Bittersweet - League of Legends

8. Como luciérnagas en la oscuridad.

~Narra Ahri~

Entramos en un bar, donde Olaf fue recibido como una persona famosa, yo iba agarrada de su brazo y muy pegada a él, todos sus amigos, un poco salidos, por cierto, me miraron y me dijeron un montón de piropos, y no solo a mí. A Olaf también le soltaron de todo, incluso insultos de broma, pues me habían confundido con la pareja de Olaf. Yo ya era popular de por sí, las Kumiho somos reconocidas por nuestra belleza. Y encima de todo eso, no todos los días se veían chicas tan bonitas por esos sitios, asi que toda la atención cayó en mí y en Xayah. Creo que más en mi, puesto que Xayah y Rakan iban muy pegados, y le tendrían miedo al fénix por tocar a su dama. No podía creerme nada, no paraba de reírme y sonreír, lo que me hacía verme más linda. Xayah y Rakan subieron al escenario a bailar, si, otra vez, ¿No se cansan?.

—Ahri, sube a la barra y baila tu también, ganaríamos dinero para pasar algunos días aquí, piénsalo.-Propuso Xayah subiéndose a la barra.

—Pues no es mala idea.-Dije riéndome mientras Rakan me ayudaba a subirme agarrando mi cintura.

Estuvimos como una hora bailando, los tres habíamos bebido, pero no íbamos ebrios. No como varios del mismo sitio, nos hicieron parar de bailar como tres veces, por que esta gente habían iniciado peleas, y era peligroso que estuviéramos en alto, tiraban hasta jarras de cristal.
He de decir que había muchísimo ruido. Era algo que al menos a mi me molestaba mucho. Pasaron 20 minutos desde que nos bajamos de la barra, no sabía qué hora era, pero mis ojos habían conseguido fijarse en un hombre que ya llevaba sus tragos, pero no se comportaba como los demás, ¿Estará borracho? Me acerqué a él, me senté a su lado y se quedó un rato mirándome sin decirme nada mientras sujetaba su jarra. Estaba apartado del resto, no tanto, pero había menos ruido de lo normal allí con él.
Tomó algunos tragos, no se por qué, no era capaz de dejar de mirarle.

—¿Quieres un poco?.-Me preguntó.

–Gracias .-Dije intentando levantar un poco la jarra, era enorme. Sonreí y él me sonrió de vuelta, era bastante lindo.

Estuve a su lado muchísimo tiempo. No quería separarme de su lado, me atraía y no habíamos hablado casi.
Para que me entendáis, cargaba con una katana, y tenía su pelo marrón recogido. El chico se levantó, dejando de golpe su jarra en la barra, y salió del bar. Yo sentía muchísima curiosidad, me caía bien.