14: Decisión.

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Hay un lugar en las mazmorras poco frecuentado por cualquier estudiante que no pertenezca a la casa de Slytherin. Se encuentra al fondo del pasillo del despacho del Jefe de casa, bajando un par de escaloncillos de roca enmohecidos.

No es el mejor punto de reunión debido al descuidado aroma a humedad, ni a la oscuridad que abunda y parece consumir a los visitantes cuando se cuelan a escondidas, pero se dice que fue ahí donde los secretos más terribles fueron contados y algunos de los padres de los más grandes, reclutados.

Yixing recuerda haber sido llevado ahí de la mano de Katherine Goyle cuando estaba en tercero. La chica le susurró al oído que quería a besarlo a mitad de su quinto periodo y, dado que tenía bonitos y profundos ojos así como era mayor, él no pudo negarle nada y se dejó arrastrar por la muchacha al más recóndito lugar del castillo.

Por un momento pensó, de verdad, que ese momento marcaría su vida porque sería la primera vez que sus labios hicieran contacto con los de otro ser humano, y muchas veces ha deseado silenciosamente que su vida hubiese sido así de sencilla.

Katherine, sin embargo, le contó secretos en voz baja esa tarde. Le habló de la grandeza que había visto en su mirada, y de lo bien que habían estado llevándose sus padres con los suyos ese verano.

Lo pensé y te quiero de mi lado, pronunció con una sonrisa mientras Yixing se concentraba en contar sus pecas para disimular que le sudaban las manos por debajo de la túnica. Porque no, lo que sentía no podía ser miedo, y aún después de tantos años, aceptar que estaba aterrorizado es difícil. Interpretarás un papel pequeño, pero no por eso menos importante... Pero oye, no comas ansias, esto podría llevarnos un tiempo. Años, incluso.

La manera en que sus blancas manos acariciaron su rostro antes de dejar un beso en su mejilla, lo obligó a pasar saliva y ella sonrió, su risa todavía hace eco dentro de su cabeza cuando lo recuerda. Se siente como si esa tarde hubiese probado de la manzana prohibida y es muy injusto, porque él ni siquiera había soñado con cortarla de las frondosas ramas de ese llamativo árbol.

Existen secretos que siempre deseará jamás haber escuchado, y la mayoría le fueron susurrados ahí, en la penumbra de la nada, donde creyó apropiado citar a alguien importante para dictar su sentencia de muerte.

Lo escuchó llegar a paso temeroso y respiró profundamente, pues no había sido nadie más que él quien tomó la decisión de reunirse con ese sujeto en ese lugar, y pese a estar seguro de estar haciendo lo correcto, le dudaban las manos bajo la túnica una vez más.

JongDae le dio la cara con un elegante retraso esa noche, tenía el ceño fruncido y apretaba los puños. Nadie le había enseñado, al parecer, que en un mundo como el que vivían y perteneciendo a la casa que pertenecían, ocultar tus emociones es esencial.

Los aromas de la amortentia || EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora