" damn it, mason! you have to promise them that you won't do it and then do it anyways "
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CAPÍTULO ONCE: BIENVENIDOS A MONARCH.
—¿Solo se van a sentar ahí? ¿En la oscuridad? Están disfrutando esto, ¿no?—, hablaba James Conrad con un tono frío y despiadado al vidrio que el trío estaba seguro que era un espejo de dos direcciones —. ¿Es divertido para ti? Prometo que no les contaré a los rusos.
—Prometo que les contaré a los rusos—, agregó Mason, ganándose la mala mirada de Eliza a su lado.
—Ella les contará a los rusos—, murmuró James.
— ¡Diablos, Mason!—, masculló Eliza —. Debes decirle que no la harás y, luego, lo haces de todos modos—, explicó obvia, ahora ella recibiendo una mala mirada por parte de James mientras caminaba hacia ella —. ¡No me mires así! ¡No dije que lo haría! Solo le enseñaba a mi querida amiga idiota cómo hacerlo.
James suspiró y volvió a ocupar su lugar al lado de Eliza, ya que ella se encontraba sentada entre ambos. El británico se echó hacia atrás, pasando su brazo por sobre el respaldo de la silla de la chica.
El soldado tomó el lápiz que se encontraba sobre la mesa y lo lanzó contra el vidrio, rompiéndose en un sordo sonido por la mitad —. ¿Por qué nos retienen aquí?
—Quiero irme a casa—, volvió a hablar Mason, sonando aburrida. Eliza se preguntó si su amiga ya había pasado por la misma situación antes, ya que ella se encontraba aterrada a pesar de no querer demostrarlo.
—Lo entendemos—, asintió James —. No hubo ninguna isla, nunca estuvimos en una isla.
La única puerta de la habitación se abrió. Las miradas del trío se enfocaron sobre el dúo que ingresó, y se sorprendieron al encontrarse con Brooks y San —. ¿Isla? ¿Qué isla?
—Brooks, ¿qué diablos está pasando?—, inquirió James.
—Bienvenidos a Monarch—, sonrió Brooks, como si aquello explicara todo. James se rió con ironía, mientras que Eliza lo seguía mirando con desconfianza —. Hablo en serio, Eliza—, agregó, mirando a la pelirroja y deslizando por sobre la mesa una carpeta hacia ella —. Ésta isla es sólo el comienzo.
La chica abrió la carpeta, encontrando centenares de archivos y fotos. Las observó con detenimiento, y fácilmente descifró que esas eran la única información que tenían. James y Mason miraban a sus lados, tomando algunos de los archivos para observarlos de más de cerca.
—Hay más allá afuera—, mencionó San.
— ¿Qué quieres decir con... más?—, preguntó James, atento a sus palabras mientras volvía a colocar la fotografía que había tomado sobre la mesa.
—Este mundo nunca nos perteneció, les pertenecía a ellos. La pregunta es cuánto falta para que vuelvan a reclamarlo—, respondió Brooks al mismo tiempo que la habitación se oscurecía. Un proyector reprodujo un par de imágenes en una de las paredes —. Kong no es el único rey.
Eliza se estiró hacia adelante, observando el vídeo que como título mostraba "Ultraclasificado Monarch. Sección ocho – amenazas adicionales." Su estómago dio un vuelco al observar otras criaturas que parecían mucho más peligrosas y amenazantes que Kong, preguntándose si éstas serían tan humanas como él.
La mano de Mason buscó la de Eliza por debajo de la mesa. Entrelazaron sus dedos, mientras la rubia reflexionaba que se habían metido en algo mucho más profundo de lo que hubieran podido imaginar. Y, sobre todo, algo que resultaba extremadamente peligroso para la chica que tenía menos experiencia que ella. Por el otro lado, James posó su mano con suavidad sobre su cintura. Ya podía imaginar a Eliza peleando con dientes y puños para salvar a todas aquellas criaturas, incluso si aquellas no necesitaban ser salvadas.
Eliza Somer no desvió su mirada de las imágenes, contando cada criatura e intentando memorizar dónde se suponía que se encontraba cada una de ellas. Sonrió ligeramente ante la idea de que nunca hubiera esperado acabar envuelta en algo como esto al principio de su viaje. Sin embargo, estaba más que dispuesta a ser parte de todo esto. Incluso si eso significaba luchar contra más personas como Packard.
