Despacito (Blumettra)

14.

---------- ALEX--------

Esa misma noche nos fuimos al centro a cenar con unos amigos de Elettra. Ahí pude comprobar por qué Eli siempre decía que tenía pocos amigos pero muy buenos. Realmente esos chicos la conocían desde pequeña y la trataban de forma muy diferente a cómo la trataban en los realities. Eran sus amigos de verdad, y les daba igual su apellido.

Elettra tenía que ir con un sombrero grande y un poco tapada para no llamar demasiado la atención y que nos dejaran cenar a todos tranquilos, pero aún así hubo varios grupos de fans que la reconocieron. He de admitir que a mí también me reconocen a veces en la calle, pero nunca me interrumpen si estoy con más gente o comiendo, eso era un poco molesto, y aunque Elettra era amable con todos los que se le acercaban, su cara reflejaba cierto cansancio por la situación.

Cenamos y nos fuimos a uno de los pubs más céntricos de la ciudad, donde había un reservado pequeño esperándonos. De entre los amigos de Elettra, yo me pegue bastante noche bailando con Paolo, un chico moreno y alto que Eli me presentó como compañero suyo del colegio desde pequeños. Era muy simpático y hacía esfuerzos por hablar español, así que entre su español y mi italiano nos entendíamos bastante bien. Era bastante mono, la verdad, pero a mí me importaba poco, en el fondo no podía quitarle los ojos de encima a Elettra, que bailaba cerca nuestro pero manteniendo las distancias. 

- Así que estas enfadada... - le dije en un momento cuando la música paró y estábamos juntas pidiendo de beber.

- ¿Yooo? Que va. - respondió Elettra haciéndose la dura.

- ¡¡No padre!!

Yo ya sabía como era Eli, sabía que tenía que darle un poco de tiempo y no agobiarla preguntándole que le pasaba, porque eso solo lo empeoraría. Se le pasaría sola. Me acercaba a ella de vez en cuando para hacerle bromas e intentar sacarle sonrisas, y aunque veía claramente que a ella le gustaban esos gestos y que estuviese pendiente de ella, luego me iba a bailar de nuevo con Paolo. No iba a ponérselo tan fácil a la señorita, tenía que acostumbrarse que conmigo si quería recibir algo, también tenía que dármelo. 

Cuando ya nos íbamos a ir, salimos todos a la puerta del pub para esperar a unos taxis, y mientras me ponía una chaquetita, Eli se acercó a mí. 

- Bueno, ¿Entonces qué? - me preguntó seria.

- ¿Qué de qué? - la miré, realmente no entendía a qué se refería.

- ¿Vas a venir a mi casa o sigues la fiesta con Paolo?

- ¡¿Qué?! ¿Qué dices tía? Anda, anda Eli, no seas celosa eeeh. - aquello me hizo gracia, no lo podía evitar, era tan obvia Elettra cuando se enfadaba...

- Que no, no estoy celosa. Solo pregunto. Si te gusta a lo mejor querías irte con él. 

Justo en ese momento solté una carcajada y le agarre de su chaqueta atrayéndola  a mí mientras negaba con la cabeza.

- A mí, - hice una pausa mientras me aseguraba de que me miraba a los ojos y se acercaba incluso más a mí, para poder seguir, susurrándole. - la única que me gustas eres tú. 

Sin duda mi contestación había echo efecto en ella. Se quedó mirándome fijamente a los ojos, tensa e inmóvil durante varios segundos, hasta que soltó un suspiro y me contestó, devolviéndome a la realidad de golpe. 

- Y tu futuro marido... ¿No?

------------- ELETTRA ------------

Nunca debí decirle eso. Lo supe al segundo de que saliera de mi boca. Alex cambió su gesto y se separó inmediatamente de mí, mirando al suelo. Yo me quedé helada, mirándole, le acababa de hacer daño y no sabía porque me había salido decirle eso. Mierda...

Nuestro taxi llegó para llevarnos a mi casa y durante todo el camino ella no me dirigió la palabra, ni siquiera me miró. Yo la verdad no sabía que hacer. Estaba muy arrepentida pero sabía que ya era tarde para pedir perdón o intentar arreglarlo, creo que nunca le había hecho tanto daño como entonces. 

Al llegar a casa todos estaban dormidos, así que andamos hasta nuestras habitaciones sin tacones y con mucho cuidado. Ella dormía dos habitaciones más allá de la mía, en el cuarto de Gin, que por supuesto seguía en Milan en la gala de moda. De repente pasó por mi cabeza el enfado que iban a llevar Francesca y Gin al día siguiente por haber desaparecido de la gala. Parecía que lo estaba haciendo todo mal, vaya día de cagadas. 

Una hora después seguía en la cama boca arriba sin poder pegar ojo. En mi móvil tenía más de 30 llamadas de Francesca y Gin, y varios mensajes preguntándome donde estaba y si estaba bien. Mi único mensaje esa noche fue a Gin, diciéndole que estaba bien y que no se preocupara, que al día siguiente le contaría todo. 

Me sentía culpable por hacer que todos se preocuparan por nosotras...pero la verdad que lo único que me quitaba el sueño era lo que había pasado con Alex. Me levanté de la cama y fui hacia el baño, y no pude evitar acercarme a la habitación de Alex a la vuelta, sólo quería verla y asegurarme de que estaba bien...

Toqué dos golpes suaves en la puerta, y sin esperar respuesta, la abrí con cuidado para no despertarla. Para mi sorpresa me la encontré sentada en la cama, apoyada sobre unos cojines y leyendo un libro con la luz de mesa de Gin. 

- Ey... - ella me miraba, ya no tenía esa mirada de enfado, ahora parecía estar esperándome.