyecto en el cual estuve AÑARES pensando en escribir (que por cierto es un enorme crossover de anime y otras cosillas) que amaré escribir con toda mi alma porque después de todo es el trabajo de mi vida desde que empecé a descubrir el mundo vasto de series, pelis y anime.

Me disculpo de todo corazón por haber abandonado prácticamente la obra, pero, al final terminé regresando porque era justo y necesario. Hasta entonces, disfruten del cap! Y estaré alzando otro el domingo 🙌💟 

Ah y por cierto felices 13kkkkkk leídos!! Gracias MILLLL por el aguante y la paciencia eterna que me tienen 🥺 (ni mi madre me tiene tanta paciencia como ustedes), e igualmente GRACIAS por el apoyo y la perseverancia. ❤ (por más leídos, buena lectura y diversión 😘.






La flor que nunca se marchitó. [Kuchiki Byakuya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora