Y Entonces... Te Encontré II (Nico Di Angelo y Tú)

Capitulo IV: Quetzalcóatl

Todos los personajes de Percy Jackson no me pertenecen son propiedad del señor Rick Riordan GRACIAS POR CREAR ESTOS LIBROS: D

(Nico di Ángelo y tú)

Su piel era blanca, y llevaba el cabello rubio atado en una coleta alta, sus labios rojos se curvaron con diversión –Hola, ¿estas viva? –me preguntó satisfecha.

Me levanté tan rápido que me mareé, y todo dio vueltas a mí alrededor. –¿Qué...? ¿Cómo...? ¿Por qué...? –pregunté sin decidirme por lo que debía preguntar primero. La chica dejo salir una risa, y miró al conductor de reojo.

Su chofer, era un hombre de unos cincuenta, trajeado con uniforme de... pues de chofer. –Date prisa Davis –le ordenó la chica. El auto aceleró la velocidad, considerablemente.

Me observé las manos y los pies, si era un secuestro era uno muy poco usual. No estaba amarrada. Y al menos de que fueran secuestradores adinerados, no tenía sentido que su auto fuera excesivamente lujoso.

Miré de reojo todo, aunque la iluminación era escasa. –¿Quién eres? –pregunté observando la coleta de cabello lacio y dorado.

–¡Alguien muy guay! –me contestó automáticamente, pero un segundo después se llevó ambas manos a la boca y la cubrió con enojo. –Está empeorando... –murmuró preocupada, el chofer la miró de soslayo apesadumbrado, como si le tuviese lastima a mi secuestradora.

Observé ceñuda la situación, pero no entendí y decidí dejarlo pasar –Señorita McGwire, ya llegamos –le anunció después de un rato. Recordando la situación en la que estaba, observe alrededor. El auto estaba frente a una enorme y cuidada reja negra. Mi mandíbula se descolocó cuando la puerta se abrió, al principio creí que era la entrada a un bosque ralo, luego un parque privado, después comprendí que era un inmenso jardín.

Boquiabierta observé por el cristal de la ventanilla, el lujoso auto avanzaba por un caminillo empedrado que estaba perfectamente alumbrado, por modernas luces. Las tripas se me revolvieron y comencé a temer. ¿Y si era una asesina? ¿Y... si me mataba? Lo viera como lo viera sus métodos para traerme habían sido muy poco ortodoxos.

El auto avanzó recorriendo el cuidado camino hasta que se situó frente a una despampanante mansión blanca, la cual con todas las luces encendidas parecía brillar diciendo "Mírame, mi recibo de luz es sumamente costoso"

La chica reprimió un chillido –¿La bruja ya llegó? –dijo ahogadamente mientras observaba un auto deportivo aparcado frente a nosotros.

El chofer pareció repentinamente aliviado –Si, parece que la señora McGuire ya está en casa –contestó y me miró por el espejo retrovisor, con cautela.

La chica trono los dedos de su mano y se giró para encarar a su chofer –Escucha con atención Davis. Esto es lo que haremos. Yo entrare y fingiré que me voy a dormir temprano y tú la llevas a la cocina por la puerta de servicio. –le informó mientras abría la puerta y ponía un pie fuera –Yo estaré allí en unos minutos –le dijo antes de echarse a correr hacia las escaleras de la enorme entrada

–Señorita... –comenzó el chofer, pero la chica ya se había ido. Su chofer dejó salir un suspiro y golpeó el volante con frustración. Él bajó del auto y abrió la puerta trasera para que yo bajara, lo miré con desconfianza.

–¿Por qué...? –intenté preguntar, pero él solo negó con la cabeza y sujetó mi brazo obligándome a salir del auto. En cuanto estuve afuera de pie, me miró intrigado de pies a cabeza, pero bueno supuse que se debía a que la gente no suele pasearse por allí en armaduras.