Capítulo 3| Y tener novia no evita que me relacione con el sexo opuesto.

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ANTES.

Comenzamos a caminar hacia mi casa, y por lo tanto también a la suya. Algo me dice que este camino va a ser algo largo y divertido.

Siento que el ambiente está un poco tenso y serio al mismo tiempo. Lo miro de reojo y veo que mientras que caminamos tiene la vista fija en el camino. Yo decido ver mi celular para distraerme un poco, supongo.

O para liberar la tensión en el aire.

Llevamos exactamente dos minutos caminando y llevamos dos minutos sin decir una palabra. Esta es una tortura para mí.

—¿Por qué estabas ese día en mi casa?—pregunto sin rodeos. Soy muy directa, aveces.

Siempre es directa, de seguro fue el auto corrector que puso que era "aveces".

—La manguera de mi jardín se rompió, mi carro estaba lleno de barro ese día porque caí en un charco. Unos días antes había llovido.—dice con simplicidad al narrar la historia.

—¿No crees qué es inapropiado estar con otra chica mientras tienes novia?—digo para no caer en el tema pasado, pasé mucha pena ese día. Pero es verdad lo que le quiero decir. ¿Si tiene una novia por qué se anda interesando en mí? Es absurdo. ¿Quién dijo que se estaba interesado en mí? Solo quiere ir a su casa acompañado de su vecina, totalmente normal. Desde que lo vi me dio curiosidad saber de él, su casa desde que tengo memoria me dio curiosidad. El porqué no lo sé, pero lo puedo averiguar. Mason no será de gran ayuda, el cree que esto es absurdo y mi padre podría ayudar, no lo veo muy seguido, trabaja seguido. No puedo decir que somos una familia millonaria, pero si estamos económicamente estables, muy estables. Si, tengo dinero, pero no lo presumo como otras personas. Los que me conocen bien saben que soy así, los que no ni saben que soy de una familia de dinero.

—Ella no sabe que estoy aquí contigo, Azuleja. Y tener novia no evita que me relacione con el sexo opuesto.—dice con un tono de astucia.

—Bueno, ese es tu problema. Debo de dejar de meterme en la vida de los demás.—digo agobiada por mi actitud.

—Yo concuerdo con eso—dice con una gran sonrisa haciendo ver sus hermosos dientes blancos, como la leche.

—¿Prácticas algún deporte? Casi todos los hombres de el instituto practican algún deporte, las chicas no tanto.—digo algo rápido y perdiéndome en algunas palabras.

—Si, hago surf. Lo malo es que no está relacionado con algún deporte de el instituto, pero a mí me gusta.

¿Surf? Yo ni tengo equilibrio para tener dos cosas en una mano a la vez y el mar y yo nos llevamos bien cuando estoy cerca de la orilla, creo que más a fondo hay un tiburón esperando mi llegada.

—¿Esas cosas son siempre las que tienes en la mente?—me dice riéndose en cada espacio que dejaba para decir cada palabra. ¿Po qué se está riendo? Oh no... ¡¿Lo dije en voz alta?! Ay no...

Hice que lo hicieras, si no hacía eso habría tensión en el aire hasta la eternidad, Azul. Te hice un favor.

—Y... ¿Tú prácticas algún deporte, Azuleja?—dijo cuando terminó de reírse de mi. Yo hasta ahora estuve mirando el suelo de la calle  con los hombros encogidos.

—Si, práctico gimnasia rítmica. No muchas chicas en el instituto la practican pero a mí me gusta.—dije un poco sincera.

La Otra Cara del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora