5.

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«La cita con el demonio era algo de lo que me había reservado comentarios. Es decir, había sido extraña, pero hasta cierto punto me había gustado, tal vez más de lo que me gustaría admitir, el verdadero problema era que no podía decirle a nadie acerca de mi pequeño encuentro con Bill.

Ni a Mabel, ni a mi tío, ni a mis "amigos", y era algo muy simple, ¿qué iban a pensar?

"Oh sí, ¿adivinen? Tuve una cita con el demonio que tiene páginas enteras sobre lo peligroso que es en los diarios, sí, el mismo que también intento entrar a la cabeza de Stan, pero que al final se arrepintió."

Era simplemente tonto intentar hablar de eso, peor era siquiera pensarlo.

Y aunque a mí me había gustado esa cita, había una parte racional que me decía que no podía confiar del todo en Cipher, que todo era parte de un plan malévolo dentro de su cabeza, pero el problema era que cuando estaba con él, ese sentido racional se esfumaba por arte de magia, y me olvidaba por completo que no debía confiar en él, que estaba cayendo en sus redes y por el contrario le seguía el juego.

Había sido tan encantador conmigo, y aunque sabía que así era justo cómo había hecho sentir al autor de los diarios, me hacía sentir algo que había anhelado por bastante tiempo, algo que me hizo sentir tan bien y completo por un momento.

Me había hecho sentir importante. Y a pesar de que la voz de la razón dijera que sus palabras eran un gigante engaño, el sentimiento agradable que me llegaba al escucharlo hablar era más fuerte que aquella voz.

Era una especie de reacción que tenía cuando veía a Bill, yo simplemente dejaba que el rubio me coqueteará y que me convenciera de lo que fuera, dejando que mi debilidad tome el control de mi.

Justo como lo hacía en estos momentos... O al menos su ilusión lo hacía.

Todo había empezado cuando Mabel utilizó la poción de amor sobre Robbie y Tambry, y ahora, después de notar que había arruinado las cosas como de costumbre, buscaba usar la poción que revertiría el efecto.

Y parecían estar a punto de lograrlo, hasta que Cupido uso a los fantasmas de los crushes de mi mismo contra mí mismo.

Y no parecía ser gran problema, ya que en su mayoría habían sido crushes pasajeros o incluso fallidos... Pero cuando vi al rubio sonreírme... simplemente no pude.

—Vamos Pino, si me das esa pequeñez podremos repetir nuestra cita múltiples veces —me dijo acercando su rostro al mío, alterando todos mis sentidos—. Podemos hacer que aquel sentimiento cálido dure para siempre, ¿no deseas eso?

Había algo en la sonrisa que me extendía el rubio que me hacía querer entregarle la poción, tal vez, era el hecho de que había sido más cálida que las demás que me daba.

—Podríamos ser felices los dos juntos, sólo nosotros y yo te daré aquello que tanto anhelas —susurró en mi oído antes de alejarse un poco con una sonrisa extendiéndome su mano—, ¿tenemos un trato, Pino?

O simplemente tal vez era el hecho de que su sonrisa me derretía por dentro, igual no importaba la razón ya que igualmente fui débil y le había entregado la poción al demonio, sin importarme si aquella ilusión era real o no, ensoñado sonreía hasta que de la nada, el fantasma de Bill había desaparecido ante mis ojos.

Cuando reaccioné, Cupido tenía su poción y Mabel me miraba confundida.

Y en esos sólo podía pensar en lo muy muerto que estaba.»

Mabel no lo había dejado en paz después de eso, y Dipper pensó que si hubiera hecho algo en ese momento para alejarlo de Bill... probablemente estaría del lado de ella.

Loving The Devil. [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora