Predestinación °~тaeнyυng~°

Capítulo 2

∆ YonHye pov ∆

Cada persona está destinada a otras en la vida, sea en amistades, amoríos o en simples ayudas para algo en especial. Una leyenda de la cual siempre estuve interesada fue la del hilo rojo.

Se dice que esté hilo va desde el meñique de una persona a otra, la razón de que esté ahí es por la arteria que se conecta del corazón a este dedo, y por ello al hacer promesas, se entrelazan estos dedos para que sea sincero y se llegue a cumplir.

La mayoría de las personas le dan más importancia al destino que entrelaza con nuestra persona especial, aquella con la que se tendrá una historia muy importante independientemente del tiempo o las circunstancias en las que se de este romance.

Pero yo estoy de acuerdo en que no solamente es para ellos. Hay hilos menores conectados a nuestras amistades destinadas, a personas con las que por alguna razón tengamos que conocer, y demás cosas. Por eso me siento decepcionada ahora, no he conocido buenas personas, y ahora ya no soy buena para los demás. Me repetía a mí misma, todo es por algo, por algo he conocido a todas estás personas, pero ahora ya no lo creo así.

El destino es inevitable, pero ahora escogeré como llegar a él, y decidir si lo hago prolongado o corto el tiempo que pase con cada persona. A decir verdad, cambié por culpa de aquel destino con personas que arruinaron un momento de mi vida, sin felicidad o amor, solamente engaño.

-No puedo creerlo -repite suspirando

-¿Crees que estoy exagerando?

-Sí, creo que estás loca

Mis ojos se abren en un gesto de indignación y siento mi sangre hervir con el paso del tiempo en que se prolonga la discusión con mi pareja. Todo fue por culpa de mis celos según él, ¿cómo espera que no me ponga celosa? siempre es dulce con todas las chicas a nuestro alrededor.

Vuelve a cerrar los ojos y niega con la cabeza disconforme, en cambio yo, sigo en mi postura defensiva.

-Solamente son celos, ¿no puedo estar celosa? -cuestiono molesta

-¿Sólo celos? ¡armaste la peor escena de todas! -alza la voz exasperado

-Eso no es cierto... y aunque fuese así, tenía mis razones, todo es tu culpa

-Me voy, no puedo soportarlo más -comienza a caminar hacia el lado contrario al que miraba

-No, por favor, no me dejes -suplico mientras lo tomo del brazo, deteniéndolo

-Hye, no empecemos -susurra sin mirarme

-No me dejes Joe, por favor

Comienzo a llorar mientras lo abrazo como una niña chiquita. Lo quería y a la vez lo odiaba, pero no quería que me dejara sola. Él, cansado, suelta un suspiro, me toma de los brazos y me sacude un poco sin lastimarme.