Capítulo II: El poder del anonimato.

218 20 11
                                    


En el transcurso del recinto a casa, Susana permaneció callada. Los chicos con los que viajaba no le despejaban la mirada de encima, pues rumoraban que ella tenía alguna conexión especial con Papa.

- ¿Lo conoces? - se aventuró a preguntar Katherine.

- ¿Tu no? - sonrió Susana tratando de evadir el tema.

- ¡No tontita! - rio - Al hombre detrás de Papa. - Todos quedaron atentos a lo que Susana diría.

Ella al recordar el día que había tenido suspiro y sonrojada les dijo no y prosiguió a explicarles lo ocurrido por la tarde sin omitir algún detalle.

- ¡Ahora entiendo! - exclamó un pelirroja que estaba frente a ella. -Es tan típico de él. - dijo entre risas. - ¿Te acuerdas cuando le di a firmar mi sostén? - dirigiéndose a su acompañante - ¡Estaba como loco! - todos comenzaron a reír mientras les acababa de contar la historia.

Susana por dentro se sentía muy desilusionada por haber creído que había sido la única o una de las pocas que había tenido un encuentro de ese tipo con Emeritus.

¡Qué tonta eres Susana! ¿De verdad creíste que serias la única! ¡Por favor él es un artista, no es hombre de una sola mujer!

Su madre ya la esperaba sentada en la sala, al ver a su hija entrar la recibió con un beso y un abrazo mientras la cubría con un manta. Platicaron muy poco porque la señora debía presentarse a trabajar más tarde.

Una vez en su cuarto y con el pijama puesta, Susana decidió revisar por última vez su móvil.

Las fotografías habían quedado preciosas con todos, en especial con su Ghoul favorito pero la de Papa, esa estaba perfecta. Él la tenía sujeta por la cintura con su mano izquierda y con la derecha sostenía su mano, era digna de enmarcarse.

Dando las 6 am decidió apagar su móvil puesto que su madre estaba por levantarse y lo que menos quería era que la regañara por no haber dormido.

Completamente vacía se encontraba la habitación donde Susana estaba. A lo lejos apenas se escuchaba la voz de un hombre que le llamaba en múltiples ocasiones. Sintió entonces que algo o alguien la abrazaba por detrás de la cintura y después le dejaba unos cálidos besos en los hombros.

De pronto, la habitación se tornó oscura, sin un solo rayo de luz, apenas podía ver el contorno de sus manos. El piso de fue desintegrando dejando así a Susana flotando en la nada. Ella esta aterrada pues no podía hacer nada por detenerlo. Intento varias veces tratar de agarrar algo para poder sujetarse, evidentemente era inútil. Trataba de gritar, pero sus gritos eran sufocados por alguna fuerza mayor.

Entre la lucha consigo misma, un pequeño rayo de luz entro por algún lugar permitiéndolo tener un mayor enfoque visual. Su piel al reflejo de ese diminuto rayo parecía que brilla. La pobre ya no podía más, necesitaba respuestas no más dudas ¿Qué o quién la tenía ahí? ¿Con que propósito? Su sorpresa fue mayor cuando se percató que se encontraba totalmente desnuda, ante nadie, en la oscuridad.

Otro rayo aún más pequeño entro por otro lado desconocido iluminando su frente. No paso ni un minuto cuando más rayos brotaron. Después de restregarse los ojos, pudo notar que había tres partes de su cuerpo iluminadas; su frente, su pecho y su vientre brillaban como el sol mismo.

-Permíteme ser la oscuridad en tus rayos de luz, Susana. - dijo una voz masculina en tono seductor. - Anda, solo di que si- Unas enormes manos aparecieron y la cubrieron como se cubre a un pájaro pequeño.

Los sonidos de las campanas se empezaron a escuchar mientras que se escuchaba una hermosa melodía de cuna que hacían sentir somnolienta a la miedosa Sus.

He is the way.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora