Capítulo IX: Los Chaneques también se enamoran

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¡Hola! Sé que tarde mucho en este capítulo, y en verdad lo siento, pero tuve que investigar bastante para saber más de los dioses de los que iba a hablar.

Como hay algunos términos que no estoy segura que nombre reciban fuera de México al final agregué un pequeño Glosario, quizás no es necesario que lo lean me esforcé porque en el capítulo la información de cada dios pudiera inferirse sin romperse la cabeza, pero si en algún momento no comprenden algún termino o tienen duda sobre un dios en particular pueden consultarlo, en realidad no es nada técnico, no se rían mucho algunos términos los definí yo misma, porque ejem soy un ser flojo.

POV _____

Los dioses serpientes no son mis favoritos, y estábamos encerrados en la habitación de uno.

Cuando hubo pasado un tiempo razonable desde que los dioses que hablaban en clave se habían marchado. Decidimos salir de debajo de la cama e irnos de allí. Las cosas no salieron de acuerdo al plan.

Mientras Lucas me ayudaba a levantar a Nico del piso para subirlo a mi espalda. Mi amorini, de pronto abrió los ojos. Lucas y yo nos congelamos en nuestros lugares esperando que mi novio se quedara inconsciente enseguida, en su lugar Nico solo hizo una mueca de dolor mientras miraba alrededor con confusión.

Intento hablar y entonces notó la mordaza. Su primera reacción fue quitársela, pero antes de que sus manos llegaran a tocar la mordaza de ramitas frescas, Lucas arrojó por el aire otra de sus pulseras de ramas, que se alargó y ensanchó en el vuelo, y que al llegar a las manos de Nico se amarró firmemente atándole las muñecas a Nico.

–Si hace ruido podría delatarnos –musitó Lucas como explicación. Nico soltó un bufido en señal de queja, también nos miró amenazadoramente.

Cuando le permití que sus ojos azabaches se toparan con los míos enseguida me arrepentí, la sangre se me helo. No hubiera culpado a Lucas si se hiciera pis en sus bermudas con flores, Nico daba mucho miedo enojado. El hijo de Deméter se aclaró la garganta.

–Oye lamentamos la mordaza... –balbuceó –estamos haciendo una visita de emergencia a los dioses de los sacrificios humanos y no puedes gritar si no quieres que nos descubran y maten a los tres. –explicó. Nico arqueó una ceja incrédulo.

Intenté pensar en una manera de explicar lo que ocurría, sin que sonara tan descabellado.

–Nico... hace rato cuando te enfadaste creo que por error rompiste un poco el suelo y terminamos en el laberinto. Intentamos buscar una salida... porque la cabeza te sangraba un montón, pero... terminamos aquí. Donde... ¿hay dioses a los que les gustan los sacrificios humanos? –miré de reojo a Lucas para corroborar si lo que había dicho antes de los sacrificios era verdad. Por desgracia él asentía, de acuerdo.

Nico se deslizó sigilosamente hacia Lucas con la mirada clavada en la espada de hierro estigio. Lucas se echó para atrás alejándose cuando adivino sus intenciones.

–Dásela –decreté

Lucas me miró con los ojos muy abiertos –¡Estás loca, no quiero morir! –argumentó con algo de histeria

Miré indignada a Lucas por lo que estaba insinuando –¡Él no va a matarnos! –espeté molesta

–Tampoco va a premiarnos –contraatacó aferrándose al mango de la espada. Suspiré y busqué la mirada de Lucas.

–Yo lo sé –le juré –él no va a lastimarnos. Estamos juntos en esto. –fruncí los labios irritada, la mayoría de campistas solían apartarse de Nico, como si fuera por allí atacando gente a diestra y siniestra –Además... Nico no es así. –agregué intentando mostrarle mi apoyo, él puso los ojos en blanco.

Y Entonces... Te Encontré II (Nico Di Angelo y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora