A ChanYeol jamás se le pasó por la mente que asistir a clase de Pociones ese martes fuese a traerle tantos problemas. Él siempre fue un buen estudiante, después de todo, nunca antes tuvo miedo de lo que pudiese encontrarse al fondo de un robusto cal...
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Con la torpeza que lo caracterizaba y la túnica decorada de amarillo con bronce ondeándosele debido a la velocidad a la que caminaba, el joven muchacho poseedor de una gran estatura, el cabello rubio y unas inmensas ojeras bien marcadas bajo los ojos, atravesó el Hall del castillo y se puso las manos sobre los ojos para evitar que la claridad de los jardines lo cegara.
Estaban por dar las cuatro y la mayoría de los estudiantes todavía se encontraban en el Gran Comedor degustando de un increíble banquete, pues los elfos domésticos en las cocinas eran incapaces de dejar a un solo personaje con el estómago vacío y eran, a decir verdad, sumamente complacientes con los exquisitos menús que solían servir las tres comidas.
A Tao, como se llamaba el Hufflepuff que en ese preciso instante buscaba con desesperación a alguien a lo lejos en los pastizales, normalmente no le gustaba perderse de ningún banquete pero su horario como alumno de tercer año no le dejaba más remedio que posponer su comida a la merienda los lunes, jueves y viernes. Y era viernes. Y Huang ZiTao era probablemente el único estudiante de todo Hogwarts que odiaba los viernes, pues tenía clase hasta las seis y no le daba tiempo de reunirse con sus Hyungs hasta que llegaba a la sala común después de las nueve, casi siempre con dolor de cabeza por "haber estudiado tanto" luego de pasar un par de horas metido en la biblioteca y devorar casi sin ganas lo que le sirviesen en el plato a la hora de la cena.
Por alguna extraña razón que desconoce, Tao no le cae muy bien a sus compañeros de curso, pero jamás intentó hacer amistad con ellos de todos modos. Es por eso que sus días son tan solitarios cuando él o sus Hyungs favoritos están ocupados, pues por más que éstos intenten siempre hacer tiempo para él, también tienen sus responsabilidades. JunMyeon Hyung, a quien adora, es prefecto desde su quinto año en Hogwarts y el candidato más prometedor a ser considerado premio anual en su siguiente y último año también. Y Minseok Hyung, a quien considera algo así como un padre pese a que la diferencia de edades entre ambos no sea demasiada, es el presidente de organizaciones estudiantiles como la P.E.D.D.O (Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros) e importantísimos eventos tales como el T.A.T.H. (Trae a tu Hámster), y en ocasiones es inevitable que se encuentre saturado de cosas qué solucionar, como de qué va a vestir a su Hámster mágico en el próximo evento, si de R2D2 por complacer a JunMyeon o de Kendall Jenner, por complacer a Tao, por ejemplo.
ZiTao no suele tener muchas preocupaciones, en cambio, pero sí que tiene una en ese momento y es precisamente ese el motivo por el que se saltó la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas al aire libre por la que tanto había estado esperando.
ㅡ¡Minseok! ¡Minseok Hyung! ¡Gege!
Al principio, cuando conoció a sus mayores, no pensó que fuesen a lograr volverse cercanos porque pese a ser todos asiáticos, pertenecían a países sumamente distintos.
Pelirrojo, de mejillas regordetas y la túnica bastante desgastada, el aludido levantó la mirada de su libro de Transformaciones, materia para la que había estado esforzándose demasiado, pues sabía que si no aprobaba el ÉXTASIS de una clase más, no se le permitiría recursar su último año en Hogwarts y se convertiría en uno de esos alumnos de los que nadie habla, los no aprobados que no tienen la suerte ni el apoyo económico como para abrir una gran tienda de locuras en el Callejón Diagon.
