Abrir el panorama

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- Así no vas a llegar a ningún lado niña, corrige esa postura. - Dijo mi maestro furioso. 

- ¿No será mejor entrenar a otra chica?.- dijo su esposa qué evidentemente me odiaba. 

- Vuelve a empezar. - Me ordenó.

Mi cuerpo se sentía cansado, no lograba coordinar hoy, y en cuatro horas de entrenamiento solo había recibido regaños, respiré hondo, era una persona muy paciente pero esto llegaba al extremo.

Volví a iniciar la rutina, salió bien.

Íbamos a agregar acrobacias entonces estaba intentando en la tela, cuando mi maestro me regaño por la postura una vez más me caí del susto que me ocasionó su grito. Sentí mi espalda azotar en el suelo y las lágrimas de frustración eran evidentes. 

- Es todo por hoy. - Dije levantandome lentamente. 

- Vuelve acá. - Oí gritar.

 - ¡DIJE QUE ES TODO POR HOY!. - Grite de vuelta. Nunca les había gritado y en otro momento me había sentido culpable, pero esta vez ya me sentía agotada.

Tome mis cosas y mientras iba conduciendo camino a casa, sonó mi móvil que estaba conectado al estéreo del auto. Puse el manos libres y conteste.

 - ¿Bueno?. - Dije tratando de tranquilizarme. 

- ¿Qué tienes?. - pregunto Mario preocupado. 

- ¿En dónde estás?. - Respondí. 

- Estaba ensayando y decidí marcarte. - Dijo aun preocupado. 

- Quiero ir a verte, ¿Puedo?. - Dije sin poder controlar las lágrimas. 

- Te recojo en tu casa en... ¿cuanto tiempo?. - contestó. 

- No, puedo llegar sola, traigo el auto, solo mandame la ubicación. - Respondí.

Sonó un click y supe que ya la había mandado. 

- Te vienes con mucho cuidado preciosa. - Respondió. 

- Te veo en una hora.

Y colgué.

Después de una ducha, me sentí más tranquila.

Vestí casual con unos jeans, unas balerinas azules y una blusa estilo suéter qué me regalo mamá azul marino.

Conduje y llegue sin problemas. Pregunte a varias personas y me dijeron en que apartado de ese enorme edificio ensayaba Mario. Finalmente lo encontré.

Cuando a penas iba abriendo la puerta vi en el reflejo del espejo qué estaba en medio de la coreografía, cuando Mario me vio sin pensarlo dos veces se echo a correr hacia mi, y me abrazó. 

- ¿Estas bien preciosa?. - Dijo mientras examinaba mi cara para saber sí estaba lastimada. 

- Mario estabas ensayando. - Dijo el coreografo. 

- Pueden tomarse un receso. - Dijo Mario a los demás del grupo que ensayaban. 

- No Mario, no es necesario, yo en realidad no se por que..... - Sentí sus labios sobre los míos y ya no había más explicación, era lo que necesitaba. Sentí como sonrió y quise besarlo aún más. 

- Ya estoy bien. - Dije sonriendo de oreja a oreja. 

- Yo también. - Dijo con la misma sonrisa.

Sentí que me puse roja y baje la mirada. 

- Vaya, así que eres de las chicas que aún se sonrojan. - Dijo mientras levantaba mi barbilla para que lo mirara a los ojos. 

- No hagas eso. - Dije mientras cerraba mis ojos. 

"A través de tus ojos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora