Después de un rato Satoshi se quedó dormido.
-¡¡¡Satoshi!!!.-se escuchaba gritar a una chica.
-¿Ha.....Haru.......?.-dijo algo triste y sorprendido el chico."Pensé que estabas muerta".
-¿Por qué no....-fue interrumpida, ya que Satoshi la abrazó fuertemente mientras lloraba.
-Pensé que te habías ido para siempre.-decía entre lágrimas manteniéndola entre sus brazos.
-Pe-pero ¿qué dices? Por supuesto que no te abandonaría.- decía la chica correspondiendo el abrazo.
-¡Quiero estar contigo por siempre!.- decía Satoshi en voz alta mientras lloraba más.
-Satoshi.....- decía la chica sonrojada con una sonrisa. Te quiero.....
- Yo también te quiero Haru.- decía tratando de calmarse. No me dejes.
-Pareces un niño Satoshi.- decía con una sonrisa la chica. Por un instante vio a otra chica cuando menciono aquello y se sorprendió bastante.
-¿Serena?
-¿Serena? ¿Quién es ella?
-Nadie nadie.
-Voy a hacer que en tu rostro haya una sonrisa que demuestre tu alegría.- dijo dándole un abrazo.
-Gracias Haru......-decía el chico calmándose.
Haru se sentó y Ash se recostó en sus piernas.
-Satoshi......despierta..........-dijo la chica triste, pero con una pequeña sonrisa.
De pronto el joven despertó.
-Ahahahahaha.-decía Ash agitado. ¿Porqué tuve que soñar con ella?- habló en voz baja.
-¿A quién te refieres?.- dijo Serena sorprendiéndole.
-¡Chica del hola!- dijo frío y sorprendido.
-¡Deja de llamarme así!.- exclamó Serena. ¿A quién te referías?
-No es tu problema.- respondió.
- Tienes razón........-decía la chica algo triste. Bueno.....yo voy a ir a descansar.
Narra Serena
Mientras descansaba escuché unos sollozos provenientes de la segunda planta de la casa, cuando me dirigí hacia arriba pude notar que quien estaba llorando era Satoshi, sin dudarlo fui a verlo, cuando llegué me senté a su lado mientras acariciaba su cabello, y de pronto se despertó agitado.
-¿Por qué tuve que soñar con ella?.- fue lo que dijo.
Yo le pregunté a quien se refería, pero se negó a contestarme.
Narra Satoshi
Haru.....me dio mucho gusto volver a verte, aun que fuera en sueños, pero también ya no quiero volver a hacerlo, me causa mucho dolor el que ya no estés aquí. Luego de que le dijera a Serena que no era su asunto, se fue a descansar.
A la mañana, cuando me desperté, sentí a mi costado algo, no le tomé importancia al inicio, incluso lo rodeé con mi brazo derecho, de pronto, mientras movía mi mano empecé a acariciar algo blando y comencé a abrir los ojos para averiguar que era lo que estaba a mi lado.
Grande fue mi sorpresa al levantar mi frazada.-¿Serena?!!!.- exclamé sorprendido haciendo que despertara.
-Lo-lo-lo siento, tenía miedo dormir sola en la sala.- dijo nerviosa.
"¿Será una niña?"
-Eso es mentira .- le respondí serio. ¿Por qué lo hiciste?
-Es cierto, no puedo mentirte, a decir verdad.......como escuché que llorabas anoche y no me quisiste decir nada, esperé a que te durmieras para que así, cuando comenzaras a llorar, yo pueda estar a tu lado.- respondió, sentí que lo decía de corazón. "¿Por qué es igual a ella?..........¿Por qué?"
Me sorprendí con esas palabras, eran pocas, pero había muchos sentimientos en ellas, razón por la que no puedo llevarme bien con ella. No puedo hacer sufrir a otras personas por mi sufrimiento.
-Está bien.- le respondí. Te disculpo.
-Gracias.- dijo y me abrazó. "¿que tiene?"
La empujé por que me incomodó, pero ella se sujetó de mi brazo e hizo que cayera junto con ella en una posición comprometedora.
Ella estaba debajo de mi, mientras nuestros rostros estuvieron a pocos centímetros de chocarse.-Tu-tu tuviste la culpa por abrazarme-le respondí nervioso y algo sonrojado.
-E-está bien, tienes razón, no debí hacerlo.- el sonrojo en sus mejillas era notorio y no pudo ocultarlo.
Por unos segundos más mantuvimod esa situación hasta que decidí hablar.
-Debemos alistarnos para ir a la preparatoria.- mencioné mientras me levantaba.
Luego nos alistamos y nos dispusimos a caminar a la preparatoria que queda a cuarenta y cinco minutos a pie.
En el transcurso del camino, ni uno de los dos nos dirigimos la palabra, en especial ella.
Solo espero que cumpla su promesa, de no volverme a molestar.