Capítulo 26

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¡AGUA!

Esa palabra es la única que viene a mi mente cuando al caer del avión, siento como mi cuerpo se hunde y es arrastrado por una fuerte corriente de agua. Al principio creo que se trata de un sueño pero cuando finalmente logro salir a la superficie, descubro que no lo es y que en realidad, sí estoy siendo arrastrada por la corriente de un río caudaloso y turbulento.

En un instante, el miedo se apodera de mí y lo primero que hago es intentar nadar en su contra pero la corriente de demasiado fuerte y todo esfuerzo resulta inútil. Poco a poco, siento como la velocidad del río va aumentando al mismo tiempo que el agua comienza a colarse entre mis pulmones, impidiéndome seguir respirando con normalidad.

Aún así, no dejo que la desesperación me invada y en un último esfuerzo, logro sujetarme de una roca cercana. Sin embargo, pronto descubro que con cada segundo que paso aferrada a ella, mi cuerpo se vuelve cada vez más débil. Trato de resistir lo más que puedo pero la fuerza de la corriente termina venciéndome y nuevamente soy arrastrada por ella pero ésta vez, ya no soy capaz de poner ningún tipo de resistencia. Entonces, cuando creo que estoy a punto de ahogarme, alguien se aferra a mi cintura y trata de mantenerme a flote mientras ambos seguimos moviéndonos por el río, hasta que finalmente nos detenemos. ¿Cómo? No lo sé. De lo único que logró ser consciente es de cómo el tronco de un árbol, derribado por una chica que se parece mucho a Cassandra, cae enfrente de nosotros y levanta una ola de agua. Después de eso, todo lo que veo es oscuridad.

Una vez que la luz vuelve a aparecer, lo primero de lo que soy consciente es de que ya no me encuentro más en el río. Ahora, me encuentro en la orilla bajo la mirada expectante de varios rostros familiares que observan como toso y devuelvo toda el agua que he ingerido. Así que cuando finalmente me recompongo, no pasa ni siquiera un segundo antes de sentir como alguien me abraza con fuerza. Al instante, noto como su contacto me hace sentir una infinidad de cosas y no comprendo cómo es capaz de provocar todo aquello en mí con tan sólo un abrazo, hasta el momento en que se separa de mí y descubro de quién se trata.

Jaden

Inmediatamente, una sonrisa se dibuja en mi rostro y aunque lucho por mantenerme despierta y permanecer con él así un rato más, de un segundo a otro, la oscuridad vuelve a aparecer.

Ésta vez me despierto entre jadeos, mientras que por mi frente escurren gotas de sudor frío.

Sin poder evitarlo, comienzo a analizar el lugar en donde me encuentro y entonces me doy cuenta de que no se trata de mi habitación habitual, sino de una con paredes blancas impecables y que además, huele de manera extraña. A lado de mi camilla, observo una máquina que se encuentra conectada a mi brazo, monitoreando mi ritmo cardíaco y otro artefacto cuya función es suministrame suero.

¿Estoy en el hospital?

Al voltear hacia el otro lado, me sorprendo cuando veo a Jaden durmiendo tranquilamente en un sofá con los brazos cruzados. Su respiración es calmada y se ve realmente cansado. Lleva puesto un pantalón militar y una camisa negra que hace que se le marquen todavía más sus músculos mientras que su cabello está despeinado; lo cual lo hace ver tierno y atractivo a la vez.

No sé cuánto tiempo paso observándolo hasta él parece sentir mi mirada y despierta. Entonces, nuestros ojos se conectan y ninguno puede evitar sonreír.

-¿Cómo te sientes?  -interroga él, acercándose hasta mí.

Al instante, puedo sentir como su cercanía provoca que mi ritmo cardíaco se acelere y para mi desgracia, la máquina también parece notarlo porque enseguida empieza a producir pitidos más rápido de lo normal.

-Estoy bien -miento ruborizada y apartando la vista.-¿Cuánto tiempo he estado aquí?

-Alrededor de un día.

PROYECTO 92209Donde viven las historias. Descúbrelo ahora