Capitulo 9

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 El dice que esto no es sano, ya me ha arrebatado 8 largos años de mi vida, esos años se han ido a la basura, sabia que esto iba a pasar algún día pero jamas imagine que seria tan doloroso, un cálido pero cruel abrazo me hacia sentir mas profundamente este adiós -suéltame idiota- grite y mis manos comenzaron a soltar puñetazos al cuerpo que esta frente mio, a ese cuerpo que desee infinidades de veces -Himemiko, cálmate- mencionaba Uruha deteniendo mis golpes, sujetando mis muñecas -no dejare que me vuelvas a tocar- pensé y sin dudarlo don veces le pegue en su entrepierna con mi rodilla -si eso es lo que quieres, lo tendrás. No quiero que me toques de ni una sola manera, no me veras de nuevo desde el día de mañana- Uruha me miraba sorprendido por mis palabras, jamas me había sentido tan segura al mismo tiempo en que mi corazón se rompía -¿Quien es el que ha perdido más?- fue lo ultimo que dije antes de encerrarme en el baño y no salir hasta la mañana siguiente. Mi celular sonaba como loco. Salí del baño y entre a mi cuarto, no tengo la necesidad de encontrarme con él, tome mi ropa y me cambie, puesto que aproveche para borrar de mi cada recuerdo de sus caricias en mi piel, arreglo mi cabello y coloreo de un rosa claro mis mejillas, delineo mis ojos para después hacerlos resaltar con un azul marino, en el marco de la puerta esta un hombre el cual me mira fijamente sin mencionar palabra alguna. Continuo con mi rutina sin hacer caso de su presencia. Me levanto, tomo mi celular el cual desconecte de su cargador, busco las cosas necesarias y me dispongo a salir -podrías quitarte?- dije en un tono seco, lo miro a los ojos; rojos, acaso se la paso llorando? Pensé al ver que no reaccionaba -hazte a un lado- lo empujaba de tal modo que me dejara salir de mi habitación. Me dirijo a la cocina y me sirvo un poco de jugo, siento como sus brazos aprisionan mi cintura, esta tan cerca de mi que logro sentir el inflar de sus pulmones; percibo su aliento cálido y alcoholizado -por que no soy capaz de alejarlo- me repetía esas palabras mentalmente -he sido un idiota, me di cuenta de todo lo que has dejado solo para mantenerme feliz, Himemiko yo, no quiero que me dejes; así como lo han hecho aquellas mujeres. No me dejes hundido en un mar de profunda soledad, no dejes que me ahogue en el salado sabor de mis lagrimas, no dejes que mi voz se agote por el incesante grito de tu nombre, Himemiko Yo Te Amo- susurraba a mi oído y aun teniendo las cercanas palabras no lograba entender bien lo que decía -¿Me ama, pero de que forma?- pensaba, tenia una respuesta para lo que el probablemente me decía -Yo también Te Amo, querido hermano- me soltaba de su agarre y salia de la casa.

Durante toda la noche no pude dormir, las palabras que Himemiko dijo al final fueron dolorosas -¿Quien es el que ha perdido mas?- de verdad esas palabras son tan cortantes, sentí el agudo filo de cada una de ella, salia de casa y fui a comprar una botella de Sake. De nuevo, cuando llegue noto que Himemiko no ha salido de baño, escucho el correr del agua. Regreso a mi cuarto y comienzo a beber. Recuerdo la primera vez que lo hicimos y mis lagrimas comienzan a fluir; fui yo el culpable, ella aun era una niña cuando la hice mía. En cada trago recuerdo la veces que era rechazado e iba en busca de Himemiko para poder saciarme -fui yo quien comenzó el juego- me dejaba caer en la cama y con mi brazo cubría mis ojos. Pensé en todo el daño que le he hecho a mi hermana -Mi Hermana- en verdad deseaba que el Sake eliminara cada memoria de todas las veces en las que nuestros cuerpos se fundían -Mi Hermana- repetía tratando de convencerme que todo estos recuerdos son necesarios, que todas esas veces eran incorrectas. Recuerdo el recorrer de mis dedos sobre su piel, las veces en las que ella mordía sus labios para no dejar salir algún gemido, recuerdo las veces que mis labios recorrían cada centímetro de su blanca anatomía -Mi Hermana- mis lagrimas no dejaban de fluir, mi cabeza comenzaba a dolerme. Trataba de dormir pero todos esos momentos no dejaban de navegar por mi mente -Como es posible, que me enamorará de esta loca manera de mi propia hermana!- hundía mi cabeza en la almohada tratando de ahogar el dulce aroma que esta impregnado en todo mi cuerpo -Ahora que lo pienso, tiene razón, jamas le dije ni una sola palabra- de nuevo me sentaba recargando mi espalda en la fría pared, tomo la botella de Sake y le doy un profundo trago. Los recuerdos de cuando eramos niños llegan a mi, recuerdo las veces en la que otros niños la hacían llorar y yo la cobardemente la defendía. En la escuela secundaria me molestaba que los demás se le declararán; en secreto escuchaba lo que ellos le decían y la respuesta siempre fue la misma -ya tengo a alguien a quien amo, no puedo aceptar tus sentimientos ya que si lo hago siento que me engañaría y no me gustaría hacerte daño, lo siento- todas la veces siempre fue la misma respuesta, durante la preparatoria no cambiaba su respuesta, ni una sola de sus palabras.

 Cuando comencé mi relación con Nana, sentí el como mi hermana se alejaba de mi, su mirada había cambiado, su sonrisa se sentía tan vacía que me partía el corazón, el día que la lleve a casa; ese día en que quería tener relaciones con Nana; Himemiko me vino a la mente, deseo que sea ella quien este en mi cama, escucho los gemidos de Nana que rompen esta ilusión -podrías guardar silencio?- dije con un tono firme, molesto, agitado -Yo quiero disfrutar esto tanto como tu- decía Nana con voz molesta, agitada -no quiero escucharte, solamente deseo sentirte, ser yo quien domine la situación- yo solo quería que fuera Himemiko a quien le hiciera el amor, quería que regresara esa sonrisa que tanto me enloquecía, ese tono de voz dulce con la que mencionaba mi nombre, esos ojos tan brillantes que lograban embellecer mi dia, pero ella se negó diciendo -yo me voy de aquí y no me busques, no me veas, ni siquiera me mires cuando estemos en la escuela, terminamos Kouyou- tal vez eso era lo que me hacia falta para poder dar el siguiente paso. Cuando ella se fue lleve mi mirada hacia el cuarto de Himemiko y vi la puerta de su cuarto abierta, me encanto ver como levantaba su cabello, me hechizo al momento de quitar su blusa escolar tanto que no me di cuenta cuando ya estaba tras de ella, con la yema de mis dedos recorro lentamente sus brazos;siento el temblar de su cuerpo, la abrace por la cintura pronunciando -tranquila, no tengas miedo, no haré nada que tu no quieras- de verdad estaba dispuesto a tener sexo con ella, con mi Hermana, su respuesta fue la que me dio el acceso necesario para poder hacerla feliz hacer que todo lo que ella había perdido regresara solo para mi, pero el tan solo hecho de saber que es mi hermana me hace desistir de esto, que le puedo decir para que esto no me enloquezca -no quiero escucharte, solamente deseo sentirte, ser yo quien domine la situación- solo así, sin escuchar sus gemidos no me sentiré tan culpable. Al pasar de los años me di cuenta que solo ella es a quien necesito, supongo que me enamore de ella.

Durante la mañana mis ojos arden, mi cabeza me duele, no la quiero perder, hasta ahora es que me doy cuenta que ella es todo lo que necesito, recargado en el marco de su puerta la veo, me fascina verla, se me hacer y me dice algo que no logro escuchar. Me empuja haciéndome a un lado para que ella pasara. ¿Que palabras puedo usar para que ella sepa que jamas la vi como mi prostituta personal?, la abrazo por la cintura y si hoy no soy sincero con ella, jamas seré capaz de serlo en un futuro -he sido un idiota, me di cuenta de todo lo que has dejado solo para mantenerme feliz, Himemiko yo, no quiero que me dejes; así como lo han hecho aquellas mujeres. No me dejes hundido en un mar de profunda soledad, no dejes que me ahogue en el salado sabor de mis lagrimas, no dejes que mi voz se agote por el incesante grito de tu nombre, Himemiko Yo Te Amo- después de esas palabras ella se quedo inmóvil pensando en la respuesta -Yo también Te Amo, querido hermano- se zafo de mi agarre y salio de la casa. Aun no creía las palabras que ella me dijo, me dejaron inmóvil, me rompieron el corazón. 


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Gracias por tomarse el tiempo en leerlo.

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