16. Alex

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Me desperté y miré el reloj. Las 11. A mi lado, y abrazada a mí, dormía Elettra plácidamente. Le besé la mejilla mientras recordaba la noche anterior y no pude evitar sonreír. ¡¡Vaya noche, que flipada!! 

Elettra era realmente increíble y sin duda la conexión que teníamos era obvia, nos habíamos entendido a la perfección, y habíamos disfrutado muchísimo juntas, como solo se disfruta con alguien con quien de verdad tienes algo especial. Eso yo ya lo sabía, desde que la conocí hace ya 3 años, que Elettra era alguien especial. Nunca me equivoqué en eso...

Elettra seguía dormida de modo que me puse ropa cómoda y cogí el libro de las estrellas de Gin y salí de la habitación para dejarla descansar. Aún olía a ella y quise darme una ducha lo primero de todo, para después bajar a la terraza a desayunar. Allí me encontré con Luisa, que estaba leyendo un libro, y me saludó muy contenta.

- Buongiorno bella. Come stai?

- Buongiorno Luisa. Muy bien, he dormido genial. 

- Excuse me for my Spanish darling, I can't speak it...

- Don't worry, I can understand italian more or less.

Me senté en una silla al lado de Luisa con un bol lleno de cereales con un poco de leche. Estaba muy hambrienta después de la noche que había pasado. 

- Ti piace leggere? - preguntó Luisa con una sonrisa mientras observaba el libro que había llevado a la terraza.

- Si, mucho. Me encanta leer. A usted veo que también.

- Molto. 

Estuve leyendo un buen rato, tranquilamente sentada en esa maravillosa terraza al lado de Luisa, hasta que llegó Elettra, con cara de sueño y moño mal hecho, en tirantes y pantalón corto. 

- Buongiorno a las 2. - Elettra sonreía, y eso me tranquilió, tenía un poco de miedo a su reacción por la mañana. 

Elettra besó en la mejilla a su madre, que se levantó para darle un abrazo y le dijo que se iba a prepararle el desayuno. Elettra al principio se negó, pero ante la insistencia de su madre, que le decía que le dejara que la mimara para un día que estaba en casa, al final accedió. 

Luisa se metió dentro de la casa y Elettra aprovechó para acercarse a mí y pasar su mano por mi nuca de forma cariñosa. Giré la cabeza y besé su brazo sonriéndole, podría estar así siempre con ella... 

Dos horas más tarde ya estábamos de camino a Milán para encontrarnos con los demás. Ambas sabíamos que la bronca que nos esperaba era enorme y que tendríamos que dar explicaciones.

- Podemos decir que mi mama me llamó diciendo que estaba triste por no verme y tú te viniste para que no viajase sola. - Propuso Elettra, que como era habitual, intentaba tener todo planeado. 

- ¿Y Gin?

- Con Gin ya hablo yo y le convezco. Tendré que contarle algo pero bueno, se enteraría igual cuando fuese a Bologna. 

Las dos intentábamos no hablar de lo ocurrido esa noche, quizá por miedo, o quizá por no sacar un tema que nos separara en ese momento. Estábamos demasiado a gusto y cómodas, casi parecía mentira, como un sueño del que sabes que debes despertar pero deseas con todas tus ganas que la alarma no suene. 

Llegamos a Milan y como era de esperar tuvimos que aguantar las malas caras de Francesca, que estaba especialmente furiosa conmigo porque parecía que yo estaba distrayendo a Elettra de sus obligaciones laborales. 

Elettra se la llevó a parte y estuvieron un buen rato hablando solas, gesticulando y no con muy buenas caras. Sé que Eli dio la cara por mí, aunque en ningún momento me lo dijo luego.

Yo no quería ser ninguna molestia para ella y aquello me hizo sentirme un poco mal, pero cuando comprobé que Gin seguía encantadora conmigo, supuse que todo estaba aclarado y no todos pensaban como Francesca. 

Ese mismo día volvimos todos a España, a Madrid en concreto. Quedaba solo una semana de gira, con dos conciertos en Madrid y varias entrevistas en programas de televisión y radio. 

Teníamos una agenda bastante atareada y nos insistieron a Juan, Noemí y a mí, que aunque estuviéramos en nuestra ciudad y tuviéramos casas, era mejor que durmiéramos en el hotel. Los 3 estuvimos de acuerdo, y a mí en cierto modo me alivió porque no sabía como iba a reaccionar al ver a Hugo después de lo que estaba viviendo con Elettra. A él obviamente no le hizo ninguna gracia saber que no dormía en casa, pero entendió que era parte de mi trabajo. 

Yo sabía que tendría que afrontar esa situación antes o después, pero me sentía como en una burbuja de la que de momento no quería salir. Una burbuja que se rompería en pocos días...

Elettra y yo intentamos disfrutar cada día juntas. Yo me acostumbré a ir a su habitación después de las cenas, a ver una película y luego a leer un rato mientras ella escuchaba música y repasaba su agenda. 

No nos besábamos, no nos acostábamos juntas, no hablamos en ningún momento de lo que sucedió en Bolonia. 

Sólo nos limitábamos a estar juntas y hablar de sus planes futuros, o de cómo se llamaría mi hijo, o de los lugares del mundo que aún nos quedaba por conocer, o de los animales que habíamos tenido y queríamos tener, o de cómo había sido nuestra juventud...

Y podría decir que cada día nos entendíamos mejor.

Y podría decir que no necesitaba acostarme con ella para sentirle plenamente.

Y podría decir que podría pasar toda la vida así. 

Y podría decir que cada día sentía que la quería más.

Y puedo decir que en ningún momento se lo dije...


Despacito  (Blumettra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora