Capítulo 11

417 27 0
                                    

-Hola, yo soy Taylor, pero me puedes llamar Tay.

No, esto no podía estar pasando. ¿Era la misma Tay que había mencionado antes Kaname? Normal que Zero se lo tuviera que haber pasado bien con ella, si parecía doña perfecta con ese cuerpo.

Estas celosa.

No, no estoy celosa, solo es... ¿Que estoy enfadada? Sí, es eso. Estoy harta de que Zero sea como es, y su hermano sea tan arrogante. Y bueno, ahora odio a esta chica sin conocerla cuando nunca antes juzgo a las personas antes de conocerlas. ¿Pero qué me estaba pasando? Por lo visto, se me enrojecieron las mejillas y es evidente que todos lo notaron además de que estaba enfadada. Siempre que lo estoy me pasa, lo odio.

-Donna, ¿pasa algo?

-No es nada M, el estrés de las clases supongo. ¿Comemos algo o vamos a estar aquí sin hacer nada todo el rato? ¡Necesito un té ya! -todos rieron menos Taylor, que estaba neutral. Como se nota que todavía no sabe la obsesión que tengo por el té.

Al ver a la señora Constance me vino a la mente lo sucedido el otro día y que no me había enterado de nada después de marearme. Y ni me había disculpado con ella, soy una mal educada.

-Hola señora Constance, siento lo del otro día... No sé lo que pasó, pero si necesita que la ayude a limpiar otro día lo haré encantada... Siento no haberme disculpado antes, de verdad.

-Ay hija hija, sabes que no pasa nada y no te tienes que disculpar por ello. Pero si no te acuerdas, deberías de hablar con Zero, te vendría bien. Anda, toma tu té negro bien calentito. -me dijo con la mayor sonrisa del mundo. Aquella señora era demasiado buena como para ser de este mundo.

-Muchísimas gracias, y sí, hablaré con él.

Mentira y gorda. Sabía perfectamente que no lo iba a hacer, no después de lo de esta mañana y el beso de ayer. A todo esto, me dijo que quedaríamos para comer y no está en clase, así que mucho mejor. Cogí el té y me di la vuelta, con la suerte de que algo se puso en el camino y le tiré todo el té encima. Me agache y recogí los trozos rotos de taza.

-Yo... Lo siento, no era mi intención...

-Tenemos que hablar, Belladonna. Ahora.

Esa voz la reconocí sin tener que levantar la vista para ver quién me hablaba. Era una voz seria y neutral, estaba enfadado.

-Zero, no puedo. Que tú no quieras ir a clase no significa que yo también. Ahora si te importa, me voy a despedir de mis amigos y vuelvo a clase.

-Te espero a la salida, recuerda que habíamos quedado.

-¿Y si no voy? ¿Me vas a hacer algo?

-Tú verás. -dijo mientras se iba. Bien Donna, has conseguido enfadarlo más de lo que ya estaba.

Fui a la mesa donde estaban todos y cogí mis cosas con prisa.

-Lo siento chicos me voy ya. Se me ha olvidado una cosa en la taquilla y tengo que cogerla antes de ir a clase. Ya hablamos. -iba a decir el típico encantada de conocerte Tay, pero para qué mentir, no lo estaba.

___________________________________

Las clases pasaron y Zero no se presentó a ninguna. No entendía para qué tenía que ir al instituto solo para decirme que teníamos que hablar, para eso que me enviase un mensaje. Aunque ahora que lo pienso, no tiene mi número y tampoco se lo iba a dar tan fácilmente.

Estuve todo el rato pensado de qué hablaríamos; si del beso, de la pelea o lo de esta mañana. No quería hablar de nada de eso, me aterrorizaba todo lo que me pudiera contar de cada uno, pero siempre podía no presentarme, ¿qué me iba a pasar? Nada.

Deje algunos libros que no necesitaba en la taquilla y decidí salir por la puerta de atrás, así no me vería Zero salir y evitaría el hablar con él. Era raro porque la puerta de atrás es la que menos se utiliza pero me sorprendió ver a Tay liandose con un tío. Primer día, primer lío, está mujer va a arrasar con lo que pille en su camino. Me miró pero yo evite su mirada y seguí con mi plan hasta que llegue a los jardines de mi casa donde me tranquilice. Zero ya se habría cansado de esperar y no sabía dónde vivía. Su hermano sí, pero estaba demasiado desorientado anoche para darse cuenta.

No había nadie en casa, dejé las cosas en el suelo y fui directa a la cocina a calentar la pizza que había quedado del otro día. Para mi hasta desperdiciar los bordes de la pizza me parece un pecado mortal. Puse las noticias en la pequeña tele de la cocina, nada interesante. Política. Más política. Ausntos locales. Desaparición de una chica en un pueblo vecino. Deportes. Más deportes. El tiempo. Decidí finalmente poner dibujos animados y zapeando encontré que estaban poniendo Hora de Aventuras, genial. Parecerá muy infantil, pero es la mejor serie de dibujos animados del mundo, y mi favorita. Soy como una niña pequeña.

A mitad del capítulo me pareció oír unos ruidos en el piso de arriba. Sería el viento, así que seguí con lo mío. A los cinco minutos, los volví a oír pero más fuerte, parecía que estaban golpeando una ventana. Me asusté con solo pensarlo. ¿Y si eran unos ladrones? ¿Qué iba a hacer? Apagué la tele y fui a la cocina y cogí un cuchillo de los grandes. Subiendo las escaleras oí mejor el ruido, hasta que descubrí que venía de la ventana de mi habitación. Me empezaron a temblar las manos y casi se me cae el cuchillo al llegar a la puerta, ya solo me faltaba abrirla, pero no estaba preparada para saber lo que me podría encontrar allí. 

3...2...1...

Agarré el cuchillo con más fuerza y entré.

Un Zero en mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora