Llegue a casa y él se ha quedado en la sala, me desvisto de inmediato y me pongo el vestido, para mi mala suerte no logro abotonar el botón que va detrás de mi nuca -Nii-san, podrías venir?- no escuché su respuesta así que me dirijo a la sala y lo vi sentado en el sillón -podrías ayudarme?- el me miro y solo asintió con la cabeza -te vez hermosa- mencionó con su voz un tanto agitada -Gracias, el vestido ayuda- siento como lo abotona y como sus labios toman posesión de mi espalda, cierro los ojos, me gusta esta sensación, este dulce cosquilleo que hace curvear mi espalda. Él abraza mi cintura y me acerca mas, mi deseo se acrecentar, quiero que me haga el amor en este preciso momento pero, el sonido del timbre hace que este deseo se esfume -ahora voy- abrí la puerta y era mi Jefe -puedo pasar?- preguntó -por supuesto- el entro y el hombre que secretamente me brinda un infinito placer lo mira molesto -Nii-san el es mi jefe Endou Tomoe, es el con quien iré a la cena- mencione muy nerviosa al darme cuenta que mi hermano lo miraba muy molesto, será por que saldré con él o por el simple hecho de no poder culminar lo que inicio -Mi nombre es Takashima Kouyou y soy el hermano mayor de Himemiko, solo espero que la cuide bien- jamas había visto tal expresión en su rostro, su cara enojada, era algo que nunca había contemplado -vayámonos, no me gusta llegar tarde- se acerco a la puerta con esa actitud tan fría -lo alcanzo en el estacionamiento, quiero hablar con mi hermano- no podía irme así, sin poder hablar con él -te doy 5 minutos- sale.
Me encanta ver la linea natural de su espalda, jamas la había visto de esta manera, es una manera nueva, una manera que me enciende, una manera en la que deseo jamas cansarme. -Kouyou puedo entrar?- mencionaba con una voz tan dulce como sus besos pero tan amarga como sus silencios -como quieras- ella entraba y se veía pálida, pero no me sorprende ese es su color -acaso estas celoso?- decía con esa sonrisa tan provocativa, levanto la falda de su vestido y se sentó sobre mis piernas -que crees que haces?- decía molesto al darme cuenta que ella estaba tomando el control de la situación -trato de que te des cuenta que eres el único, aun que no creo que puedas decir lo mismo- el sentir su respiración cerca de mi oído me provoca querer romper su vestido, quitar su lencería, arrojarla a la cama y hacerla mia una y otra y otra vez, hasta que mi cuerpo no pueda mas -por que dices eso?- trataba de controlarme, pero poco a poco este deseo se empezaba a hacer presente -crees que no se que trajiste a una mujer- menciono molesta y levantándose -no hace falta que me des alguna explicación, siempre soy yo la que te consuela, la única que te brinda su calor sin que menciones ni una sola palabra, eso es injusto, pero no me importa, quiero que seas feliz Nii-san y si solo mi cuerpo lo puede hacer, tómalo cuantas veces sea necesario- sus palabras me han hecho pensar que podría tenerla eternamente, podría saciarme de ella, pero, hasta que punto dejaré que ella sea feliz, hasta que punto sus labios seguirán siendo dulces?.
Durante la cena mi jefe me ha tratado muy dulcemente, en todo el tiempo en el que he trabajado con él jamás le había visto una sonrisa y hoy en la noche pude presenciarlo. Miro el reloj y noto que pasan de las 12 -Tomoe-san podría llevarme a casa?- decía en susurro, no quería que se molestara -claro que si Hime-chan- me sonrió de nuevo provocando un nerviosismo que jamas había sentido. Nos despedimos de la gente con la que habíamos cenado, durante el trayecto solo pensaba si mi hermano estaba bien o si estaba molesto, hasta que la voz de Tomoe me saco de esos pensamientos -No hace falta que mañana vengas a trabajar- de nuevo regresaba a ese tono de voz frió -pero mi descanso solo son los sábados y domingo, ademas tengo cosas pendientes- trataba de convencerlo, pero entre más decía menos lo hacía -es todo- de ahí en adelante ya no dijo nada -lo siento- baje la mirada, me siento tan incómoda, ya no se que palabras utilizar para no molestarlo -tal vez sea igual a mi hermano y no quiere que diga nada- pensé amargamente -gracias por lo de hoy, ellos eran unas personas importantes para la empresa, quiero que descanses- su voz se volvía tan tranquila, tan dulce, que no hice ningún otro comentario hasta llegar a casa.
Aun no se borra el cosquilleo de su susurro en mi oído, aun no olvido como se veía esa silueta al momento de que saliera de su habitación, la suavidad de sus piernas. Escuché el caminar de ella y cada vez sus pasos se hacían menos, como era de esperarse me dirijo a su cuarto, arrastre poco a poco la puerta de su habitación y ella quitaba su esclavina y se acostaba en su cama -como te fue?- pregunté tratando de controlar mi instinto de hacerla mía, como cada noche desde que ella tenia 16 y yo 18 -podrías quitar mis zapatillas, estoy muy cansada para hacerlo yo misma- extendía su pie hacia mi, era la primera vez que me ordenaba el que hiciera algo por ella, no pude negarme -esta bien y aquel sujeto te trato bien?- decía celoso al saber que había pasado la noche con él -me trato bien, solo quiero dormir- mis manos comenzaban a recorrer sus piernas que aun estaban cubiertas con aquel vestido, ella se quedo inmóvil, como de costumbre; poco a poco subo mis manos hasta sus senos y me doy cuenta que ya esta dormida -como podre satisfacerme ahora- pensaba al desabotonar su vestido para al fin ponerle su pijama -Descansa mi querida Himemiko-chan- intentaba besar sus labios de una forma dulce, delicada, que llegará a sus sueños para que jamas me olvidara.
En la mañana siento una extraña sensación cerca de mi nuca, un cálido viento la roza -por que se ha quedado a dormir aquí?- pensaba al tratar de levantarme para ir a preparar el desayuno; antes de ir a la cocina miro su rostro descansado, su pelo, sus manos, sus labios, incluso todo su ser lo amo; se mas que nadie en el mundo que hacer esto esta mal, el tener un grado extremo de intimidad con mi hermano mayor esta mal, pero no me importaría ir al infierno después de tener años de sentir aquel placer tan delicioso, tan adictivo. Después de terminar de preparar el desayuno observé como salía de mi habitación y frotaba su ojo junto con un bostezo, me acerque a él y lo tome de la cintura para después regalarme un dulce beso -buenos días- observe su rostro y parecía estar molesto, él me hizo a un lado con su su brazo sin mencionar ninguna sola palabra -maldita sea olvide que no le gusta que tome la iniciativa- bajaba la mirada por el estúpido acto que realice, tome mi bolso y salí del depa. Mientras caminaba iba pensando en cada noche en las que mis gemidos siempre han sido callados, me ahogaba en el placer de cada silencio. Me sentaba en un columpio recordando el como fue que iniciamos esta dulce maldición.
Espero que esta nueva historia sea de su agrado.
Dejen su comentario y estrellita si les gusto.
Gracias por tomarse el tiempo en leerlo.

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Sugar Pain
FanfictionCada noche es lo mismo, veo como cubre su espalda con su playera y sube su pantalón, escucho su caminar que se dirige hacia la salida de mi cuarto la cual es la entrada a la sala, no dice nada, no me da ni siquiera una mirada, no veo expresión algun...