Estella Luna

Espejismos y Alucinaciones

Capítulo #6
(Parte 1/2)

En todo el día esperé la llamada de mi amiga, pero ella no me llamó, le regresé la llamada un pa de veces pero no respondió... Estaría ocupada, seguro luego me llamaría, tenia que contarle lo de la carta.
De verdad estoy confundida, esa carta no era para mi, yo no me llamo Luna, y no se quien pueda ser 'T.H', quizás 'T.H' se habrá equivocado de dirección, no lo podría saber.

Cuando mi padre me preguntó de quien era la carta, solo me limité a negar con la cabeza, y decirle que me la había mandado un tal 'T.H', no dijo nada, solo coincidió con mi teoría de que el dueño de la carta marcó mal la dirección, pero supongo que estaba algo nervioso, no le tomé demasiada importancia.
***
Me miro al espejo y me gusta lo que veo, un hermoso vestido Azul eléctrico, largo que se ajusta a mi figura y un escote en la espalda, que hace predominar mi pálidas piel, unas zapatillas altas negras y mi rebelde cabello al natural, después de todo, no hay mucho que pueda hacer con el y así me gusta, largo hasta la cintura. No mucho maquillaje, solo brillo labial y listo.

Bajo las escaleras al encuentro con mi padre, esta vestido con un esmoquin de corbata gris azulada, se ve bastante guapo y elegante.

—Hija, te ves hermosa,— dice cuando llego al pie de la escara.

—Gracias, tu te ves guapo— digo y sonrío.

—No mas que tu,—dice— tu belleza es incomparable— Me ruborizo pero y no digo nada, me acerco a el y mira su reloj de mano, — Es mejor que nos pongamos en marcha ya, o llegaremos tarde.—

Caminamos a la salida, en la cual nos espera un auto en la entrada. Mi padre haber la puerta trasera del vehículo y me hace montar primero y luego el entra al vehículos. Por mi enojo de estos últimos días con mi papá no le he podido preguntar sobre por que el "Lujo" así que:

—Papá, ¿por que tenemos conductor?—

—Por que mi jefe así lo desea, Estella, es muy exigente— dice y sonríe.

No sigo preguntando al respecto, no lo quiero agobiarlo con las preguntas estúpida que tengo que hacerle, o al menos no por ahora, el vehículo se pone en marcha y me limito a ver a través de la ventana mientras miraba a las personas que se creían superficial por estar en un lugar de alta posición social, ya a medida que avanzábamos todo se volvía mas lujoso, para cuando llegamos, nos detuvimos en una gran casa, demasiado lujosa, el auto se detiene y el conductor se baja y abrir la puerta de la camioneta.

Mi padre y yo nos bajamos y nos dirigimos a la entrada, nos abrieron las rejas y caminamos hasta la casa, cada ves mas cerca se veía mas lujosa, una casa como de películas, imponente como castillo.

—Papá, esta casa es hermosa. Y muy... Lujosa y— no temía palabras, nunca había vivido en una casa tan grande, o al menos sentirme conectada de alguna manera con esto: al lujo, a California, a muchas cosas que no sentía que podría ser parte.

—Lo es, Estella, ya comenté que mi jefe es algo exigent...—

—Presuntuoso diría yo—El sonríe y seguimos caminando hasta llegar hasta la entrada.

Las puertas estaban abiertas, entramos y estaba repleto de personas que emanaban elegancia por todos los poros del cuerpo, mi padre por su parte levantó la cabeza y actuaba como si fuera uno de ellos, yo por tratar de imitarlo, pise mi vestido y me tambalee, rápidamente tomé el brazo de mi padre y fingí que nada pasó, a lo que mi padre embozo una sonrisa burlona, y rodé los ojos. No caminamos mucho cuando.

—Robert, ¿como estas?,— Dijo una voz femenina— Ya empezaba a creer que no vendrían.

—Jamas, Megan— dijo mi padre y se juró, yo hice lo mismo.

Era una mujer alta y hermosa, todo en ella era elegancia, con un vestido plateado que se amoldaba a su cuerpo, era simplemente hermosa. Sonreía con sus labios pintados de un rojo intenso.

— Sabes que no haría eso,— continuó mi padre.

—¿Ella es tu hija?—sus ojos resplandecían.

—Así es, ella es mi Estella— dijo sonriendo—Mi...—

—Y "Luna", según mi hermano.—las palabras de mi padre fueron frenadas por una voz masculina y ronca.

Al ver al chico con un esmoquin clásico, cabello no muy largo, de piel blanca y... No lo podía creer... Eran esos ojos verdes que brillaban con bastante intensidad, y me miraron de pies a cabeza. Y entonces lo recordé, era aquel chico que pagó el helado por mi en el centro de la ciudad, era el mismo, pero no estaba completamente segura, y a demás, no estoy muy segura, pero, solo creo que había escuchado mal, ¿Me había llamado, Luna?