Capítulo 6| Sherlock Holmes

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ANTES.

Voy a hablar con Mason. Misión número 1628 en transcurso de elaboración.

En cuanto mi hermano se encargó de la rata y de el control del televisor me dispuse a ser espía, viendo series de espías y leyendo Sherlock Holmes. Okay, eso ni yo me lo creí, estuve viendo películas de espías.
Agente 007 reportándose, pero les coloqué una crítica en internet; escribí que necesitan un código si ven ratas, es muy útil. En un día es la fiesta de la playa y surf.

Surf= Chicos - Camisas.
Chicos - Camisas= Chica acosadora/violadora.

Centrándome en la misión encargada para mi persona, okay, mejor dejo la escena de película y me centro en la realidad.

Él y yo nunca hemos tenido secretos entre nosotros, somos muy abiertos en ese sentido pero hoy me decido por a usar mi don de persuadir a personas con cosas que no me quieren decir a decírmelas. Algo pasa con él, me acerco a Troy y él desaparece totalmente incómodo. Él está cambiando, se aleja de mí y se va con Abby, no es que esté celosa, pero es extraño su comportamiento, como si estuviera en la face de ser humano a ser un vampiro o como si le gustara alguien. Será... ¡No! ¡No! ¿Pero si le...? ¡No! Puede ser... No puedo creer que no pensé esto antes, pero creo que no es posible.

Mason jamás sería gay y se sintiera atraído por Troy, es una estupidez.

Tal vez nunca piense de manera seria las cosas, no me quiero sumergir en dolores de cabeza y rupturas de corazones rojos o sentir pena por ti mismo, no me gusta sentir ese tipo de cosas, por eso soy como soy.

Ya encontrándome en el pasillo de los casilleros, escondida, viendo como el habla por celular con alguien, parece algo importante porque está muy serio para mí gusto y el de sus labios. Espero unos segundos a que finalice su llamada y voy por detrás de él muy sigilosa y sin que se de cuenta. Ya justo detrás saco una bandana de la temporada pasada—y es negra, indicada para la ocasión—la coloco en su boca, se queja obviamente y se volvió una foca drogada, entre todo este alboroto le logre anudar la bandana y para que se calmara decido decirle algo al oído.

—Shhh... Solo sígueme.—creo que abuse de mi tono seductor pero esta ocasión no se ve todos los días y probablemente me llamen para Hollywood cuando vean los videos de las cámaras de seguridad de los pasillos.

O tal vez te llamen a un manicomio.

Lo guío hasta el salón de la limpieza que no es nada parecido a el de las películas, es muy ancho y largo y es como una casa para los conserjes. Se preguntarán, ¿Qué hago un sábado en el instituto en vez de estar como una morsa en mi casa?

Flashback:

—¡Quiero a todos los que practiquen una actividad extra curricular en el instituto el sábado justo aquí para la preparación del desfile! No quiero peros.—dice el director con su típica voz de viejo amargado y divorciado.

—Según el pronóstico de el clima, justamente el sábado me voy a enfermar.—falseo una cara triste—Es una pena...

—Si no la veo el sábado a las once de la mañana justo aquí estará suspendida haciendo el trabajo de la conserje.—está muy obstinado de mis excusas.

—Limpiar los pasillos no estaría mal...—viéndole el lado bueno.

—¡Hablo de los inodoros de los hombres, Señorita Murphy!.—se prendió lo que no se apaga.

La Otra Cara del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora