Hizo su entrada a la habitación, fingiendo estar sorprendido por la presencia de Marinette.
—¿Cómo subiste?
—Digamos que me encontré con mi amigo Chat Noir, y me ayudó a llegar hasta aquí.
—¿Eres amiga de Chat Noir?
—Yo no lo sabía. Él me llamó amiga hoy, y me alegra serlo.
—Pues, imagino que sí, es... el famoso y guapo héroe de París, ¿no?
—Bueno, sí, pero eso no me importa tanto. Me agrada así como es; leal, gracioso, presumido... Es un gran chico. Pero ya no voy a aburrirte. ¿Cómo que estás enfermo? —dijo, cambiando de tema.
Por supuesto, aquel falso intento de distracción no hizo que Adrien pasara por alto todo lo increíble que había dicho. Se guardó su conmoción y trató de enfocarse en la pregunta.
—Sólo tengo un leve resfriado, pero mi padre insistió en que me quede descansando. Por cierto, gracias por venir a visitarme.
—No es nada.
—Lamento que Nathalie no te dejara verme. A veces me molesto con ella, pero sé que sólo sigue órdenes de mi padre. Ah, y te agradezco por la tarea, siempre me ayudas en todo. No lo merezco.
—¿Por qué lo dices? Tú siempre has sido amable conmigo...
—¿Sí? Bueno... no lo sé. Ahora que eres mi invitada, haremos lo que tú quieras.
—¿Lo que yo quiera?
—Claro, elige algo que veas interesante.
—Pues... recuerdo que querías mostrarme tus fotos de modelaje.
—Tienes razón. Lo prometí, ¿verdad? Ven conmigo —indicó y la guió hasta la biblioteca de su habitación, que se encontraba arriba.
Observaba los diversos estantes concentrado, intentando recordar en cuál de todos estarían los álbumes. Apoyó el pie en uno de los estantes cercanos al piso y lo usó como escalón para revisar la parte superior.
—No —comentó en cuanto terminó. Apretó los labios mientras pensaba—. Deben haber quedado en el sótano.
—Oh, entiendo. Ya no...
—Iremos a buscarlos.
—No hay problema, podemos verlos otro día.
—No. Yo lo prometí y quiero enseñártelos.
—Es muy lindo, pero no podemos salir de aquí. Nadie sabe que estoy en la casa, y si nos ven nos meteríamos en problemas.
—Estoy dispuesto a meterme en problemas.
—¿De... verdad?
—Sí, de todas formas no tengo nada que perder. En el peor de los casos tendría que quedarme encerrado en mi cuarto, lo de siempre. O ir a mis clases...
—Tienes clases todos los días, ¿no?
—Sí. Practico esgrima dos días a la semana, los otros tres días estudio idiomas, y los fines de semana, piano.
—Tienes una agenda muy ocupada... —se sorprendió Marinette, tratando de encontrar un rincón en su rutina para poder transformarse en Chat Noir.
—Sí... Pero no hablemos más de ello. Vamos al sótano —afirmó decidido.
Se colocó a la delantera y abrió una rendija para espiar la sala.
—No hay moros en la costa —susurró y tomó la mano de su amiga, quien seguía todos sus movimientos.
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La última carta
FanfictionNo es el deseo de Marinette que Adrien se interese en ella solo por ser Ladybug. Quiere enamorarlo ella, única y auténtica, y hasta ahora no había podido conseguirlo. Cuando descubrió la identidad de Chat Noir, la invadió un miedo paralizante. Supo...