Capítulo 23

40.4K 4.8K 766
                                    

Después de la conversación que tuvo con Ross, se dirigió a su casa en busca de varias respuestas para todas sus preguntas, y cuando estuvo en el hall lo vio conversando con el mayordomo.

—Milady —dijo el criado y ella avanzó hacia su esposo con pasos firmes y resueltos, ahora a plena luz del día sabría por qué demonios él se metió en una pelea con Hamilton.

—¿Qué te pasó en la cara?

Se giró hacia ella con su típica y estresante sonrisa.

—Un golpe insignificante. —El mayordomo se retiró en lo que él le inventaba toda una mentira—, no te preocupes, princesa.

—No me mientas, ya sé lo que pasó.

El duque entrecerró los ojos y Lisa titubeó, ninguna mujer debía hablarle así a su esposo, no si quería salir intacta de tal conversación.

—¿Piensas defenderlo? —Fue una pregunta suave que pudo haber pasado como pasiva si ella no lo conociera tan bien.

Estaba furioso.

—No puedes ir por la vida peleando con los demás, Windsor.

—Debí haberlo matado, Lisa —masculló furibundo y ella respondió con un jadeo.

—Ha pasado casi un mes, no tiene caso seguir recordándolo.

—Pues yo lo hago. —Le recorrió el cuerpo con la mirada—. Y jamás lo olvidaré.

Sus hombros perdieron fuerza y lo miró con tristeza, si tan solo las cosas fueran diferentes.

—¿Por qué desconfías de mí?

—¿Y todavía lo preguntas?

Se rindió.

Entendía qué no olvidaría que pretendió entregarse al conde para no casarse con él tan fácilmente, pero ahora todo era diferente, ella era suya, solo le pertenecía a él y Windsor ya debería saberlo.

—No quiero tocar el tema. —Se frotó el puente de la nariz, sintiéndose repentinamente indispuesta, últimamente estaba atravesando por una serie de mareos.

—¿Te encuentras bien? —La pregunta le permitió sentirse importante. Se oía preocupado.

—Sí, no es nada. —Se apoyó en el pecho masculino que le ofrecía su calor y juntó los párpados cuando la alzó en vilo.

—¿Ya comiste?

Solo tomó el té en la casa de su madre.

—Sí.

Ella no comía nada pasado el mediodía —aunque últimamente Jaden la estaba obligando a cenar con él—. Él avanzó guiándola a los pisos superiores y Lisa se sorprendió al ver donde la llevaba.

—¿Por qué aquí? —inquirió confundida y Windsor abrió la puerta con una sonrisa, risueña.

Era la primera vez que estaba en su alcoba.

—Siempre dormimos en tu cama, y hay que admitir que la mía es más cómoda.

Ella no sabía nada al respecto, jamás le autorizó entrar a su alcoba y ninguna dama en su sano juicio lo haría sin el permiso de su esposo.

—Windsor...

—Dime Jaden, princesa.

Eso estaba en el olvido, si bien a veces el nombre se escapaba de sus labios, no se sentía cómoda diciéndolo, ellos ya no era los jóvenes que solían cabalgar en las tierras de su padre, ahora eran adultos y la confianza entre los dos no estaba tan sólida como para llamarse por su nombre.

Windsor la recostó sobre el mullido colchón y Lisa se aferró a esa superficie que olía a él, se abrazó a una almohada y ronroneó con comodidad.

—Son las cinco, no deberías dormir a esta hora.

—Unos minutos.

Él pareció pensarlo y sujetó un libro antes de sentarse junto a ella.

—Te despertaré para la cena.

—¿Cuándo me llevarás al club? Me dijiste...

—En dos semanas se abrirá las puertas a damas de la aristocracia. Necesitarás una máscara pero ya hablé con madame Gale, tendrá todo listo para ti.

—¿En serio? —Se sentó entusiasmada y Windsor asintió.

—También te traerá tu vestido para el baile de los condes de Norfolk.

Asintió entusiasmada. En una semana y media sería el baile de los condes y su esposo decidió que asistirían.

—No deberías hacer muchos gastos —comentó con cautela.

Él apretó la mandíbula.

—¿No es eso lo que quieren las mujeres: joyas, ropa y más joyas?

«Yo no quiero eso».

—No todas. Además, primero es necesario que nos alcemos económic...

—Todo está marchando bien, princesa, tú solo disfruta de la vida que del dinero me encargo yo.

Volvió a recostarse y sin poder evitarlo la pregunta botó de su garganta.

—¿Y tienes alguna novedad de Hamilton?

No la miró.

—Sigue igual.

Suspiró y giró sobre el colchón para hallar una posición más cómoda, no le interesó darle la espalda.

—Deberías ayudarle, tú lo arruinaste.

—No es asunto mío si él no supo cómo atrapar a una mujer. Lo que suceda con él me importa un cuerno.

Y eso era lo que más le disgustaba de él: su egoísmo.

—Yo lo ayudaré.

—Acércate a él y no querrás saber lo que vendrá después.

Escuchando esa promesa se durmió. Necesitaba descansar, sentía el cuerpo débil y la cabeza le dolía cada vez más. Algo no andaba bien en su cuerpo.

NO OLVIDEN DEJAR SUS VOTOS Y Comentarios. 😘

¿Ya vieron los adelantos de Amigos de placer en Facebook e Instagram?

¿Ya vieron los adelantos de Amigos de placer en Facebook e Instagram?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aliados del Amor 01 *Libertinos Enamorados*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora