Capitulo 4.

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Disclaimer: Los personajes pertenecen a Marvel y Disney © No tengo fines de lucro.  

Steve Pov

Era el quinto mensaje que le enviaba y la décima llamada que le hacía, no me contestaba su teléfono y en verdad ya estaba preocupado, sé que no es del todo puntual pero una hora y veinte minutos de retraso era demasiado. Ya que Wanda, su asistente tampoco me respondía el teléfono fijo de la oficina de Natasha, no tuve más remedio que llamar al guardia de seguridad, era un milagro que siguiera teniendo su número, pues hace mucho que no iba a visitar a Nat a su trabajo y es cuando llegaba a utilizar ese número.

– Buenas noches, llamo para preguntar si aún se encuentra la Señora Romanoff en su oficina – estaba exasperado, necesitaba saber dónde se encontraba mi esposa, ¿Qué tal si algo malo le había sucedido?

– Disculpe, pero no estoy autorizado para divulgar tal información, me podría decir ¿quién la busca? – Malditos guardias de seguridad, cuando uno más prisa tiene es cuando más lo hacen esperar.

– Soy su esposo, Steve Rogers, la he estado llamando a su oficina pero nadie toma la llamada – dije en un tono con bastante autoridad.

– Disculpe Señor Rogers, no reconocí su voz, hacía mucho que no llamaba por aquí – Eso ya lo sé inútil, quiero saber si está allí Nat o no, dije internamente.

– Me puedes decir si esta Natasha allí ¿o tendré que ir a corroborar por mí mismo? – Sé que estoy siendo un poco brusco, pero en serio necesitaba saber dónde estaba.

– Disculpe Señor, déjeme checar, en un momento lo informo – me respondió en tono nervioso, en ese momento me hizo sentir mal, él no tenía la culpa de que Natasha no respondiera a mis llamadas y no tenía por qué tratarlo así – La Señora Romanoff, al parecer sigue en el edificio, su auto se encuentra estacionado aun en su lugar y su tarjeta de salida aún no ha sido marcada, disculpe la demora – este sujeto sí que se había asustado con mi arrogancia.

– Gracias, y disculpe las molestias – le dije en cuanto supe que Natasha se encontraba bien. Aún no sabía el porque me ignoraba, pero lo averiguaría más tarde en casa.

– No hay por qué Señor Rogers, si gusta puedo subir a buscarla y decirle que la busc... – no deje que terminará de hablar.

– No, gracias. Solo quería saber si aún estaba allí – colgué la llamada de inmediato y me dispuse a escribirle un nuevo mensaje a Nat, diciéndole que la esperaría en casa.

Me levante de la mesa que había reservado, la botella de vino que había pedido ya iba por la mitad, y no había comido nada, más que el aperitivo en espera de mi mujer, la cual nunca llegó. Tendría que llegar por algo de comida en el camino, ya que no pensaba seguir más tiempo en este lugar. Deje un par de billetes en la mesa los cuales cubrirían lo que había ordenado más una generosa propina para el mesero. Recogí mi abrigo en la entrada y estaba a punto de salir cuando escuche que alguien me llamaba.

– ¿Steve? ¿Steve Rogers? – una rubia a mi espalda me llamaba, al principio no la reconocí, pero después de unos segundos viéndola recordé haberla visto antes. Y no solo la había visto, yo la conocía.

– ¿Sharon? ¿Eres tú? – aún no estaba cien por ciento seguro de que era ella, pero se parecía demasiado. Habían pasado ya 10 años de la última vez que la vi.

– Pensé que no me reconocerías – dijo con una sonrisa en su rostro. ¡Si era ella!, no lo podía creer, seguía idéntica – ¿Cómo has estado? ¿No me saludarás como se debe? – dijo acercándose a mí para darme un abrazo, el cual yo correspondí. Al separarnos me dio un beso en la mejilla, el cual hizo que me incomodara un poco.

CUANDO TODO LO VES PERDIDO (AU ROMANOGERS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora