Capítulo 10

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Maraton 2/3

Mi respiración sale entrecortada, siento que las sienes me punzan debido a que mi ritmo cardíaco se ha acelerado. Las palabras de Edwin me han dejado estupefacta.

-¿Qué has dicho?-Le pregunto con un nudo en la garganta.

Él me mira con tristeza y con una mano me invita a sentarme en el sofá. Eso provoca que mis nervios se alteren aún más, sin embargo obedezco y Rayan se sienta conmigo.

-El día que esos...sujetos las persiguieron yo llevé a Amalia a su casa.- Comienza a explicarnos Edwin.-Al llegar ella dijo que esperara en la sala, que se iría a cambiar. Luego de unos minutos bajo pero su rostro estaba pálido, como si le hubieran dado el mayor susto de toda su vida, claro sin tomar en cuenta lo que había sucedido. Le pregunté que pasaba y ella me dijo que los tipos la habían llamado y que la amenazaron con volver por ella.

Automáticamente me llevo una mano a la boca y ahogo un grito.

No hay duda, fueron ellos. Esos hombres se llevaron a Amalia.

-¿Y por qué no me lo dijo?¿O por qué no me lo dijiste tú antes?

-No te lo dijo por que no quería preocuparte así que me hizo jurar que no te diría nada, pero dada las circunstancias, yo creo que eso ya no importa.

-Edwin, ¿sabes lo que eso significa? Quizás si me lo hubieran dicho ella podría estar ahora con nosotros. -Le suelto desesperada.

-Lo sé, lo sé y creeme que me arrepiento. Ese día intenté convencerla de que se lo dijera a policía pero fue inútil, se negó.

Quiero gritarle más cosas pero me contengo al darme cuenta que él no tiene la culpa de lo que está sucediendo. Por su voz sé que esta a punto de quebrarse y lo que menos necesita en este momento son reproches. Suficiente tiene con pensar que él pudo evitar que secuestraran a Amalia.

¿Pero cómo adivinaría él, que esos hombres cumplirían su palabra y se llevarían a Amalia de nuestro lado?

-¿Y cómo...cómo consiguieron su número?- Le cuestiono tartamudeando.

-No lo sé, no lo sé- responde Edwin en voz alta, llevándose las manos a la cabeza en señal de frustración.

Una vez más, mi mente hace un viaje al pasado hasta llegar al día en que Amalia y yo fuimos perseguidas. Hago un rápido análisis mental de todo lo que pasó esa noche y entonces una idea cruza por mi cabeza, pero de sólo pensarla siento como mi rostro palidece.

-¿Qué pasa Alba?- escucho preguntar a Rayan a mi lado. Mis ojos se conectan con los suyos, y en su mirada no puedo distinguir nada más que preocupación.

-Tengo una teoría- respondo lo más alto que puedo.

-¿Y bien?- me pregunta Edwin desesperado.

-Bueno, cuando tu la encontraste ella estaba hablando por teléfono conmigo. Yo le había llamado por que los sujetos empezaron a perseguirme pero cuando me encontré con Nicolás, ellos dejaron de seguirme. Entonces llamé a Amalia y le pregunté como estaba y dónde se encontraba pero perdimos comunicación en cuento ella soltó el teléfono y tu la atrapaste.- Hago una pausa mientras me muerdo la uña del dedo anular con nerviosismo. -Así que yo supongo que pudieron rastrear la llamada mientras hablábamos y de esa manera obtener el número.

-¿Pero cómo pudieron hacer eso?- pregunta Edwin asustado.

-No sé, es sólo una teoría, aunque si fue así necesitaron de una gran tecnología para lograrlo.

PROYECTO 92209Donde viven las historias. Descúbrelo ahora