Capitulo III: Captura de Bandera

1.2K 89 39
                                    

Todos los personajes de Percy Jackson no me pertenecen son propiedad del señor Rick Riordan GRACIAS POR CREAR ESTOS LIBROS: D

Caminé de mal humor escuchando como mi armadura rechinaba con cada paso, iba camino a la cabaña seis, para recibir la charla “estratégica” que los hijos de Atenea habían preparado para sus aliados. Percy dejo salir una risa.

–¿Aun estas molesta? A mí me parece que la armadura te queda bien. –Me comentó divertido mientras tocaba la puerta de la cabaña de Atenea, bufé… independientemente de que me quedara bien o no, era incomodísimo llevarla, pero de no usarla me arriesgaba a ser atravesada por espadas, lanzas, flechas o cualquier arma extraña y potencialmente mortífera que algún hijo de Hefesto pudiera inventar.

–Solo le sobran unos quinientos kilos –murmuré frunciendo los labios, Percy asintió sin dejar de reírse de mí.

Después de que nos abriera un hermano de bobabeth y nos señalara un sillón marrón, en el que no teníamos autorización para sentarnos, Percy se acomodó en el suelo y yo con la molesta armadura solo pude recargarme en una columna junto a Percy.

En la cabaña igual sentados en el piso o recargados en las incontables estanterías repletas de libros, había algunos hijos de Apolo, Hipnos, Deméter y Hermes.

Desde la noche anterior habían comenzado a formarse alianzas entre cabañas, para el juego de capturar la bandera. Los hijos de Atenea como siempre pensando hasta en cómo iban a respirar, estaban creando estrategias de cómo podríamos organizarnos y ahora justo antes del juego habían hecho su reunión.

–Bueno, ahora estamos todos ¿no? –indagó un chico bajito observándonos. Annabeth asintió y le sonrió a su hermano, él se aclaró la garganta y se irguió creídamente como si fuera una especie de conferencista. Se colocó al lado de un gran pizarrón móvil –Si. He oído que los chicos de Afrodita no participaran –informó 

Como pude me agaché, haciendo bastante ruido con la armadura, e intente susurrarle a Percy de manera persuasiva –¿Porque no puedo quedarme con las hijas de Afrodita?, ¡yo también soy su terciado!…

–Legado –me corrigió Annabeth mientras se sentaba al lado de mi hermano

–Como sea –dije de mal humor cruzándome de brazos e incorporándome, el hermano conferesista de Annabeth nos observaba de mal humor esperando que guardáramos silencio.

–Bueno… entonces… como decía estaba pensando que podríamos tomar la playa primero… Percy  y el legado de Afrodita pueden encargarse de… –dijo el hermano de Annabeth antes de ser interrumpido por otro chico

–¿No dijiste que tenías a Di Angelo? –preguntó dirigiéndose a Annabeth e ignorando por completo al chico conferencista, el cual parecía deprimirse por la falta de cooperación

Annabeth movió su cabeza de un lado a otro escrutando la habitación, luego se volvió hacia Percy y luego a mí y nos preguntó –¿Dónde está Nico?

Percy me miró en busca de respuestas, ladeé la cabeza meditabunda –Él está ahorrando fuerzas para la batalla –dije segura

–¿O sea que está dormido? –conjeturó una molesta voz detrás de la pizarra, miré de reojo la pizarra, no podía ver más que sus pies, pero sabía bien que detrás de la pizarra estaba el bicho.

Intentando parecer impasible observé mis uñas y murmuré un escueto –Es posible –mientras sentía mi cuello comenzar a arder

Después de una aburrida discusión de porque teníamos que obedecer al hermano enano de Annabeth y de que la cabaña de Apolo se asegurara repetidamente que Nico estaba en nuestro equipo, se acabó el tiempo que teníamos disponible y el hermano de Annabeth aunque a regañadientes nos dejó ir, porque había gente que aún no traía puesta la armadura.

Y Entonces... Te Encontré II (Nico Di Angelo y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora