3: Uziel, el amigo pobre, pero sexy.

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3: Uziel, el amigo pobre, pero sexy.


—Fue muy interesante la clase de biología, ¿no, Jan? —Alicia me sonríe.

      —Sí, aunque creo que había alguien muy distraído, aunque no lo encuentro. —Miré para todos lados a ver si alguien me para chungas.

     —¿Qué haces?

     —Buscando al pobre necesitado hijo de Drácula.

     —¿Qué haces, hermana? 

     Me sobresalté y miré a Emilia.

     —Buscando un vampiro que estudia con nosotros, que no ha visto la luz desde hace un millón de siglos —le dije indiferente.

     —¿Vampiro?, ¿a qué te refieres? 

     Lo sabía, no habla mi idioma.

     —Más bien a "quién" se refiere —comentó Alicia.

     —¿Eh?, bueno... ¿Has visto a Jake?

     —A mí no me preguntes del cuatro ojos.

     —No hagas eso, Jane, si se conocieran tal vez...

     —Pues, no sabes cómo es él verdaderamente, se pasó con una porrista y creo que ya tiene VIH, será muy tranquilito porque tiene lentes y toda esa vaina.

     —¿De dónde sacaste esa información? —Emilia arqueó una ceja.

     —Del mariguanero que está allá, yo le creo a ese pana, aunque a veces olvida mi nombre y el suyo.

     —Oh, hasta que te encuentro, Emilia, ¿tienes alguna duda en matemáticas?, ¿te ayudo? —preguntó Jake, pero solo recibió a una Emilia que no puede mirarlo a la cara sin querer reírse—. ¿Qué te pasa, Emili?

     —No, gracias, prefiero que me enseñe Vetonica, muchas gracias, adiós.

     Vaya velocidad en la que se fue.

     —¿Qué le hiciste? —me mira con ojos entrecerrados.

     —¿Yo?, ¿acaso piensas que fue mua? —Mi francés salió del culo, pero es lo que hay.

     —¿Quién más?, sabes cómo manipular a la gente.

     No soy manipuladora, no es mi culpa que la mayoría de ellos se lo crean todo, sobre todo Víctor, si le digo que fumé, me cree.

     —Está bien, está bien, no es nada personal, pero le dije que eras un mirador de traseros y que tienes VIH siendo muy joven y que lo conseguiste por tirarte a varios aprendices, ya sabes...pss normal.

     Él me miró con rabia y con las mejillas coloradas, admito que se ve tierno cuando se sonroja, tal vez su cara de niño tiene algo que ver.

     —¡¿Por qué dijiste eso?! 

     Vaya, primera vez que veo que Jake se enoja tanto así, si el fin del mundo se acerca, que se trague a la camada de imbéciles que me tocó por hermanos.

     —Bueno... a ver ¿cómo te explico? —Me hacía la que pensaba mucho hasta que...—. Es porque ayer me pisaste mi pobre cuerpecito y no dijiste un perdón, y creo que me quebraste varias costillas.

     —¿Era solo por esa tontería? 

     —Oye, ni siquiera pediste perdón, obviamente me voy a enojar.

     —Bien, será mejor que le enseñes matemáticas y le expliques que solo fue una broma.

     —Ella lo sabe, idiota, ¿acaso no tienes sentido del humor? Además, ¿por qué yo tengo que enseñarle matemáticas?

Rodeada de idiotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora