Creo que he vuelto a engordar. Esta falda no me quedaba tan ajustada. La cremallera sigue cerrando pero los pliegues que forma la tela me alertan de unas caderas descuidadas a las que ya creía haber dejado atrás. Aliso las arrugas con las palmas de las manos pero en cuanto doy un paso, vuelven a aparecer. Inspiro para no alterarme.
Intento sacar más blusa sobre la falda para cubrirlas pero no tengo suficiente tela para maniobrar. Tiro de ella pero solo consigo desabrocharme un botón. Me lo abrocho de nuevo y aprovecho a cerrar otro más. No quiero dar impresiones equivocadas.
Observo mi reflejo y no puedo ocultar mi desaprobación. Este conjunto antes me quedaba como un guante. Falda lápiz negra y blusa blanca de manga francesa. El lavabo me impide verme las piernas pero seguro que no tienen mejor aspecto que lo que veo. Alzo una para verme las pantorrillas. Demasiado músculo. Y lo que es peor, en esta postura tengo una total e inmejorable vista de la curva de mi culo. Algo que antes se podía llamar curva y que ahora forma parte del scalextric que es mi cuerpo.
Resoplo resignada y me concentro en retocarme el maquillaje.
Me aplico un poco de gloss cereza en los labios cuando noto la vibración de mi móvil. Rebusco en el bolso y veo el mensaje de Sandra:
«"¿¿Dónde estás?? ¡Nos acaban de llamar!"».
Lanzo el móvil al bolso y cojo mi abrigo no sin antes dejar caer la larga trenza negra sobre el pecho. La mujer al otro lado del espejo me guiña un ojo azul y desaparece por la puerta intentando no matarse con los tacones.
En cuanto llego a la salita, Sandra ya está de los nervios.
Tampoco he tardado tanto. Recojo mi maletín del suelo mientras una mujer joven nos espera de pie junto al pasillo. La seguimos en cuanto se pone en marcha.
—Ni una cagada, ¿está claro? —masculla Sandra a mi lado—.
Esta cuenta es un caramelo, tiene que haber otras cien agencias babeando por ella. Si nos la llevamos nosotros, Gerardo nos besará los pies.
Asiento con ganas. Yo también estoy nerviosa. IA Software acaba de despedir a su agencia de prensa y necesitan un sustituto de inmediato. Su director de PR está desbordado y alguien tiene que liberarlo de esa carga. Esperamos ser nosotros.
Gerardo, nuestro director general, ha movido hilos y vamos a entrevistarnos con el propio presidente de la compañía. Él está de viaje y no puede hacerlo así que seremos nosotras quienes nos llevemos el mérito o el rapapolvo.
Según lo que he visto en su página web, IA es una multinacional española con mucho potencial y tirón en el mercado tecnológico. Antes tan solo llevaba banca pero ahora también me han asignado este sector y aún ando un poco perdida. Aunque no hay que ser muy listo para ver la cantidad de dinero que puede invertir IA en nuestra agencia.
La chica se detiene frente a la puerta de una sala de reuniones y nos indica que entremos.
—Daniel Morales vendrá en un minuto. ¿Quieren tomar un café mientras esperan?
—Sí, por favor. Con leche —pide Sandra mientras saca su portátil.
—¿Y usted?
—Solo agua, por favor.
La chica asiente sonriente y cierra la puerta tras ella.
Yo también saco mi pequeño MacBook Air, ligero como un cuaderno e ideal para la labor comercial de diario. La verdad es que solo pienso tomar notas con él y levantar acta de la reunión. Sandra no me da grandes oportunidades de abrir la boca en ninguna de nuestras visitas.
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EL VENENO QUE NOS SEPARA
RomanceCarla no lo ha pasado bien, ni por sus anteriores relaciones con los hombres, ni por su trágico pasado adolescente. Fría y distante con todo aquel que se le acerca, es una mujer que no necesita un caballero andante. Esta veinteañera sabe cuidar muy...